La Disciplina de Dios | Serie Rut - Parte 2

La disciplina de Dios
"Aconteció en los dias que gobernaban los jueces, que hubo hambre en la tierra. Y un varón de Belén de Judá fue a morar en los campos de Moab, él y su mujer, y dos hijos suyos. El nombre de aquel varón era Elimelec, y el de su mujer, Noemí; y los nombres de sus hijos eran Mahlón y Quelión, efrateos de Belén de Judá. Llegaron, pues, a los campos de Moab, y se quedaron allí." (Rut 1:1-2).
Unos 1200 años antes de Cristo, durante los días difíciles de los Jueces, cuando no había rey en Israel y cada uno hacía lo que bien le parecía (Jue. 21:25), un hombre llamado Elimelec nació en Belén. Aunque el pueblo de Israel se había apartado de Dios, los padres de Elimelec mantuvieron su fe en Jehová porque a pesar de la idolatría que prevalecía en ese tiempo llamaron a su hijo "Elimelec", que significa "Dios es rey".

La historia de Rut comenzó cuando "hubo hambre en la tierra" (v.1). No sabemos a qué se debió la hambruna, pero lo más probable es que fue una manifestación del juicio de Dios. Siglos antes, cuando Israel entró a la tierra de Canaán, Dios prometió bendecir a Su pueblo, supliendo sus necesidades materiales.
"Bendito serás tú en la ciudad y bendito tú en el campo. Bendito el fruto de tu vientre, el fruto de tu tierra, el fruto de tus bestias, la cría de tus vacas y los rebaños de tus ovejas. Benditas serán tu canasta y tu artesa de amasar... Te abrirá Jehová Su buen tesoro, el cielo, para enviar la lluvia a tu tierra en su tiempo, y para bendecir toda obra de tus manos". (Dt. 28:3-5, 12)
Sin embargo, en los días de Elimelec no había esas bendiciones. A falta de lluvia, las cosechas se perdieron y los animales murieron de hambre y sed. La hambruna que afectó la tierra de Judá señalaba la disciplina de Dios tal como lo advirtió en los días de Moisés, diciendo: "los cielos que están sobre tu cabeza serán de bronce, y la tierra que está debajo de ti, de hierro. Dará Jehová por lluvia a tu tierra polvo y ceniza; de los cielos descenderán sobre ti hasta que perezcas" (Dt. 28:23-24). Aunque el texto no lo dice explícitamente, el contexto indica que durante el tiempo de los jueces el pueblo de Dios se había apartado de Él y estaban sirviendo a otros dioses (ver Jue. 2:11-14). A tal deshonra, Dios disciplinó a Su pueblo con la falta de lluvia.

La hambruna fue tan severa que aun afectó la región de Belén. Es interesante notar ese detalle, porque el nombre "Belén" ('Bet lehem') significa "casa de pan". La tierra alrededor de Belén era fértil y producía trigo en abundancia, con el que hacían el pan para toda la región. Por lo tanto, si la hambruna llegó a la "casa de pan" la situación era realmente crítica.

La pregunta que Elimelec tuvo que enfrentar fue qué hacer en ese momento. Por honor a su nombre, debió haber consultado a Jehová, el Rey de Israel; pero no lo hizo. En vez de buscar la voluntad de Dios, Elimelec decidió abandonar la tierra de Jehová e ir "a morar en los campos de Moab" (v.1b), llevando a su esposa y a sus dos hijos con él (v.1c).

En tiempos difíciles, antes de reaccionar consideremos la posibilidad que aquello sea la disciplina de Dios. En lugar de buscar una solución humana para el problema busquemos la solución divina. Elimelec pudo haber evitado mucho sufrimiento si hubiera buscado la dirección de Dios en lugar de tomar la decisión de ir a la tierra de Moab. Dios nos ayude a aprender de su error.

La tierra de Moab quedaba al otro lado del río Jordán y la frase, "los campos de Moab", señala la región que estaba al frente de Jericó (ver Nm. 22:1). Era una zona fértil y obviamente no había hambruna allí. Los moabitas, a pesar de ser descendientes de Lot (Gn. 19:36-37), eran paganos y adoraban al dios Quemos (Jer. 48:13). Es triste reconocer que en la tierra donde ese ídolo era honrado hubo abundancia de pan mientras que en la tierra donde Jehová era adorado había escasez.

Cuando el creyente comete pecado y experimenta la disciplina de Dios en cierta manera deshonra a Dios. Esta es la misma figura con Israel cuando Dios tuvo que enviar a la nación al exilio y tanto los asirios como los babilonios se jactaron, diciendo que sus dioses eran más poderosos que Jehová, el Dios de Israel. Reflexionemos sobre nuestras vidas. ¿Estamos deshonrando a Dios por la falta de bendición en nuestras vidas, fruto de Su disciplina? Pidamos a Dios perdón y comprometámonos a dejar el pecado y volvamos a la bendición de Dios.


Fuente: Publicado originalmente por Grupo Editorial PleromaDabar con el título La Novia de Cristo Comentario Bíblico sobre el libro de Rut © 2018 por Alex Donnelly.

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