El amor, la gracia y la misericordia de Dios

El amor de Dios


El Antiguo Testamento menciona varias veces que la salvación es de Jehová. Esto indica que la salvación no se origina en nosotros. Dios es el que quiere salvarnos. Si Dios no amara al hombre, no necesitaría salvarlo. El amor de Dios nos muestra la provisión de Dios. Debido a esto, existen la salvación y el evangelio.

El amor de Dios

Dios es amor. Dios ama al hombre. Y la expresión del amor de Dios está en la muerte de Cristo.

  • Dios es amor. La revelación más grande de la Biblia es que Dios es amor. Dios mismo, Su naturaleza y Su ser, es amor. Él no puede actuar de otra manera, Él ama, y al mismo tiempo, Él es amor. Esta es la revelación que el hombre más necesita.
  • De tal manera amó Dios al mundo. La frase “Dios es amor”, habla de Su naturaleza, y “de tal manera amó Dios al mundo” habla de Su acción. Dios mismo es amor; entonces, lo que proceda de Él debe ser amor.
  • Dios expresa su amor. El amor de Dios es manifestado en la muerte de Cristo. Debido a que somos pecadores e incapaces de salvarnos, Cristo vino para morir a fin de resolver por nosotros el problema del pecado. Su amor no es solamente un sentimiento dentro de Él. También es una acción, incluso una expresión y una manifestación.

La gracia de Dios

El amor es principalmente un sentimiento interno, mientras que la gracia es un hecho externo. Cuando el amor entra en acción, se convierte en gracia. Cuando la gracia vuelve a su sentimiento, es amor. Sin amor, la gracia no existe. La gracia existe porque el amor existe.

La misericordia de Dios

La Biblia también pone mucho énfasis en la misericordia. Sin amor, no habría misericordia. ¿En qué situación Él fue misericordioso para con nosotros? Él nos tuvo misericordia cuando estábamos muertos en pecados. Su misericordia está relacionada con nuestra angustiosa situación presente. 

¿Por qué la Biblia dice “mostrar misericordia” en vez de “dar misericordia”? Porque la misericordia no requiere nuestra acción. Pero por el otro lado, la gracia requiere alguna acción. Cuando obtenemos gracia obtenemos algo definido. Pero cuando recibimos misericordia, sólo se recibe; lo único que tenemos que hacer es recibir.

La naturaleza de la gracia

Lo que proviene del amor de Dios es la gracia. La gracia es nada menos que la gran obra de Dios cumplida gratuitamente en Su amor incondicional e ilimitado para el hombre desesperado, indigno y pecador. La gracia no representa las demandas de Dios, ni que Dios recibe la obra del hombre, sino que la gracia consiste en el hecho de que Dios hace su propia obra. Cuando Dios viene para hacer algo por y a favor del hombre, eso es gracia.

• La gracia de Dios no está relacionada a los delitos del hombre.

El hombre piensa que la gracia sólo puede ser recibida cuando no hay delito. Sin embargo, está totalmente equivocado. ¿Por qué? Porque el delito provee la mejor oportunidad para que la gracia opere. Sin el delito, la gracia no se puede manifestar. No solamente el delito es incapaz de detener la gracia, también es la condición necesaria para que la gracia se manifieste. Puesto que el hombre es pecador, necesita gracia. Así que, el pecado no disuade. Por el contrario, presenta una oportunidad.

Romanos 5:20 dice: “Mas donde el pecado abundó, sobreabundó la gracia”. La Palabra de Dios nos muestra que donde el pecado está, también hay gracia. El hombre tiene el extraño pensamiento que para recibir gracia, él debe estar sin pecado y delito. Pero no hay tal cosa. Si no tenemos ningún delito, no necesitamos que Dios haga nada para nosotros, y como resultado, no necesitamos la gracia de Dios. Pero por causa de nuestros pecados y problemas, Él tiene que venir y resolver nuestros problemas.

La gracia de Dios no está relacionada a los logros del hombre.

Si la gracia de Dios estuviera relacionada a los logros del hombre, la naturaleza de la gracia se perdería inmediatamente. Tan pronto aparecen los logros, tiene que haber recompensa y la gracia queda excluida. Si no es gratuito, no es gracia. Si no es dada sin razón y causa, y como un regalo, no es gracia. Si hay alguna razón o causa envuelta, si incluye un precio, o si hay algo de obra, el asunto de recompensa aparece inmediatamente porque Dios es justo. Una vez que la recompensa aparece, la naturaleza de la gracia se pierde.

La salvación consiste en que Dios saca a un pecador del fango del pecado y lo lleva hasta la gloria. La gracia consiste en que Dios da al hombre lo que no merece. La gracia de Dios no da al hombre más de lo que merece o algo mejor de lo que merece. Gracia simplemente radica en que Dios le da al hombre lo que él no debería tener y no merece.

La gracia de Dios no está relacionada a las responsabilidades del hombre.

La gracia de Dios no puede estar nunca atada a las responsabilidades del hombre. Muchos piensan que la salvación es por gracia, pero que mantener la salvación es por mérito y obra nuestra. Si la salvación puede ser quitada, ¿sigue siendo gracia? Puesto que la salvación se obtiene gratuitamente también se preserva gratuitamente, no está relacionado a nuestra responsabilidad.

He escuchado muchas veces que debemos hacer el bien y devolver la gracia de Dios. Esta palabra es muy contradictoria. Si hay devolución, no hay gracia. Y si hay gracia, no hay necesidad de devolver. Gracias al Señor que en todo el NT nunca se habla de devolver algo. El problema recae sobre la mente legalista del hombre. En todo él piensa de negociar y de ser legal. Incluso el asunto de la salvación lo ve desde una perspectiva negociable. Si hoy obramos, servimos al Señor, sufrimos vituperio, o llevamos la cruz, no es porque queremos devolver Su gracia; es porque lo amamos. Lo que Él me ha dado me lo da gratuitamente, y lo que yo le doy también se lo doy gratuitamente.

¡Aleluya! No existen los delitos, los logros o las responsabilidades. La salvación es nada menos que Dios para mí. No es yo para Dios. Gracia es lo que Dios ha hecho por mí. No es lo que yo haya hecho para Dios, 

¿Ha notado cómo los discípulos estuvieron con el Señor por tres años y medio y sin embargo aún eran tan necios al final cuando discutían acerca de quién era el mayor entre ellos? Sin embargo, la Biblia dice que el Señor, habiendo amado a los Suyos, los amó hasta el fin (Jn 13:1). Gracias al Señor que todo depende de Él. Si fuese por su amor, si usted tuviera que confiar en usted, sería como poner un candelero en un bote y dejarlo navegar en mar tormentoso. Usted se puede imaginar lo inestable que eso sería. Gracias a Dios que todo es gracia. Todo depende de Él. Que Dios nos conceda conocer las características de la gracia del Señor Jesús.

Publicar un comentario

Gracias por comunicarte con nosotros.

Artículo Anterior Artículo Siguiente