Relación entre el Ser y los Atributos de Dios | Doctrina de Dios | Lección 3

Relación entre el Ser y los Atributos de Dios

El Ser de Dios.

La Biblia nunca presenta un concepto abstracto de Dios, sino que lo describe siempre como el Dios Viviente, que entra en diversas relaciones con sus criaturas, relaciones que denuncian otros tantos diferentes atributos de Dios. Una indicación de la verdadera esencia de Dios se encuentra en el nombre Jehová que según la interpretación dada por Dios mismo, significa, "Yo Soy el que Soy". Fundándose en este pasaje la esencia de Dios se encontraría en el mismo hecho de ser es decir, en la existencia abstracta, que interpretada significa, existir por sí mismo, permanecer en uno mismo, o gozar de absoluta independencia. Repetidamente se cita otro pasaje que contiene una indicación de la esencia de Dios, y que es lo que más se acerca a una definición bíblica; es a saber Juan 4:24: "Dios es Espíritu, y los que lo adoran necesitan adorarlo en Espíritu y en verdad".

Esta afirmación de Cristo indica claramente la espiritualidad de Dios. Las dos ideas que se derivan de estos pasajes, ocurren repetidamente en la teología para definir la esencia del Ser de Dios. En general debe decirse que la Escritura no exalta un atributo de Dios a expensas de los otros, sino que los presenta, dando la impresión de que existen en perfecta armonía en el Ser divino. Es verdad que a veces se insiste sobre uno, y en otras sobre otro, pero la Escritura claramente intenta dar el debido énfasis a cada uno de los atributos divinos.

El Ser de Dios se caracteriza por una profundidad, plenitud, variedad y gloria que sobrepasa toda nuestra comprensión, y la Biblia lo presenta como un todo gloriosamente armónico sin ninguna inherente contradicción. Y esta plenitud de vida no encuentra otra manera posible de expresión que en las perfecciones de Dios. Las palabras de la Confesión Belga son muy características: "Todos creemos con el corazón y confesamos con la boca que hay un Ser, único, simple y espiritual, al que llamamos Dios".

Posibilidad de conocer el Ser de Dios.

Preguntamos, pues, ¿qué es Dios? ¿Cuál es la naturaleza de su íntima constitución? ¿Qué es lo que le hace ser lo que es? Para contestar convenientemente esta pregunta tendríamos que ser capaces de comprender a Dios y de poder dar una explicación de su Ser Divino, y esto es completamente imposible. Lo finito no puede comprender a lo infinito. La pregunta de Sofar: ¿Alcanzarás tú el rastro de Dios? ¿Llegarás tú a la perfección del Todopoderoso? (Job 11:7). Aparte de la revelación de Dios en sus atributos no tenemos conocimiento alguno del Ser de Dios. Pero hasta donde Dios se revela en sus atributos también podemos conocer algo de su Ser Divino, aunque en eso nuestro conocimiento está sujeto a nuestras limitaciones humanas.

Lutero usa algunas fortísimas expresiones hablando de nuestra incapacidad para conocer siquiera algo del Ser o de la esencia de Dios. Por una parte hace distinción entre el Deus absconditus (el Dios escondido) y el Deus revelatus (el Dios revelado); pero por otra parte también afirma que al conocer al Deus revelatus solamente lo conocemos en su inaccesible ocultamiento. Con esto da a entender que hasta en su revelación no se ha manifestado enteramente como es en su esencia, sino que ésta todavía permanece cubierta de impenetrable oscuridad. Conocernos a Dios solamente hasta donde nos lo permiten sus relaciones con nosotros.

También Calvino se refirió a la divina esencia, como incomprensible. Sostenía que Dios, en la profundidad de su Ser, está fuera de nuestro alcance. Aunque Calvino siente que Dios no puede ser conocido a la perfección, no niega que podemos conocer algo de su Ser o naturaleza. Pero este conocimiento, solamente puede mediante los atributos a los cuales Calvino reconoce como positivas confirmaciones de la naturaleza de Dios. Ellos nos proporcionan al menos algún conocimiento de lo que es Dios, pero muy especialmente de lo que es en relación con nosotros.

No podemos conocerlo en forma absoluta y exhaustiva, pero indudablemente podemos tener un conocimiento relativo o parcial del Ser divino. Es perfectamente cierto que este conocimiento de Dios es posible solamente porque El se ha colocado en ciertas relaciones con sus criaturas morales, se ha revelado a ellas, y aunque este conocimiento está humanamente condicionado, es, no obstante, conocimiento real y verdadero, y cuando menos es un conocimiento parcial de la naturaleza absoluta de Dios.

Hay diferencia entre conocer absolutamente a un Ser absoluto, y conocerlo relativa o parcialmente. No viene al caso afirmar que el hombre solamente conoce las relaciones en que Dios se presenta a sus criaturas. Sería del todo imposible tener un conocimiento adecuado de estas relaciones sin conocer algo, a la vez, de Dios y del hombre. Decir que no podemos saber nada del Ser de Dios, sino únicamente sus relaciones, equivale a decir que en nada lo conocemos y que, por tanto, no lo podemos hacer objeto de nuestra devoción. Dice el Dr. Orr: "Podríamos no conocer a Dios en la profundidad de su Ser absoluto. Pero al menos podemos conocerlo hasta donde se nos revela en sus relaciones con nosotros".

El asunto, por tanto, no se refiere a la posibilidad de conocer las profundidades del Ser de Dios, sino este: ¿Podemos conocer a Dios hasta donde llegan sus relaciones con el mundo y con nosotros? Dios ha entrado en relaciones con nosotros revelándonos y esto en grado superlativo en Jesucristo; y nosotros, los cristianos, humildemente confesamos que por medio de su propia revelación conocemos a Dios como el verdadero Dios, y tenemos información veraz de su carácter y voluntad.

El Ser de Dios revelado en sus Atributos.

De la simplicidad de Dios se sigue que Él y sus atributos son uno solo. Los atributos no pueden ser considerados como otras tantas partes que entran en la composición de Dios, porque Dios no está compuesto de varias partes como los hombres. Tampoco pueden considerarse como algo agregado al Ser de Dios, por más que el vocablo derivado de ad y tribuere, parecería que apunta en esa dirección; puesto que jamás podría añadirse algo al Ser de Dios, siendo que es eternamente perfecto. Se acostumbra decir en teología que los atributos de Dios son Dios mismo según se nos ha revelado.

En un sentido son idénticos, de modo que puede decirse que las perfecciones de Dios son Dios mismo como se nos ha revelado. Resulta posible ir todavía más lejos y decir con Shedd: "La esencia completa está en cada atributo, y cada atributo en la esencia", Y debido a la estrecha relación que atributos y esencia conservan recíprocamente, puede decirse que el conocimiento de los atributos incluye el de la Esencia divina. Sería un error concebir que la esencia de Dios existiera por sí misma antes de que existieran los atributos, y considerar a éstos como características aditivas y accidentales del Ser Divino. Son cualidades esenciales de Dios inherentes a la esencia de su Ser y que coexisten con Él. Estas cualidades no sufrirían alteración sin que también la sufriera el Ser de Dios. Y siendo todas ellas, cualidades esenciales, cada una nos revela algún aspecto del Ser de Dios.


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