Sabemos que la posición del hombre ante Dios es la de un pecador. Dios siempre ha conocido la condición del hombre, pero ¿conoce el hombre su propia condición? Lamentablemente, no. Por causa de que el hombre no está consciente del pecado, necesitamos la función de la ley.
¿Qué es la ley?
La ley no solamente se refiere a la ley mosaica, también se refiere a la condición para la comunión entre Dios y el hombre. Es la demanda de Dios para con el hombre, lo que Dios quiere que el hombre haga para Él, que cumpla para Él.
¿Es el hombre salvo por las obras de la ley?
Todo el mundo dice que debemos hacer el bien antes de que Dios nos salve. Si ponemos esto en términos bíblicos, significa que debemos tener las obras de la ley a fin de ser salvos. Aquellos que dicen esto han cometido dos grandes errores.
1. El primer gran error: no saber lo que el hombre es.
El hombre no sabe lo maligno que es él; no sabe que es carnal. Por causa de que el hombre es carnal, todo lo que haga es pecaminoso y maligno. Hay tres cosas en él que nunca cambian: su conducta, su lujuria y su voluntad. Puesto que la conducta del hombre está en contra de Dios, su lujuria lo provoca a pecar y su voluntad se rebela contra Dios, de ninguna manera puede hacer las obras de la ley y ser obediente a Dios. Por lo tanto, es imposible que el hombre satisfaga las demandas de Dios por medio de la justicia de la ley.
2. El segundo gran error: no conocer la intención que tuvo Dios al dar la ley.
El hombre cree que puede ser salvo por las obras de la ley porque nunca ha leído la Biblia ni ha visto la luz o la revelación divina. Nunca ha entendido el deseo y la intención de Dios. Nunca ha entendido la manera de ser salvo. La ley fue dada por Dios, así que tenemos que preguntarle a Dios acerca de su función. Una vez que Dios nos explique su intención al dar la ley, sabremos si el hombre puede ser salvo por las obras de la ley o no. Por lo tanto, debemos dedicar cierto tiempo para escudriñar la Biblia acerca de este asunto. Debemos ver cómo se introdujo la ley, paso por paso. Tenemos que ver históricamente por el registro bíblico por qué Dios le dio al hombre la ley.
La ley no fue el propósito original de Dios.
El pecado estaba presente y era real en el mundo, pero el hombre no sabía que el pecado estaba aquí sino hasta que vino la ley de Dios. Dios puso la carga de la ley para que el hombre viera si podía cumplirla o no. Para entonces el pecado interior fue manifestado como transgresiones. Sólo después de que el hombre transgredió, confesaría que realmente tenía pecado. La ley fue algo agregado para satisfacer una necesidad temporal. No era parte de la intención original de Dios.
El pecado está siempre dentro del hombre, pero no se convierte en transgresión sino hasta que se lleva a cabo. Tiene que haber algo para transgredir antes de que haya posibilidad de transgresión.
Dios no nos dio la ley con la intención de que la guardáramos. Dios nos dio la ley para que la transgrediéramos. Esta puede ser la primera vez que muchos de ustedes escuchan semejante palabra, y tal vez les parezca extraña. Dios ya sabe que usted tiene pecado. Dios sabe esto; pero usted no lo sabe. Por lo tanto, Dios le ha dado la ley para que la transgreda, a fin de que usted se conozca. Dios sabe que usted no es bueno, pero usted se cree bueno. Por lo tanto, Dios ha dado la ley. Después de que usted la transgrede una, dos, muchas veces, usted dirá que tiene pecado. La salvación no vendrá a usted sino hasta entonces. Sólo cuando usted admite que no puede seguir adelante, que es imposible continuar conduciéndose en tal manera, estará dispuesto a recibir al Señor Jesús como su Salvador. Sólo entonces estará usted dispuesto a recibir la gracia de Dios.
Por lo tanto, la ley no nos hace cometer cosas que no hemos hecho antes; la ley sólo expone lo que ya está en nosotros. Por eso digo que Dios le dio al hombre la ley no para que la guardara, sino para que la quebrara. Tampoco la ley le da al hombre la oportunidad de transgredir; más bien, la ley le muestra al hombre que él transgredirá. La ley le permite al hombre ver lo que Dios ya ha visto.
Recuerden que Dios dio la ley sólo por una razón: para mostrarles que ustedes siempre han estado llenos de pecado. Debido a que no han visto su propio pecado, actuaron orgullosamente. La ley vino para ponerlo a prueba. Ahora el pecado está vivo, la ley está viva, y usted está muerto. Originalmente el pecado estaba muerto y usted estaba bien, pero ahora que la ley ha venido no puede evitar pecar. El problema es que el ser del hombre es carnal, y debido a que el hombre es carnal, su voluntad es débil, su conducta es rebelde, y sus deseos son sucios.
Podemos ver la función de la ley aquí. La ley es como un termómetro. Un termómetro no le dará fiebre. Pero si tiene fiebre, el termómetro seguramente la manifestará. La ley no hará que usted peque, pero si usted tiene pecados, la ley de Dios le mostrará inmediatamente que usted es un pecador.
No fue sino hasta que todo el mundo vio que eran pecadores y que estaban desahuciados, que envió al Señor Jesucristo el cual Dios prometió. Aun si Dios hubiese dado la salvación más temprano, el hombre no lo habría tomado. El hombre no quiere la gracia de Dios, pero debido a que el hombre tiene transgresiones y está desahuciado, posiblemente reciba la gracia de Dios.
¿Por qué la ley tiene un mediador? Porque en la ley existe el lado de Dios y el lado del hombre. El hombre tiene que hacer ciertas cosas para Dios antes de que éste haga ciertas cosas para el hombre. Entonces, un mediador servirá como testigo entre las dos partes. La ley establece cuál es la responsabilidad de Dios para con el hombre y cuál es la responsabilidad del hombre para con Dios. Si alguna de las partes falla, todo se pierde.
En la promesa y en la gracia, no se menciona nuestra parte, sólo la de Dios. En la promesa, no hay nada que nos implique, nada que dependa de lo que seamos, si hacemos el bien o no. No tiene nada que ver con nosotros; lo que somos no es problema. Gracias a Dios que la promesa tiene sólo un lado.
La ley y la promesa pueden parecer contradictorias en naturaleza, pero en las manos de Dios no son contradictorias en ningún sentido. La ley fue usada por Dios para llevar a cabo Su propósito. Sin la ley, la promesa de Dios no se habría cumplido.
Si un hombre pudo obtener justicia por la ley, él podría tener vida por medio de la ley. Sin embargo, el hombre no puede hacer esto. Por lo tanto: "La Escritura lo encerró todo bajo pecado". ¿Qué utilizó Dios para encerrarnos a todos? El usó la ley. Cualquiera que es encerrado por la ley debe admitir que es un pecador. Dios encierra todo bajo pecado "para que la promesa que es por la fe en Jesucristo fuese dada a los que creen". ¡Aleluya! La ley de Dios es algo que Él usa para salvarnos. No es algo que Dios use para condenarnos.
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