Caerse al piso supuestamente inconsciente, hablar de manera incontrolable palabras sin sentido y sin coherencia, saltar, bailar y entrar en trances descontrolados al son de melodías musicales sensacionalistas, repetitivas y doctrinalmente pobres, de NINGUNA MANERA son manifestaciones de una vida llena del Espíritu.
Estas cosas, de hecho, son las maneras de adoración de los cultos paganos, y de las personas que, aun después de haberse convertido, quieren adorar al DIOS vivo y verdadero con sus antiguas formas paganas. DIOS exige no solo que lo adoremos solamente a ÉL, sino que también exige que lo adoremos cómo Él quiere que lo adoremos, de la manera que Él busca, no de la manera que nos gustaría a nosotros mismos.
Debemos adorarlo con entendimiento (1 Corintios 14:15), con temor y reverencia (Hebreos 12:28), con alegría y agradecimiento en nuestro corazón (Colosenses 3:16) y sin engaño (Mateo 15:8-9).
Huid de este tipo de ministerios sensuales y sensacionalistas, que reducen la sublime adoración del tres veces santo DIOS a una especie de concierto mundano que debe embriagar nuestros sentidos y llevarnos a un trance profundo donde perdemos el control de nuestros cuerpos y mentes. Eso es pura adoración pagana.
Sed santos, pues el DIOS verdadero de la Iglesia, es santo, y no tendrá por inocente a quienes le ofrecen fuego extraño que Él no ha pedido (Levítico 10).