"Y le dijeron: Ciertamente nosotras iremos contigo a tu pueblo. "Y Noemí respondió: Volveos hijas mías; ¿para qué habéis de ir conmigo? ¿Tengo yo más hijos en el vientre, que puedan ser vuestros maridos? Volveos, hijas mías, e idos; porque yo ya soy vieja para tener marido. Y aunque dijese: Esperanza tengo, y esta noche estuviese con marido, y aun diese a luz hijos, ¿habíais vosotras de esperarlos hasta que fuesen grandes? ¿Habíais de quedaros sin casar por amor a ellos? No, hijas mías; que mayor amargura tengo yo que vosotras, pues la mano de Jehová ha salido contra mí. Y ellas alzaron otra vez su voz y lloraron; y Orfa besó a su suegra, mas Rut se quedó con ella."
A pesar del buen sentimiento por parte de Noemí, quien animó a sus nueras a volver a sus casas y dejar que ella viaje sola a Belén, Orfa y Rut insistieron en ir con ella (v.10). Eso muestra el gran amor que sentían por Noemí. No estaban yendo a Belén a la fuerza, sino más bien querían hacerlo; deseaban acompañar a Noemí porque de una manera u otra ella había ganado el afecto de estas dos mujeres moabitas.
El problema era que Noemí estaba deprimida y había perdido toda esperanza de mejorar su situación. Expresó eso en la respuesta que dio a sus nueras: "Volveos, hijas mías, ¿para qué habéis de ir conmigo.?" (v.11). Las palabras de Noemí fueron muy diferentes a las de Moisés, cuando se dirigió a su suegro en Números 10:29. Aunque estaba en el desierto y tenía una larga marcha por delante, sumada a la tremenda tarea de conquistar la tierra de Canaán, Moisés le dijo a su suegro: "Ven con nosotros, y te haremos bien; porque Jehová ha prometido el bien a Israel". Esa es la confianza que la fe brinda. El problema era que la fe de Noemí era pobre; no tenía nada de esperanza para sus nueras y lo expresó en palabras muy duras (vv.11-13), afectando su testimonio como hija de Abraham.
¿Qué clase de testimonio estamos dando a los que nos rodean, especialmente a los que no conocen a Dios? Nuestra fe nos debe llevar a ser más que vencedores para que podamos animar al mundo a confiar en Dios. Si sentimos que tenemos poca fe y que nuestro nivel de esperanza en Dios está muy bajo, pidamos a Dios que nos ayude a poner nuestra mirada en Él, para que nuestra fe se fortalezca y demos un mejor testimonio ante el mundo. Recordemos las palabras de Moisés: "Jehová ha prometido el bien a Israel" (Nm. 10:29).
A pesar de su estado depresivo, Noemí estaba pensando en el futuro de sus dos nueras. Según parece, la costumbre de ese tiempo dictaba que ellas quedasen con Noemí, para casarse con algún otro hijo suyo; algún futuro hermano o medio hermano de sus esposos difuntos. Pero, Noemí preguntó: "¿Tengo yo más hijos en el vientre, que puedan ser vuestros maridos?" (v.11). Eso significa que ella no estaba embarazada, como para darles esperanza de tener un esposo en el futuro. Es más, la idea de volver a casarse para tener hijos con otro hombre tampoco era realista (v.12). Noemí se sentía muy vieja para casarse otra vez, y además, como preguntó en el v.13, "¿habíais vosotras de esperarlos hasta que fuesen grandes? ¿Habíais de quedaros sin casar por amor a ellos?"
La verdad era que Noemí, a pesar de ser integrante del pueblo de Israel y miembro del Pacto, tenía menos esperanza que las moabitas. Se sentía amargada, diciendo: "mayor amargura tengo yo que vosotras" (v.13b). Su esposo había fallecido, sus hijos murieron, y ahora ella estaba volviendo a su pueblo sin nada. La explicación que Noemí dio a todas estas cosas es muy interesante. Según ella, "la mano de Jehová ha salido contra mí" (v.13c).
Las palabras de Noemí indican una cosa muy clara: la ausencia total de arrepentimiento y confesión de pecado. Noemí no reflexionó sobre la decisión que tomaron años atrás de dejar el pueblo de Belén para ir a la tierra de Moab. Tampoco reflexionó sobre la decisión de tomar mujeres moabitas como esposas para sus dos hijos. En lugar de asumir su responsabilidad por hacer cosas en contra de la voluntad de Dios, ella le echó toda la culpa al Señor.
¡Cuántas veces somos así! Algo nos sale mal y le echamos toda la culpa a Dios, sin pensar que quizá nosotros hemos tomado malas decisiones y nos hemos alejado de Él. Seamos más conscientes de nuestras faltas y más dispuestos a asumir nuestra responsabilidad por alguna desgracia o problema que enfrentamos. Si queremos tener la esperanza de mejorar nuestra situación debemos evaluar bien nuestras vidas y luego poner nuestra mirada en Dios. ¿Estamos dispuestos a hacerlo?
Ante las palabras de Noemí, Orfa y Rut "alzaron otra vez su voz y lloraron" (v.14). Lloraron por la falta de esperanza. Es triste reconocer que Noemí, como hija de Dios no logró darles esperanza alguna. Por eso Orfa "besó a su suegra" (v.14b), dándole un beso de despedida y volvió a su casa. No sabemos más de ella. Quizá se volvió a casar y tuvo hijos, pero es muy probable que nunca llegó a conocer al Dios de Israel. Nunca experimentó la bendición de Jehová y eso es muy triste.
Rut tuvo una actitud bastante diferente. Ella escuchó las mismas palabras que Orfa y estaba en exactamente la misma situación que ella, sin embargo tomó una decisión muy diferente: "Rut se quedó con ella" (v.14c). ¿Por qué lo hizo? ¿Qué marcó la diferencia entre ella y Orfa? En resumidas palabras, la gracia de Dios. En ese momento algo tocó el corazón de Rut, y aunque no tenía esperanza alguna, decidió quedarse con Noemí. Fue la decisión más importante que tomó en toda su vida porque marcó su destino eterno. Dios usó esa decisión para llevarla a Belén, donde conoció al Dios de Israel y llegó a ser uno de los ancestros del mismo Mesías. ¡Qué maravillosa es la gracia de Dios! Donde no hay esperanza, Él obra, transformando una situación desesperante y preparando el camino para un futuro glorioso.
¡Cómo no confiar en un Dios tan grande y poderoso! Si estamos en una situación humanamente desesperante, confiemos en Dios y en Su soberanía. Él puede hacer cosas sorprendentes y sólo nos pide que estemos cerca de Él y que esperemos con paciencia la manifestación de Su voluntad para nuestras vidas. Orfa tomó una decisión equivocada y perdió una gran bendición. No seamos como ella; sigamos el ejemplo de Rut.
Fuente: Publicado originalmente por Grupo Editorial PleromaDabar con el título La Novia de Cristo Comentario Bíblico sobre el libro de Rut © 2018 por Alex Donnelly.
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