Puesto que Dios concede a cada pecador que salva un corazón nuevo y una nueva naturaleza, y pone su Espíritu Santo dentro de él para guiarlo a toda la verdad, ese pecador redimido ahora escudriña la Palabra de Dios, no para buscar pasajes que justifiquen sus pecados sino buscar las palabras que le adviertan sobre el pecado y le muestren cómo huir del pecado a Cristo. Lee en Romanos 8:6: "Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz", así que comienza a clamar al Espíritu Santo para que lo libre de una mente carnal y le dé una mente espiritual de vida y paz en Cristo. No, no procura ver lo cerca que puede caminar del mundo y del pecado, sino que procura caminar cerca de Dios en Cristo por medio de su Espíritu.
No escudriña la Palabra de Dios para encontrar los pecados de los demás a fin de justificar los propios, sino que los toma como advertencias para no cometer los mismos errores que otros han cometido y los han llevado al fracaso. El hombre o mujer, niña o niño redimido por Dios quien recibe de él vida eterna en Cristo Jesús, presta atención a estas palabras de Colosenses 3:2-5: "Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria. Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría." Si es así, ¿cómo puede alguien justificar una vida carnal? Es imposible hacerlo. Porque debido a lo que Cristo ha hecho por él, y porque la vida de Cristo es ahora su vida, esta alma redimida ahora quiere hacer morir las cosas de la carne, a fin de poder sembrar para el Espíritu y andar según el Espíritu. Querido amigo, éste es el modo como Dios obra en nuestra alma-yo lo sé bien: sé cuál es la diferencia entre el cristianismo carnal y la vida que se vive por la fe en el Dios vivo a través del Espíritu Santo, porque he vivido ambas. La única diferencia entre el cristiano carnal y yo es la gracia de Dios y ¡lo alabo por ella!
Por lo tanto, cuando el alma redimida oye la Palabra de Dios: "Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría", y "Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca. No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno" (Colosenses 3:5, 8-10). Así es que su anhelo es tener a Cristo y su vida para poder andar en el camino que agrada a Dios en lugar de andar tras el pecado, porque ha nacido del Espíritu de Dios y tiene un corazón nuevo. En Colosenses 3:6, el Espiritu Santo nos da otra razón por la cual debemos andar en el Espíritu y no en la carne. Dice que no debemos andar en las "cosas por las cuales la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia". Sí, los que andan por ese camino de desobediencia a la voluntad revelada de Dios, se encontrarán bajo su condenación e ira.
Fragmento tomado del libro "El verdadero evangelio de Cristo vs. El evangelio falso del cristianismo carnal", Autor: L. R. Shelton, Jr. (1923-2003)
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