Universalismo | R. C. Sproul

Universalismo, teologia, rc sproul, cristianos

El primer error (Segundo/Tercero) importante que lleva a un falso sentido de seguridad de la salvación es el universalismo. El universalismo enseña que todo el mundo es salvo y va al cielo. Si una persona está convencida de esta doctrina de la salvación, un simple silogismo la llevará de la doctrina de la salvación universal a la seguridad en cuanto a su destino:

Premisa 1: todas las personas se van al cielo.
Premisa 2: yo soy una persona.
Conclusión: por lo tanto, yo me iré al cielo.

La mayor controversia en la historia de la iglesia ocurrió en el siglo XVI entre la Iglesia Católica Romana y los protestantes reformados sobre la cuestión de cómo ocurre la justificación. El asunto era si la justificación es por la sola fe o por algunos otros medios. Pero hoy la justificación por la sola fe no es la postura predominante en nuestra cultura. Es más bien la doctrina de la justificación por la muerte, y el universalismo lleva consigo esta idea.

Anteriormente me referí brevemente a la primera pregunta del diagnóstico de Explosión Evangelística: "¿Has llegado en tu vida espiritual al lugar donde sabes con certeza que si murieras esta noche te irías al cielo?". La segunda pregunta del diagnóstico es esta: "Si murieras esta noche y llegaras ante Dios, y Dios te preguntara: ¿Por qué debería dejarte entrar a mi cielo?, ¿qué le dirías?".

Una vez, cuando mi hijo era joven, yo le hice estas dos preguntas. Me dio gusto que respondiera de inmediato la primera pregunta diciendo "sí". Pero cuando le hice la segunda pregunta, me miró como si yo acabara de hacerle la pregunta más tonta que él hubiera oído. Me dijo: "Bueno, le diría: 'Porque estoy muerto". ¿Qué podía ser más simple? Mi hijo estaba siendo criado en un hogar comprometido con la teología bíblica, pero yo no solo había fallado en comunicarle la justificación por la sola fe, sino que él ya había sido capturado por la generalizada postura de nuestra cultura según la cual todo el mundo se va al cielo y lo único que hay que hacer para ir allá es morir.

De tal manera hemos eliminado el juicio final de nuestra teología y hemos suprimido cualquier noción de castigo divino o infierno de nuestro pensamiento (y del pensamiento de la iglesia), que hoy está extendido el supuesto de que lo único que tiene que hacer una persona para ir al cielo es morir. De hecho, el medio de gracia más potente para la santificación en nuestra cultura es morir, porque un pecador lleno de llagas de pecado se transforma automáticamente entre la morgue y el cementerio, de manera que cuando se realiza el servicio funeral, la persona es presentada como un modelo de virtud. Pareciera que su muerte hubiera eliminado sus pecados. Este es un asunto muy peligroso, porque las Escrituras nos advierten que está establecido que cada persona muera una vez, y luego enfrente el juicio (Hebreos 9:27).

A la gente le gusta pensar que la amenaza de un juicio final fue inventada por evangelistas de "fuego y azufre" tales como Billy Sunday, Dwight L. Moody, Billy Graham, Jonathan Edwards, y George Whitefield. Pero nadie enseñó más claramente acerca del juicio final y la división entre cielo e infierno que el propio Jesús. De hecho, Jesús habló más del infierno de lo que habló del cielo, y advirtió a sus oyentes que en aquel día final, cada palabra ociosa vendría a juicio. Pero si hay algo que los seres humanos no redimidos quieren reprimir psicológicamente, es esa amenaza de un juicio final e integral, porque ninguno de ellos quiere que le pidan cuentas por sus pecados. Por lo tanto, nada atrae más a los seres humanos que el universalismo, la idea de que todos son salvos.


Referencia Bibliográfica
Extraído del libro "¿Puedo estar seguro que soy salvo? – PREGUNTAS CRUCIALES –" del Dr. R.C. Sproul 

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