Definición de HOMOOUSIOS

Este término se compone de hómos (igual) y ousí­a (substancia) y tiene como correspondiente latino la voz “consubstancial”. Se trata de un concepto originalmente bastante sospechoso, va que lo usaban los gnósticos valentinianos para quienes los hombres materiales eran llamados consubstanciales del diablo (cf. Orí­genes, Comm, in Joh. XX, 20: 8, 44), y los ángeles consubstanciales de Cristo (cf. Ireneo, Adv. haer. 1, 2, 6).

Esta expresión vuelve a aparecer en sentido trinitario con ocasión de la disputa que opuso a Dionisio, obispo de Alejandrí­a, con ciertas tendencias subordinacionistas, y a algunos sabelianos que lo acusaron ante el obispo de Roma de distinguir al Hijo del Padre hasta separarlos a los dos, afirmando por el contrario la creaturalidad del Hijo y negándose a describirIo como homoousios al Padre. En su autodefensa Dionisio sostuvo que habí­a evitado el término homoousios debido a su ausencia en la Escritura; de todas formas, él aceptaba su significado, pero genéricamente, en el sentido de “participando de su misma naturaleza”. No es posible comprobar históricamente la infirmación de que en el sí­nodo antioqueno del 268, celebrado contra PabIo de Samosata, obispo de Antioquí­a, acusado de negar al Logos como hipóstasis distinta del Padre, se Ie acusó también a él de usar el homoousios, entendiendo quizás así­ la falta de una ousí­a propia por parte del Logos.

Unos años más tarde Arrio, sosteniendo la creaturalidad del Hijo, llegó a negar automáticamente que pudiera ser consubstancial al Padre. Afirmar la consubstancialidad del Hijo suponí­a para él dividir la substancia divina en dos partes, reduciendo la divinidad a categorí­as fí­sicas. En el concilio de Nicea se impuso el término homoousios, sin que fuera extraña a ello la influencia de Constantino. Pero se ignora quién propuso su asunción en clave antiarriana. El uso que hací­an del mismo los monarquianos, así­ como la ambigüedad de significados y la connotación materialista que podí­a asumir, justifica por qué después de Nicea fue también arrinconado por parte antiarriana. Volvió a destacarlo Atanasio después del 355, sobre todo en Occidente. En Oriente, sin embargo, las polémicas sobre el homoousios se aplacaron tan sólo gracias a las aclaraciones de Basilio de Cesarea y de Gregorio de Nacianzo, que tomaron ousí­a en el significado de substancia divina común a las tres hipóstasis. El concilio de Constantinopla del 381, rechazando toda expresión de subordinacionismo, sancionó el reconocimiento de la homoousia o consubstancialidad también para el Espí­ritu Santo.


Referencia Bibliográfica:

L. Padovese

BibI.: M. Simonetti, Homousios, en DPAC, 1, 1067; E. Romero Pose, Arrianismo, en DTDC, 95-101 : K. Rahner, Advertencias Sobre el tratado dogmático ” De Trinitate”‘ en Escritos de teologí­a, 1V Taurus, Madrid 1961, 105-136.

PACOMIO, Luciano [et al.], Diccionario Teológico Enciclopédico, Verbo Divino, Navarra, 1995

https://www.biblia.work/diccionarios/homoousios/

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