¿Es injusto que Dios envíe personas al infierno? | A.W. Pink

¿Es injusto que Dios envíe personas al infierno? | A.W. Pink

A menudo se dice que sería injusto que Dios condenara a cualquiera de Sus criaturas descarriadas a la perdición eterna. Pero ¿quiénes somos nosotros para juzgar la justicia de las decisiones del Todo sabio? ¿Quiénes somos nosotros para decir lo que es consistente o inconsistente con la justicia de Dios? ¿Quiénes somos para determinar qué es lo que mejor vindicará la benevolencia o la equidad divina?

El pecado ha debilitado tanto nuestro poder de juicio justo, ha oscurecido nuestro entendimiento, ha embotado nuestra conciencia, ha pervertido nuestra voluntad, ha corrompido tanto nuestros corazones, que somos completamente incompetentes para decidir. Nosotros mismos estamos tan infectados y afectados por el pecado que somos del todo incapaces de estimar sus debidos méritos.

¡Imagínate una compañía de criminales juzgando la equidad y bondad de la ley que los había condenado! La verdad del asunto es -¡y cuán a menudo se pierde de vista!- que Dios no debe ser medido por estándares humanos.

Pero ¿nos hemos dado cuenta de que negar la justicia del castigo eterno es también repudiar la gracia de Dios? Si la miseria sin fin es injusta, entonces la exención de ella debe ser un derecho del pecador, y si es así, ¡su salvación nunca podría atribuirse a la gracia, que es un favor inmerecido!

Además, negar la justicia del castigo eterno es ir en contra de la conciencia cristiana, que testimonia universalmente que el castigo, y solo el castigo, es todo lo que cada uno de nosotros merece. Además, si el pecador ha despreciado y rechazado la felicidad eterna, ¿hay alguna razón por la que deba quejarse de la justicia de la miseria eterna? 

Finalmente, si hay un mal infinito en el pecado (y así es), entonces el castigo infinito es su recompensa debida.

* A.W. Pink (1886 - 1952), fue un teólogo, evangelista, predicador, misionero, escritor y erudito bíblico inglés, conocido por su firme postura calvinista y su gusto por las enseñanzas de las doctrinas puritana.

Fragmentos extraídos del libro “El castigo eternal”.

Publicar un comentario

0 Comentarios