Dios es Incomprensible, pero Conocible.
La Iglesia Cristiana confiesa, por una parte, que Dios es el Incomprensible, y por la otra que puede ser conocido, y que conocerlo es un requisito absoluto para ser salvo. Admite la fuerza de la pregunta de Sofar: "¿Descubrirás tú los secretos de Dios? ¿Llegarás tú a la perfección del Todopoderoso?", Job 11:7. Y siente que no encuentra respuesta a la pregunta de Isaías: "¿A qué, pues haréis semejante a Dios, o qué imagen le compondréis?" Isaías 40:18. Pero al mismo tiempo tiene presente la declaración de Jesús: "Y esta es la vida eterna: Que te conozcan a ti, El único Dios verdadero y a Jesucristo a quien has enviado" Juan 17: 3. La Iglesia Cristiana se regocija en el hecho de que "El Hijo de Dios ha venido y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero, en su Hijo Jesucristo". 1ª Juan 5: 20. Las dos ideas reflejadas en estos pasajes se mantuvieron siempre, una al lado de la otra en la Iglesia Cristiana. Los Padres de la Iglesia primitiva hablaron del Dios invisible como de un Ser que no fue engendrado, inefable, eterno, incomprensible e inmutable.
Las mismas ideas generales fueron expresadas por los Reformadores. Lutero habla repetidamente de Dios como del "Deus Absconditus" (el Dios escondido) para distinguirlo del "Deus Revelatus" (el Dios revelado). En algunos pasajes hasta habla del Dios revelado, como que aún está escondido, en vista del hecho de que no podemos conocerlo plenamente ni siquiera por medio de su revelación especial. Calvino consideraba que para el hombre es imposible investigar las profundidades del Ser de Dios, "Su esencia", dice, "es incomprensible de tal manera que su divinidad escapa completamente a los sentidos humanos".
Los reformadores no negaban que el hombre puede saber algo de la naturaleza de Dios por medio de la creación, pero afirmaban que el hombre puede adquirir el verdadero conocimiento de Dios únicamente por la revelación especial, bajo la iluminadora influencia del Espíritu Santo.
La teología Reformada afirma que Dios puede ser conocido, pero que es imposible que el hombre alcance un conocimiento exhaustivo y perfecto de Dios en todo sentido. Alcanzar tal conocimiento equivaldría a comprender a Dios y esto ya queda fuera de nuestro asunto: "Finitum non possit capere infinitum". Además, el hombre en el sentido propio de lo que es definir, no puede dar de Dios una definición, sino tan sólo una descripción parcial. Una definición lógica es imposible porque Dios no puede ser clasificado bajo una categoría superior.
Al mismo tiempo, la teología Reformada afirma que el hombre puede obtener un conocimiento perfectamente adecuado acerca de Dios, para la realización del propósito divino en la vida del hombre. Sin embargo, el verdadero conocimiento de Dios sólo puede adquirirse mediante la divina revelación que de sí mismo ha hecho Dios, y lo adquirirá solamente quien acepte esa revelación con la fe de un niño.
La revelación que Dios hace de Sí mismo, es requisito de todo conocimiento de Dios.
El conocimiento de Dios, lo comunica al hombre Él mismo Dios.
El hombre puede conocer a Dios únicamente hasta donde Dios se hace conocer. Dios ocupa el primer lugar entre los seres que le comunican conocimiento al hombre y puede convertirse en objeto de estudio para el hombre sólo hasta donde éste se apropia y refleja el conocimiento que se le proporciona por medio de la revelación. Sin la revelación el hombre jamás habría sido capaz de adquirir el menor conocimiento de Dios. Y no obstante que Dios se ha revelado objetivamente, no es la razón humana la que descubre a Dios, sino Dios quien a sí mismo se descubre ante el ojo de la fe. Sin embargo, por la aplicación de la santificada razón humana al estudio de la Palabra de Dios, el hombre puede, bajo la dirección del Espíritu Santo adquirir un siempre creciente conocimiento de Dios.
La teología no sería posible sin la revelación hecha por Dios mismo: Y cuando hablamos de revelación usamos el término en el estricto sentido de la palabra. No es algo en lo que Dios se mostrara pasivo, un mero "manifestarse" sino algo en lo que activamente se da a conocer, a un acto de sobrenatural comunicación de sí mismo, un definido acto ejecutado por el Dios Viviente. Nada hay de sorprendente en el hecho de que Dios solamente pueda ser conocido si le place revelarse, y hasta dónde le place revelarse. Todo nuestro conocimiento de Dios, se deriva de la revelación que Dios ha hecho de Sí mismo en la naturaleza y en la Santa Escritura.
La Revelación General y la Especial.
La Biblia da testimonio de una doble revelación de Dios: una revelación tanto en la naturaleza que nos rodea, como en la conciencia humana y en el providencial gobierno del mundo. La otra revelación se encuentra incorporada en la Biblia como Palabra de Dios. Esta da testimonio de la primera en pasajes como los siguientes: "Los cielos cuentan la gloria de Dios y la expansión denuncia la obra de sus manos. El un día emite palabra al otro día, y la una noche a la otra noche declara sabiduría" Sal. 19: 1, 2. "Si bien no se dejó a sí mismo sin testimonio, haciendo bien, dándonos lluvias del cielo y tiempos fructíferos, hinchiendo de mantenimiento y de alegría nuestros corazones". Hechos 14: 17. "Porque lo que de Dios se conoce, a ellos es manifiesto, porque Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de Él, su eterna potencia y divinidad, se echan de ver desde la creación del mundo, siendo entendidas por las cosas que son hechas; de modo que son inexcusables". Rom. 1: 19, 20.
De la otra forma de revelación hay abundante evidencia tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. "Jehová protestaba entonces contra Israel y contra Judá, por mano de todos los profetas, y de todos los videntes diciendo: Volveos de vuestros malos caminos y guardad mis mandamientos y mis ordenanzas, conforme a todas las leyes que prescribí a vuestros padres, y que os he mandado por mano de mis siervos los profetas". II de los Reyes 17:13. "Sus caminos notificó a Moisés, y a los hijos de Israel sus obras". Sal. 103:7. "A Dios nadie le vio jamás; el Unigénito Hijo que está en el seno del Padre, Él le declaró", Juan 1:18. "Dios, habiendo hablado muchas veces y en muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo". Hebreos 1: 1, 2.
Fundándose sobre estos datos bíblicos se acostumbra hablar de revelación natural y de revelación sobrenatural. Aplicada esta diferencia a la idea de revelación indica fundamentalmente una distinción que se basa en la manera en que dicha revelación llega al hombre; pero en el curso de la historia. también se ha fundado parcialmente sobre la naturaleza de su contenido. El modo de la revelación es natural cuando se nos comunica por medio de la naturaleza, es a saber, por medio de la creación visible con sus leyes y poderes ordinarios. Y es sobrenatural cuando se le comunica al hombre en forma. superior y extraordinaria, como cuando Dios le habla, sea directamente o por medio de mensajeros capacitados en forma sobrenatural. El contenido de la revelación se ha considerado como natural si puede adquirir por medio de la razón humana aplicada al estudio de la naturaleza, y se considera sobrenatural cuando no lo revela ni la naturaleza, ni la razón por sí misma.
Sin embargo, una distinción más común que gradualmente ha ganado actualidad, es la conocida como revelación general y especial. El Dr. Warfield señala la distinción entre estas dos, de la manera siguiente: "La primera, generalmente, se dirige a todas las criaturas inteligentes y por tanto gozan de ella todos los hombres; la segunda se dirige a una clase especial de pecadores, a los cuales Dios quiere hacer reconocer su salvación. La primera tiene por objeto reconocer y satisfacer la necesidad natural de las criaturas de conocer a su Dios; la segunda, rescatar del pecado y sus consecuencias a los caídos y deformados pecadores".
La revelación general se fundamenta en la creación, se dirige al hombre como hombre, y más particularmente a la razón humana, encontrando su designio en la comprensión de la finalidad de la creación que Dios hizo, que no puede ser otra que conocer a Dios y gozar de comunión con Él. La revelación especial se fundamenta en el plan redentor de Dios, se dirige al hombre como pecador; sólo mediante la fe puede ser adecuadamente entendida y poseída, y sirve al designio de asegurar la finalidad para la cual el hombre fue creado, y esto a pesar del desorden producido por el pecado. Contemplando el plan eterno de redención, puede decirse que esta revelación especial no fue el producto de un pensamiento posterior, sino que estuvo en la mente de Dios desde el principio.
La Biblia atestigua y prueba la revelación de Dios. Igual cosa puede decirse de la predicación del evangelio, aunque en un sentido subordinado. Pero cualquiera que sea la mediación por la cual la palabra de Dios llegue al hombre en el momento existencial de su vida, siempre la reconoce el hombre como palabra hablada directamente a él y que desciende perpendicularmente de lo alto. A tal reconocimiento se llega por la operación especial del Espíritu Santo que pudiera llamarse testimonio del Espíritu al individuo. La revelación de Dios fue dada una vez por todas) en Jesucristo: en su encarnación, en su muerte y en su resurrección. Dios continúa hablando a individuos pecadores en el momento existencial de sus vidas por la revelación en Cristo, mediante la Biblia y la predicación.
Etiqueta:
Teología