En 1ª Samuel 15:29, las Escrituras declaran que Dios “no es hombre para que se arrepienta”. De este y otros pasajes queda claro que la inmutabilidad de Dios se extiende incluso a su consejo y voluntad.
Él es perfecto en sabiduría y por lo tanto, no se equivoca en lo que decreta; Él es todopoderoso y por ende, es capaz de hacer todo lo que ha decidido. Pero ¿cómo reconciliamos esta enseñanza con otras Escrituras que parecerían enseñar lo contrario? En Génesis 6:6 “Y se arrepintió Jehová de haber hecho hombre”. En Éxodo 32:9-14, el Señor “se arrepintió” de destruir a la desobediente nación de Israel. Finalmente, en Jonás 3:10 Dios se “arrepintió” del mal que había dicho que traería sobre la ciudad de Nínive. ¿Se contradicen las Escrituras a sí mismas? ¿Realmente Dios cambió de opinión? La respuesta no es tan compleja o misteriosa como se pudiera pensar.
Las Escrituras claramente enseñan que las perfecciones, propósitos y promesas de Dios son siempre las mismas. Pero esto no significa que su relación y disposición hacia su “siempre cambiante” creación no pueda variar. Génesis 6:6 simplemente se refiere a la santa respuesta de Dios frente al pecado del hombre y su determinación de borrarlo de la faz de la tierra (v.7), lo mismo ocurre en 1ª Samuel 15:11, 26. En Éxodo 32:29-14 Dios “se arrepintió” con respecto a la destrucción de Israel como una respuesta de gracia a la oración de Moisés (una oración que Dios guió y fortaleció a Moisés para hacerla).
En Jonás 3:4-10 Dios simplemente se “arrepintió” de destruir a Nínive cuando ésta se “arrepintió” de su pecado. Estos pasajes son recordatorios para nosotros de que la inmutabilidad de Dios no significa inmovilidad.
Él no cambia, pero Él no es estático, apático o indiferente de su creación. Él es dinámico e interactúa con su creación. Él es siempre el mismo pero su relación y trato con los hombres cuya naturaleza es mutable, cambiará de acuerdo a la respuesta de ellos frente a Él (Jeremías 18:7-10; Ezequiel 18:21-24). Sin que implique una contradicción a su inmutabilidad sino una prueba de la misma, Él siempre responderá a las acciones de los hombres en una manera consistente con sus atributos que no cambian.
Referencias Bibliográficas:
Fragmentos extraídos del Libro “Conociendo al Dios vivo” pág. 64 -65 [Paul Washer]