Y murió Elimelec, marido de Noemí, y quedó ella con sus dos hijos, los cuales tomaron para si mujeres moabitas; el nombre de una era Orfa, y el nombre de la otra, Rut; y habitaron allí unos diez años. Y murieron también los dos, Mahlón y Quelión, quedando así la mujer desamparada de sus dos hijos y de su marido. Entonces se levantó con sus nueras, y regresó de los campos de Moab; porque oyó en el campo de Moab que Jehová había visitado a su pueblo para darles pan."
El decaimiento espiritual de Elimelec y la disciplina de Dios no solo le afectó a él sino también a su esposa Noemí. Ella quedó con dos hijos, probablemente pequeños (v.3b). No sabemos por qué no aprovechó la muerte de Elimelec para volver a Belén. Quizá puso su esperanza en los hijos pensando que un día ellos. crecerían y la podrían cuidar.
Al pasar los años, con el consentimiento de Noemí, Mahlón y Quelión se casaron (v.4a). La decisión de dejar la tierra de Judá para ir a vivir a Moab fue un error, pero buscar esposas moabitas para sus dos hijos fue peor. Aunque Dios. no lo había prohibido expresamente, la historia de Israel indicaba que Dios no miraría con agrado matrimonios entre los hijos de Israel y mujeres de otras naciones (ver Nm. 25:1-3). Parece que Noemi se estaba acostumbrando a vivir fuera de la voluntad de Dios.
Mahlón y Quelión disfrutaron algunos años de vida matrimonial en Moab, sin embargo más adelante murieron (v.5). Quizá al inicio la tierra de Moab parecía prometer mucho, pero al final el traslado a ese país le salió muy caro a la familia de Elimelec. Moab vino a ser una tierra de muerte para Elimelec y sus dos hijos.
Así es el pecado. Nos ofrece mucho y da la impresión de que nos puede saciar, pero a la larga siempre nos traiciona y nos mata. Lo mejor que podemos hacer es alejarnos lo más posible del pecado, para que este no nos haga daño. Preguntémonos, ¿hay algún pecado en nuestras vidas? No escuchemos esa voz que nos hace pensar que el pecado nos hace bien. Escuchemos la Palabra de Dios, y salvemos nuestras vidas y las de nuestros familiares.
En la familia de Elimelec, la que sufrió más fue Noemí. Primero tuvo que dejar su casa y su parentela para ir con Elimelec a vivir a Moab. Allí con tremendo dolor tuvo que enterrar a su esposo, para luego ser testigo de la muerte de sus dos hijos. Al final, no solo quedó "desamparada de sus dos hijos y de su marido", sino que se sintió totalmente abandonada por Dios. Dios prometió bendecir a los descendientes de Abraham, pero aquí había una hija de Abraham en quien no se veía ninguna bendición de parte de Dios.
Si en ese momento Noemí hubiera recapacitado y tomado la decisión de volver a Belén con el fin de reconciliarse con Dios habría sido algo positivo, pero no lo hizo. La Biblia da a entender que a pesar de la muerte de Elimelec y sus dos hijos, la intención de Noemi fue quedar en la tierra de Moab con sus dos nueras. Lo que produjo el cambio en su mente fue la noticia que "Jehová había visitado a Su pueblo para darles pan" (v.6b). Así que Noemí no decidió regresar a Belén porque se dio cuenta que hizo mal al ir a vivir a la tierra de Moab, sino por intereses personales. No actuó bajo principios espirituales sino bajo criterios pragmáticos y hasta carnales. Lo único que le interesaba era disfrutar bendiciones materiales; no le interesaba en lo absoluto ser fiel a Dios o a Su palabra.
¿Somos así nosotros? ¿Cuál es nuestra actitud hacia Dios y Su Palabra? Lo maravilloso es que la gracia y la misericordia de Dios son tan grandes que aun cuando estamos lejos de Él, Dios hace algo para atraernos hacia Si mismo. Él no espera que tomemos la iniciativa de volver a Él sino que toma la decisión de hacer algo para nuestro bien porque se da cuenta que somos demasiado débiles espiritualmente. Tomemos un momento ahora para darle gracias por Su amor y misericordia en nuestras vidas.
Fuente: Publicado originalmente por Grupo Editorial PleromaDabar con el título La Novia de Cristo Comentario Bíblico sobre el libro de Rut © 2018 por Alex Donnelly.
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