Sobre los falsos profetas: Siempre habla con vaguedades y en Corma general; nunca desciende a detalles doctrinales. No le gusta la predicación doctrinal; siempre es muy vaga.
El falso profeta muy raras veces nos dice algo acerca de la santidad, la justicia y la ira de Dios. Siempre predica acerca del amor de Dios, y nunca menciona las otras cosas.
Nunca hace temblar a nadie cuando habla de este Ser santo y augusto con el que todos debemos enfrentarnos. No dice que no crea en estas verdades. No; no es esa la dificultad. La dificultad es que no dice nada acerca de ellas. No las menciona para nada.
En general, subraya solamente una verdad acerca de Dios, y es el amor. No menciona las otras verdades que figuran de forma igualmente destacada en la Biblia; y ahí está el peligro.
No dice cosas que sean obviamente verdaderas y justas. Y por esto es falso profeta. Ocultar la verdad es tan reprochable y condenable como proclamar una herejía completa; y por esto, el efecto de tal enseñanza es el de un ‘lobo hambriento’.
Es muy agradable, pero puede conducir al hombre a la destrucción porque nunca se le plantea el problema de la santidad y la justicia y la ira de Dios.
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Martyn Lloyd-Jones