"15 Y Noemí dijo: He aquí tu cuñada se ha vuelto a su pueblo y a sus dioses; vuélvete tú tras ella. "Respondió Rut: No me ruegues que te deje, y me aparte de ti; porque a dondequiera que tú fueres, iré yo, y dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios. Donde tú murieres, moriré yo, y allí seré sepultada; así me haga Jehová, y aun me añada, que sólo la muerte hará separación entre nosotras dos."
Cuando Noemí se percató que Rut estaba resuelta a quedarse con ella (v.14) y acompañarla en su viaje a Belén, en vez de alegrarse trató de animarla a volver a su propia casa. Lo hizo con palabras muy extrañas: "He aquí tu cuñada se ha vuelto a su pueblo y a sus dioses; vuélvete tú tras ella" (v.15).
¿Por qué le animó a volver "a sus dioses"? ¿Será que la estaba probando o que estaba tan mal espiritualmente que no tenía ganas de animarle a Rut a dejar sus dioses para seguir al Dios de Israel? Las palabras al fin del v.13 indican que Noemí estaba muy desanimada espiritualmente en ese momento: "la mano de Jehová ha salido contra mí" (v.13b). No estaba en condiciones de evangelizar a su nuera.
Es difícil compartir el evangelio cuando estamos mal espiritualmente. Esa es una de las razones por la que Satanás nos tienta a pecar. Él sabe que cuando cometemos pecado y nos alejamos de Dios, y sufrimos las consecuencias de ello, no estamos en condiciones de animarlos a otros a dejar el mundo para seguir a Cristo. ¿Estamos en esa condición espiritual ahora? ¿Nos sentimos motivados a compartir nuestra fe con los que nos rodean? Nuestro deseo de hablar a otros del Señor es un buen indicador de nuestra condición espiritual.
Ante las palabras sorprendentes de Noemí, Rut responde con palabras aún más sorprendentes: "No me ruegues que te deje, y me aparte de ti; porque a dondequiera que tú fueres, iré yo, y dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios. Donde tú murieres, moriré yo, y allí seré sepultada; así me haga Jehová, y aun me añada, que sólo la muerte hará separación entre nosotras dos" (vv.16-17).
Notemos, en primer lugar, la determinación de Rut. Sus palabras indican que estaba resuelta a quedarse con Noemí. No se separaría de su suegra por ninguna razón, sino que seguiría con ella hasta la muerte (v.17b). Las palabras de Rut constituyen una buena lección para aquellos que son indecisos, inestables o fluctuantes en sus decisiones o relaciones interpersonales. ¡Ojalá más creyentes fueran como esta moabita! Si ella estuvo tan decidida a seguirle a Noemí, ¡cuánto más nosotros debemos estar resueltos a seguir a Cristo!
En segundo lugar, notemos la disposición de Rut de vivir con las consecuencias de su decisión. Ella sabía que estaba acompañando a una mujer que no tenía nada; no tenía dinero, no tenía esposo, no tenía hijos y no tenía influencia. ¡Nada! Noemí estaba volviendo a Belén en la más absoluta pobreza. Sin embargo, a pesar de ello Rut le dijo: "dondequiera que tú fueres, iré yo, y dondequiera que vivieres, vivire" (v.16b). ¡Qué tremendo compromiso! Ojalá más creyentes fueran como ella.
Como cristianos, seguimos a un Cristo crucificado y Su mensaje es un mensaje de santidad y abnegación personal. El mundo continúa odiando y rechazando tal mensaje, lo que significa que nuestra vida en este mundo no será fácil. ¿Estamos dispuestos a seguir a Cristo dondequiera que Él nos guíe? Pensemos en ello honestamente por unos minutos.
En tercer lugar, Rut estaba dispuesta a aceptar ser parte del pueblo de Israel: "Tu pueblo será mi pueblo" (v.16c). En ese tiempo, Israel era un pueblo agrícola, sin mucho desarrollo urbano y cultural. ¡No tenían ni siquiera un rey o una ciudad capital! En comparación con Israel, Moab era un pueblo mucho más culto y avanzado. Elimelec dejó Belén para ir a la tierra de Moab, y ninguno deja un lugar avanzado para ir a un lugar atrasado. Sin embargo, eso fue precisamente lo que Rut estaba dispuesta a hacer. Una vez más tenemos que exclamar: "¡Ojalá más creyentes fueran así!" Porque la triste verdad es que hay muchas personas en las iglesias que anhelan ser como el mundo, y por eso copian las cosas del mundo. Parecen estar avergonzados de ser parte del pueblo de Dios, porque es un pueblo menospreciado por ciertos sectores de la sociedad.
Finalmente, notemos la decisión de Rut de dejar sus dioses para seguir a Jehová, el Dios de Israel: "tu Dios [será] mi Dios" (v.16d). Mientras Noemí hablaba mal de Dios (v.13b) y trataba de animarle a Rut a volver a sus dioses falsos (v.15), Rut había tomado la decisión de dejar la idolatría y comprometerse con el Dios de Israel. Las palabras de Rut confirman que la salvación es de Dios y que Él es soberano en nuestra salvación. Aunque Noemí falló terriblemente como testigo de la gracia de Dios, el Espíritu Santo obró en la vida de Rut, llevándola hacia la fe en Dios.
¿Cuál fue el instrumento que usó Dios para guiar a Rut hacia la fe? Seguramente fue el testimonio de la vida de Noemí y de sus hijos, y quizá también el testimonio de Elimelec, si es que Rut lo llegó a conocer. En medio de las dificultades que vivieron y a pesar de todo el desaliento espiritual, algo de la fe de esta familia judía impactó a Rut. El Espíritu Santo usó ese testimonio para abrir los ojos espirituales de Rut, haciéndola entender que los dioses de Moab eran falsos, y que Jehová, el Dios de Israel, era el Dios verdadero.
No menospreciemos el valor de nuestro testimonio cristiano. Aunque no digamos mucho, nuestras vidas pueden testificar de la gracia de Dios y la veracidad del evangelio. Pidamos a Dios que, en medio de nuestro desaliento espiritual, el testimonio de nuestra vida sea usado por Dios para el bien de alguna persona que está cerca de nosotros.
Fuente: Publicado originalmente por Grupo Editorial PleromaDabar con el título La Novia de Cristo Comentario Bíblico sobre el libro de Rut © 2018 por Alex Donnelly.
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