Yo estoy convencido de que el Señor está tratando de irrumpir en Su pueblo como nunca antes.
"Ni nunca oyeron, ni oídos percibieron, ni ojo ha visto a Dios fuera de ti, que hiciese por el que en él espera" (Isaias 64:4, énfasis añadido).
¿Quién recibirá este derramamiento prometido? "El que en él espera". La palabra "espera" aquí significa "atar unos a otros", "reunir unos con otros". En este caso, el pueblo de Dios está reunido y está atado el uno al otro, agarrados de una promesa: que Él descenderá con Su presencia y derretirá todos los corazones.
Ya hay evidencia de que Dios está rasgando los cielos y descendiendo por su Espiritu: Un creciente hambre por Él, en el cuerpo de Cristo. Una epidemia de gozo aun cuando las cosas se tornan más oscuras. Una de las evidencias más seguras de que el Espiritu Santo ha comenzado a moverse sobrenaturalmente es un espíritu de alegría inundando al pueblo de Dios, produciendo que ellos le alaben triunfantemente en medio de los tiempos oscuros:
"Saliste al encuentro del que con alegría hacía justicia" (Isaías 64:5).
Este gozo va a ser la fuente de nuestra fortaleza en los días venideros. Nuestro ministerio recibe reportes de todo el mundo describiendo cómo la iglesia está experimentando un gozo sobrenatural en medio de las peores condiciones. Y está sucediendo también entre cristianos ordinarios que han orado para que el Señor los vivifique. Sus montañas de temor se están derritiendo como cera, y ahora ellos están dando gritos de júbilo.