Es inevitable no sentir rencor hacia alguna persona. Sobre todo, hacia aquellas personas que nos han hecho daño. En lo personal, he tenido que batallar contra esto, desde hace tiempo. Siendo honesta, vivía en el engaño de sentirme lo suficientemente "buena", esto me impedía reconocer que el rencor habitaba en mi corazón, pero Dios me dio el valor para hacerlo.
Martín Lutero, dijo: "No puedes evitar que los pájaros de la preocupación vuelen sobre tu cabeza, pero sí que hagan nidos en ella". No somos inmunes a los malos pensamientos, pero sí podemos evitar darles seguimiento. La solución se encuentra en la oración. Cada vez que soy azotada por el rencor le rindo a Dios mi resentimiento. La oración que suelo hacer es la siguiente:
"Padre, tú, sabes que le guardo rencor a —menciono su nombre—. Y que soy totalmente impotente ante este sentimiento. No sé perdonar, por eso te pido que me enseñes a hacerlo, así como tú lo has hecho conmigo. Pongo en tus manos la vida de esta persona, y te entrego mi resentimiento. En el Nombre de Jesús. Amén."
Hacer pequeñas oraciones nos ayuda a descargar sentimientos negativos. Al hacerlo, reconocemos que nuestra fuerza proviene de Dios. Además, nos permite tener paz en nuestro corazón, estar a cuentas con Dios, y tener la libertad de acercarnos a tales personas sin sentirnos hipócritas.
Colosenses 3.13
Autora: Madelin Reyes
Fecha: 8 de octubre 2022
Ministerio: Yo soy más en Cristo