William Cameron Townsend: lingüista, educador y promotor de la traducción de la Biblia a lenguas minoritarias.
Nació en California en 1896 durante el período económico difícil que vino después del “pánico de 1893”, y vivió en la pobreza al principio de su vida. Fue criado en la Iglesia Presbiteriana y, después de terminar el bachillerato, ingresó en el Occidental College, una universidad presbiteriana de Los Ángeles.
William Cameron Townsend fue un hombre de fuertes convicciones. Su liderazgo en estas organizaciones fue muy marcado, y a veces objeto de polémica. Fue un misionero que nunca se adaptó por completo al estilo que esperaban la mayoría de sus colaboradores y patrocinadores. Aunque nunca se puso en duda su fe, muchos líderes evangélicos no estaban muy de acuerdo con sus métodos. Sin embargo, Billy Graham se refirió a él como “el misionero más grande de nuestro tiempo”. Cuando Cameron murió en 1982, Rafael Winter, del Centro de Estados Unidos para las Misiones del Mundo, lo puso a la altura de William Carey y de Hudson Taylor como uno de los tres misioneros más destacados de los últimos dos siglos.
Cam se enfocó en estudiar, trabajar para sostener sus estudios y tomar decisiones importantes para su vida. Entre otras decisiones, la de estudiar para Pastor en el Seminario, aquella fue una noticia recibida con entusiasmo por su familia, pero la realidad es que el futuro era incierto debido a la guerra mundial.
El visionario líder del Movimiento de Estudiantes Voluntarios, John R. Mott, visitó el lugar de estudios de Cam y desafió a los estudiantes a dar sus vidas a la evangelización del mundo. Esto tuvo un gran impacto en el joven, el cual terminó uniéndose al Movimiento de Estudiantes Voluntarios (en inglés SVM), comprometiendo su vida a la Gran Comisión.
En su tercer año de estudios universitarios, la Casa Bíblica de Los Ángeles solicitó vendedores de Biblias, o colportores, para trabajar en la América Latina, nuevamente Cameron sintió el llamado a ese ministerio, hizo su solicitud y fue aceptado.
Sin embargo, también se había unido a la Guardia Nacional en 1917 y estaba preparado para servir a su país en la guerra. No obstante, fue a obedecer su compromiso de Movimiento de Estudiantes Voluntarios e ir al campo misionero en lugar del campo de batalla. Esta reconvención impactó a Cameron, quien finalmente terminó solicitando la baja para convertirse en misionero y recibió con sorpresa la aprobación de su oficial al mando. Esta sorpresa fue aún mayor cuando le dijo que él “haría mucho más bien vendiendo Biblias en América Central que disparándoles a los alemanes en Francia”.
Finalmente, Cameron, acompañado por un amigo de la universidad, salió para Guatemala en agosto de 1917 y así comenzó su carrera misionera de más de sesenta años. La venta de Biblias en América Central, donde había tan pocas, parecía al principio un ministerio que valía la pena realizar.
Después vio que sus esfuerzos eran en vano. La mayor parte de su obra era en zonas rurales remotas, donde vivían unos 200 000 indígenas cachiqueles. Estos no querían las Biblias en español y su propio idioma todavía no tenía escritura. Al viajar y familiarizarse con el idioma de ellos, sintió preocupación por esa gente, pero ellos reaccionaban con lentitud y parecían ofendidos por el esfuerzo de Cam por vender Biblias en castellano. Un día un indígena le dijo: “si tu Dios es tan inteligente, ¿por qué no habla nuestra lengua?”.
Esa simple pregunta hizo que dedicara los siguientes trece años de su vida a los indígenas cakchiqueles. Su meta fue aprender bien el idioma, darle forma escrita y al fin, lo más importante, hacer una traducción de las Escrituras. Como no tenía preparación en lingüística, Cam se enfrentó a muchos obstáculos al profundizar en el idioma cachiquel. Lo que lo llevó a la formación de un programa de preparación en lingüística.
Cameron Townsend junto a sus esposa y a dos mujeres indígenas en Guatemala / Foto: Wycliffe USA |
Cameron se casó con Elvira Malmstrom, una nueva misionera en Guatemala. Aunque Elvira fue una misionera competente y contribuyó mucho al ministerio evangelístico y de traducción entre los cachiqueles, le era difícil aceptar las frustraciones de la vida misionera. Buscó orientación psicológica durante una temporada que pasó en California pero con poco provecho. No obstante, su contribución a la obra continuó hasta su muerte en 1944, cuando todavía era muy joven.
Se instalaron en una comunidad cachiquel en la costa llamada Santa Catarina, y dedicaron mucho esfuerzo a la tarea de aprender este idioma que no tenía forma escrita, durante esos años aprendieron el idioma hasta el punto en que se pudo traducir la Biblia. También fundó el Instituto Bíblico Robinson que, con el respaldo financiero de fuentes estadounidenses, construyó un centro para la comunidad indígena que incluía una escuela, una clínica médica, un generador eléctrico, un centro de procesamiento de café y una tienda de suministros agrícolas.
En 1929, después de años de duro trabajo, Cameron terminó el Nuevo Testamento en cachiquel. Esto confirmó aún más a Cameron respecto a su idea sobre la necesidad de traducir la Biblia. Él quería traducir las Escrituras para otras tribus cuya lengua no tuviera escritura, pero los directores de la Misión Centroamericana pensaban que su deber era seguir edificando en la fe a los cachiqueles. Debido a estas diferencias de opinión, Cam renunció. En 1934 L. L. Legters y él fundaron el The Summer Institute of Linguistics, en Arkansas; una empresa relativamente organizada y sin exigencias que llegó a ser la organización misionera protestante e independiente más grande mundo (en tanto, Wycliffe Bible Translators, fue formado en Estados Unidos en 1942).
Townsend vio la verdadera conversión a Cristo como la salida definitiva para los pueblos indígenas, pero primero tuvo que confrontar la pregunta de por qué las misiones protestantes no atraían a muchos conversos indígenas y por qué las misiones católicas no habían logrado producir cristianos más ortodoxos.
La respuesta principal que encontró fue que los monolingües analfabetos no tenían acceso a las Escrituras. Muchos de ellos no sabían leer, e incluso los que sí sabían, no tenían la Biblia en un idioma que pudieran entender. Aunque el sincretismo heterodoxo era la norma en las comunidades indígenas, el clero católico rechazó la traducción de la Biblia por temor a la exégesis negativa. En tanto, las misiones protestantes se habían centrado en los superintendentes ladinos de habla hispana en lugar de en los hablantes de lenguas indígenas minoritarias.
Finalmente, Townsend desarrolló una filosofía de misión que buscaba producir congregaciones cristianas basadas en la Biblia, autosuficientes y dirigidas por indígenas. Creía que si se lograba este objetivo, también podría contribuir a una reestructuración positiva de las instituciones culturales que podría conducir a una sociedad más justa. Para promover eso, incluyó varios programas paralelos junto con la traducción de la Biblia con la meta de proporcionar conocimientos y habilidades previas a las comunidades indígenas.
Un paso muy importante hacia este objetivo fue el desarrollo de grupos de aborígenes que sabían leer y escribir, primero en su propio idioma y luego también en español, y ayudarlos a producir una traducción de al menos el Nuevo Testamento y partes clave del Antiguo Testamento en su lengua materna, pues Townsend creía firmemente que si las Escrituras cristianas se traducían bien y se entendían bien, tenían el poder de mejorar a las personas y a la sociedad. A menudo decía que la Biblia en el idioma del pueblo era el mejor misionero de todos, porque nunca se enfermaba, nunca tomaba licencia y nunca sonaba como un extranjero.
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