Romanos 8:29 "Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos".
Es un gran privilegio el ser conformados a Cristo. ¿Qué puede hacer que nos conformemos a Cristo más que una cruz? «si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados», dice Romanos 8:17. Deberíamos estar agradecidos por la cruz porque muestra el favor especial del Señor. 1 Pedro 4:14 dice: «Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados, porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre vosotros». El bien que recibimos de nuestras cruces fluye de la bondad de Dios y no de la naturaleza misma de la cruz. Cuando un doctor realiza una cura, no se da las gracias a la medicina, sino al médico por aplicarla.
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¿Cómo podemos llevar a nuestros corazones a la santa y celestial disposición de agradecer en la aflicción? En primer lugar, ora fervientemente por el Espíritu de Dios.
En segundo lugar, esfuérzate por tener conciencia del pecado. Esto hará que seas agradecido por toda misericordia. Un corazón humilde y quebrantado es un corazón muy agradecido. Él que sabe que ha renunciado a todo y no merece nada, agradece a Dios por la menor gota y pedazo de pan.
En tercer lugar, contempla cada misericordia que venga a ti, y sé consciente de que todo lo que pasa por sus manos es para tu beneficio. La aflicción se ve endulzada por las misericordias de Dios.
En cuarto lugar, bendice a Dios por la misericordia en respuesta a tus oraciones. Son unas misericordias dobles: pedimos por medio del Espíritu de adopción que está en nosotros, y luego recibimos la respuesta que muestra nuestra aceptación en Cristo. Agradécele también por las muchas bendiciones que no le pides.
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En quinto lugar, considera que en sí es una bendición especial el ser atraído más cerca de Dios. Las misericordias son como cuerdas que nos arrastran hacia Dios, así que agradécele. Si el Príncipe de los Pastores está evitando que nos descarriemos y nos trae bajo su mandato, esto es una misericordia. Si el señor hace zanja en nuestro camino utilizando espinos para que no pequemos, esto es una misericordia. La tormenta que hunde y parte por la mitad a algunos barcos, arrastra a otros más rápido a puerto.
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