La salvación de los bebés que mueren | John MacArthur

Bebe, manos

Algunos de ustedes que vieron el programa de Larry King hace una semana atrás el sábado, recordarán que Larry me hizo una pregunta al aire que salió de la nada. La pregunta que revela una turbación en el corazón humano. Una pregunta problemática. Él me dijo: “¿Qué hay acerca del bebé de dos años que fue aplastado en la parte de abajo del World Trade Center?”

Y yo respondí: “Cielo instantáneo.”

Y él respondió con otra pregunta: “¿Qué, no era un pecador?”

Y yo volví a responder: “Cielo instantáneo.”

Esa es una pregunta muy importante, ¿qué hay acerca de un bebé que fue aplastado en la parte de abajo del World Trade Center? ¿Qué hay acerca de cualquier bebé que muera? Es una pregunta agonizante, es una pregunta que plaga a los cristianos y a los no cristianos por igual… ¿Qué les pasa a los bebés que mueren?

En el pasado se han ofrecido todo tipo de respuestas extrañas. Y no necesitamos ver esas, necesitamos conocer la respuesta correcta. Yo dije: “Cielo instantáneo.” Ahora, ¿cuál fue mi autoridad para decir eso? En un ambiente en el cual tienes que hablar rápido, no tuve tiempo para darle una explicación; y no pidió una. Pero ustedes merecen una; y por lo tanto les voy a decir por qué dije lo que dije.

Frecuentemente, oímos en estos días por parte de aquellos que están en contra de cualquier guerra de algún tipo la declaración que se hace, y dicen: “Muchos niños inocentes morirán y ¿qué hay acerca de ellos? Este asunto de que la muerte existe en el mundo obviamente es una fuerza masiva que opera en la esfera de los pequeños. Y necesitamos entender qué indica, qué significa. La vida comienza en la concepción; y eso es claro en las Escrituras. Esto es lo que la Biblia enseña sin duda alguna. Entonces, cualquier muerte a partir del punto de la concepción en adelante, es la muerte de una persona; y las personas tienen almas eternas. Millones, quizás billones de dichas almas, han muerto a lo largo de la historia. Y millones continúan muriendo al día de hoy.

De hecho, en términos acumulativos en la época moderna, billones. Un reporte que leí en un libro llamado Brazos vacíos dice que hasta un veinticinco por ciento de todas las concepciones humanas no llegan a la semana veinte del embarazo… Uno de cada cuatro concebidos muere. Setenta y cinco por ciento de las muertes fatales ocurren durante las primeras doce semanas. La muerte neonatal, esto es la muerte en el vientre, la muerte para-natal, esta es la muerte en el momento del nacimiento, ocurre en números muy grandes, inclusive al día de hoy con los avances médicos. Tenemos una población más grande en el mundo de lo que hemos tenido jamás. Y tenemos una tasa de mortalidad más baja de lo que jamás hemos tenido debido a los avances médicos, pero todavía hay cantidades masivas de muerte. Las últimas estadísticas del año 1999 indican que 4,350,000 bebés murieron en ese año. Está basada en información estadística y los estimados son que los números son tan bajos, que de hecho pueden haber más bebés muertos que lo que esa estadística indica, hasta el doble, debido a que la mayoría de las pérdidas durante el embarazo quizás ni siquiera sean reportadas. Las tasas más altas de mortalidad infantil se encuentran en las naciones más pobres, más primitivas y al mismo tiempo las naciones más paganas, primordialmente en África y Asia.

Tome usted 4,350,000 en el año 1999 y simplemente añádale años; y usted verá que los números de muertes son masivos, impresionantes. Estos son, como he dicho, almas eternas y la pregunta acerca de dónde están tiene entonces una importancia monumental. O están poblando el infierno a un paso increíble o poblando el cielo a un paso igualmente increíble o están dividiéndose entre el cielo y el infierno. Esta es una pregunta que necesita ser respondida, necesita ser respondida a una escala grande, necesita ser respondida a escala individual. Un padre tiene el derecho de saber dónde está su bebé. ¿Dónde está mi hijo? ¿Dónde está ese hijo adulto mío cuya mente nunca se desarrolló y era todavía mentalmente un infante? La muerte de un solo bebé en una familia, la pérdida de uno en el vientre, la pérdida de un hijo en el momento del nacimiento es significativa. 

Hace algunos años atrás, se hizo un estudio que leí llamado “Reacciones mentales a muerte para natal.” Y relataba las reacciones de los padres a la pérdida de un bebé alrededor del tiempo del nacimiento. Sesenta por ciento de los padres que fueron encuestados estaba enojado. Cincuenta por ciento de los hombres se sentía culpable. Noventa por ciento de las mujeres se sentía culpable por la muerte de ese niño. Setenta y cinco por ciento se veía irritable. Sesenta y cinco a setenta y cinco por ciento de los padres perdió su apetito. Ochenta a noventa por ciento perdió el sueño y noventa y cinco a ciento por ciento sintió una tristeza profunda. Es importante entender que hay algunos impactos impresionantes de esto en la vida de los padres. Entonces, cuando usted lo ve de manera general, millones de millones de estos pequeños muriendo; o lo ve a nivel individual, y ve la tristeza y el dolor que trae a la vida de una familia, cualquiera de las dos perspectivas clama por una respuesta. La madre agonizante en Afganistán en donde 150 bebés de 1000 mueren y, por lo menos esas son las estadísticas que se reportan, y probablemente sea el doble de eso, o la madre pobre, hambrienta en Angola, en donde se reporta que 200 de 1000 mueren y probablemente sea el doble de eso, a ustedes aquí en nuestra congregación quienes perdieron a un pequeño en el proceso, necesita haber una respuesta. Necesita haber una respuesta de Dios, necesita haber una respuesta de la palabra de Dios a esta realidad problemática de la muerte de los infantes. Y usted comienza a sumar los años, a sumar los millones, a sumar los billones… Y la pregunta: “¿dónde están?” se vuelve en una pregunta muy importante.

Y puede agregar a eso, creo yo, una indicación algo extraña en la Biblia de que Dios mismo reconoce, inclusive autoriza la muerte de algunos infantes. Por ejemplo, en Isaías 13:16, cuando Dios llamó a juicio sobre Babilonia, Él dijo: “Sus pequeños también serán destrozados ante sus ojos.” Cuando Dios llamó a Asiria para que llevara a cabo una guerra de juicio contra Israel, en Óseas 13:16 dijo: “Sus pequeños eran hechos pedazos,” misma declaración. Lo mismo fue hecho de la guerra de Asiria en contra de Egipto en Nahúm capítulo 3, versículo 10. Lo que es sorprendente, el Salmo 137:8 y 9 dice: “Hija de Babilonia la desolada, Bienaventurado el que te diere el pago de lo que tú nos hiciste. Dichoso el que tomare y estrellare tus niños contra la peña.” ¿Bendita una nación que castiga a Babilonia, incluyendo la muerte de pequeños?

¿Qué le sucede a esos pequeños, la muerte de los cuales Dios autoriza, en un sentido, al cumplir Sus propósitos de juicio? Supongo que también sería apropiado decir que cuando un nacimiento tiene éxito es porque Dios ha permitido que eso suceda. Podemos decir con David en el Salmo 22, versículo 9: “Pero Tú eres el que me sacó del vientre, el que me hizo estar confiado desde que estaba en los pechos de mi madre. Sobre Ti fui echado desde antes de nacer, desde el vientre de mi madre, Tú eres mi Dios.” David reconoció que la vida vino de Dios y cuando esa vida sobrevivió el vientre y el nacimiento y de hecho comenzó a vivir, fue una vida que Dios había concedido que viviera. Ninguna muerte ocurre fuera del propósito de Dios, ninguna vida ocurre fuera del propósito de Dios.

Ahora, recuerde que en la Creación original no había muerte. Y el hombre, de acuerdo con Génesis 1:26 al 28, recibió el poder de procrear, esto es producir vida en un mundo sin muerte. Esa fue la intención original de Dios, que Adán y Eva fructificaran y multiplicaran y llenaran la tierra y literalmente produjeran vida en un mundo sin muerte, de tal manera que ninguna vida concebida jamás muriera. No obstante, cuando Adán y Eva pecaron, la muerte entró sobre todos, vino sobre todos. Y la muerte viene a todos y viene a muchos en la infancia y cuando son niños.

Supongo que sería una adivinanza apropiada decir que quizás la mitad de la gente que jamás fue concebida muere antes de que alcance algún nivel de madurez. Y de nuevo, hago la pregunta: ¿cómo trata Dios con ellos? ¿Es confortante la respuesta? ¿Es alentadora la respuesta? ¿Tiene esperanza la respuesta o es desalentadora? ¿Se van instantáneamente el cielo?

¿Por qué dije eso? No soy el primero que trata de lidiar con esto, pero hay muchas personas que no están tratando con esto hoy. Estuve en un panel en una conferencia, una conferencia grande, con otros tres pastores; y era un panel de preguntas y respuestas. Y estaba sentado ahí con otros pastores muy honorables a quienes amo y respeto. Y una de las preguntas vino de la audiencia, y era: “¿qué le sucede a los bebés que mueren?” Y empezaron con los primeros tres y la respuesta en cada caso fue: “No sé,” lo cual no es muy confortante. Y me coloca en una situación terrible porque cuando me tocó a mí, yo dije: “Se van al cielo… Se van al cielo.” Y traté de dar una explicación breve de por qué creo que eso es verdad.

Pero pensé conforme miré hacia atrás, como lo he hecho en muchas ocasiones, ¿cómo puede ser pastor y no tener una respuesta ante esta pregunta? Porque estás tratando con gente que constantemente enfrenta eso. Inclusive C. S. Lewis estuvo de acuerdo conmigo. Ahora, no lo sabía. C. S. Lewis como en su maravilloso libro La última batalla, escribió acerca de un terrible accidente de tren, uno de esos terribles desastres que mataron a todos los niños en una familia. Y eso dio lugar a la pregunta ¿qué hay acerca de esos niños? Como cualquier desastre, trae esa pregunta.

Y esto es lo que él escribió, y cito: “Y a medida que Dios hablaba, ya no lo veían como un león.” Ustedes se acuerdan que él retrata a Dios como un león, Aslan. Él dice: “A medida que Dios hablaba, que ya no lo verían como un león, sino las cosas que comenzaron a suceder después de eso fueron tan grandes y maravillosas que no puedo escribirlas; y para nosotros, este es el fin de todas las historias. Y podemos decir con toda veracidad que vivieron felices después de eso. Pero para ellos, fue sólo el principio de la historia verdadera. Toda su vida en este mundo sólo había sido la portada de la página del título. Y ahora, al fin, están en el principio del capítulo uno de la gran historia que se lleva a cabo para siempre en la cual cada capítulo es mejor que el anterior.” Fin de la cita. Ese es el incomparable C. S. Lewis diciendo que fueron llevados a la historia real.

Ahora eso es prosa, lo sé, pero es verdad, ¿no es cierto? Es cierto, no es cierto, decirles a los padres que cuando los hijos mueren viven felices para siempre. Creo que la palabra de Dios afirma la salvación de los pequeños que mueren.

Un lugar en donde podemos comenzar es el Salmo139… Salmo 139. Y lo que voy hacer en el día de hoy es darles algo así como una mirada del Salmo 139; y después quiero hablar un poco de teología con ustedes. Y voy a ser tan preciso como pueda porque esto demanda precisión. Y el próximo domingo por la noche voy a apoyar la teología con el texto de varias Escrituras. Entonces, este va a ser un estudio de dos partes acerca de este tema.

El Salmo 139 nos provee un buen lugar donde comenzar. Y quiero que vean el versículo 17. Este es un lugar para iniciar nuestra mirada; y después vamos a ir hacia atrás en esta primera parte del Salmo 139. “Cuán preciosos me son, oh Dios, Tus pensamientos, cuán grande es la suma de ellos.” El salmista, David, ha capturado algunos pensamientos preciosos aquí, verdades divinas preciosas que significan mucho para él. Y esa es la razón por la cual las llama preciosas. Son verdades atesoradas. Son gemas a las que debe aferrarse. ¿Qué son? Regresemos y veamos.

La primera verdad preciada a la que se aferra el salmista es que Dios sabe todo de él inclusive antes de que él pudiera hablar. Observe el versículo 1: “O Jehová, Tú me has examinado y conocido. Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme. Has entendido desde lejos mis pensamientos. Has escudriñado mi andar y mi reposo y todos mis caminos te son conocidos.” Tú sabes todo acerca de mí. Todo acerca de mí. Tú me conoces. Tú sabes cuándo me siento, cuándo me levanto; en otras palabras, Tú conoces todo detalle de todo momento de mi vida diaria. Tú sabes lo que pienso. Tú conoces mi camino. Tú conoces cuando duermo. Tú conoces todo de manera íntima acerca de todos mis caminos y lo has conocido inclusive antes de que haya una palabra en mi lengua. Aún antes de que llegara a hablar, Tú conoces todo. Fui conocido ante Ti en todo elemento de mi vida. “He aquí, oh Jehová, tú lo sabes todo.” Dios sabe todo acerca de mí, aún antes de que pueda hablar.

La segunda verdad preciosa es que Dios está involucrado de manera activa en mi vida. Versículo 5: “Detrás y delante me rodeaste y sobre mí pusiste Tu mano.” Me tienes rodeado, me tienes cubierto. Por adelante y por atrás y por arriba. Estás activo en mi vida. Estoy en medio y Tú me tienes rodeado. Versículo 6, él dice: “Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí; alto es, no lo puedo comprender.” Tú sabes todo acerca de mí antes de que pueda hablar. Tú tienes mi vida completamente en Tus manos. Tú me has presionado de ambos lados. Me has mantenido contenido y no puedo salir hacia arriba porque estás ahí. Es una verdad preciosa, ¿no es cierto? Desde el comienzo, Tú estás involucrado activamente al controlar mi vida.

Un tercer pensamiento precioso es que Dios nunca perderá de vista mi vida o el conocimiento de mí. No hay manera en la que jamás pueda perderme de ti. “¿A dónde me iré de Tu Espíritu?” Versículo 7: “¿Y a dónde huiré de Tu presencia? Si subiere a los cielos, allí estás Tú; y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí Tú estás. Si tomare las alas del alba y habitare en el extremo del mar, aun allí me guiará Tu mano, y me asirá Tu diestra.” No puedo ir a ningún lugar fuera de tu conocimiento. No puedo ir a ningún lugar fuera de Tu visión. Nunca me perderé de Ti.

La cuarta verdad preciosa es que Dios nunca será limitado en ese conocimiento sin importar lo oscuro que sea. Esta es una especie de lenguaje metafórico en un sentido, nunca va a estar tan oscuro. Usted dirá: “Bueno, te puedo ver en la luz, pero las cosas pueden oscurecerse tanto que Dios me pierda de su vista.” No, él dice en el versículo 11 y 12: “Si dijere: Ciertamente las tinieblas me encubrirán; Aun la noche resplandecerá alrededor de mí.” En otras palabras, voy a entrar en alguna circunstancia, algún problema, algún dilema, alguna condición y voy a estar tan oscuro que el Señor no va a poder encontrarme. Y después dice en el versículo 12: “Aun las tinieblas no encubren de Ti, y la noche resplandece como el día; Lo mismo Te son las tinieblas que la luz.”

El punto de esto es que estos son pensamientos preciados creíbles del salmista y lo que nos dicen es que Dios conoce cada detalle de su vida de principio a fin, comenzando aun desde antes de que pudiera decir una palabra. ¿Cómo es que Dios tiene este conocimiento personal íntimo? Respuesta… Porque Dios es… Y aquí está el quinto pensamiento preciado… Dios es su creador personal. Versículo 13: “Porque Tú formaste mis entrañas. Tú me hiciste en el vientre de mi madre.” Tú uniste los cromosomas masculinos y los cromosomas femeninos; Tú tejiste mi ADN. Tú me hiciste personalmente.

Y el sexto pensamiento precioso, versículo 16. “Mi embrión vieron Tus ojos.” Tú planeaste mi vida. “Y en Tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas sin faltar una de ellas.” Tú me viste en Tu perspectiva soberana antes de que jamás fuera formada. “Y en Tu libro, estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas. Sin faltar una de ellas.”

Ahora, estos son pensamientos preciosos. Dios sabe todo acerca de mí aún antes de que pueda hablar. Dios está en control completo de mi vida. Dios nunca perderá vista de mí sin importar lo que suceda. Nunca me le puedo perder a Dios. No hay circunstancia que de alguna manera pueda limitar Su conocimiento. La razón por la que Él me conoce tan bien es porque Él es mi Creador personal que ha planeado cuidadosamente mi destino. Estos son pensamientos preciosos.

No es como si las vidas son concebidas al azar y Dios no está involucrado. Esto no es sólo verdad de David. David está hablando para todo hombre. Él está hablando de asociación íntima entre Dios y cada creación humana. Dios está íntimamente involucrado en cada vida pequeña… Toda vida. No es sólo una cadena de actos procreadores que Él inauguró, Él está ahí en cada concepción. Estos son pensamientos preciosos porque esto nos indica lo precioso que es cada vida. Lo preciado que es cada vida. Cada vida es tan preciada que Dios la conoce en su totalidad, planea todo acerca de ella, guarda y protege cada detalle de cada vida, nunca pierde de vista nada. Y entonces, deben importarle. Deben importarle.

Y podemos concluir tan sólo a partir de eso que debido a que Dios por naturaleza es Salvador y debido a que Dios no quiere que ninguno perezca sino que todos vengan al arrepentimiento y debido a que Dios quiere que todos los hombres sean salvos, hay toda razón para creer simplemente a partir de eso, que un Dios que se preocupa, que creó esa vida para comenzar, quien supervisa y guarda esa vida, quien conoce de manera íntima todo acerca de esa vida, si es que esa vida llega a perecer físicamente en su infancia, habría toda razón nada más a partir de ese Salmo para confiar en la gracia de Dios quien es por naturaleza un Salvador a favor de esa vida.

Permítame mostrarle un par de pasajes adicionales; y sólo estamos comenzando a construir un cimiento. Aquí en Job, capítulo 3, versículo 16 y 17. Job está en una tristeza profunda. ¿Cómo sabemos eso? Versículo 1 de Job tres. “Después de esto, abrió Job su boca y maldijo su día.” Bastante triste. Job dijo: “Perezca el día en que yo nací, y la noche en que se dijo: Varón es concebido. Sea aquel día sombrío.” Me encantaría no haber nacido. Su sufrimiento es tan serio… Nunca haber nacido.

En los versículos 16:17 esto es lo que él dice: “¿Por qué no fui escondido como abortivo, como los pequeñitos que nunca vieron la luz? Allí los impíos dejan de perturbar y allí descansan los de agotadas fuerzas.” ¿Porque no morí en el vientre de mi madre?

¿Que está diciendo? Él está diciendo que estaría mejor si hubiera sido un aborto natural. Estaría mejor si hubiera nacido muerto. No tendría que haber enfrentado una vida de problemas sino que habría entrado inmediatamente a… ¿Qué?… Descanso. Reposo. Job entendió que morir como un infante traía a uno a descanso y uno escaparía el dolor del sufrimiento. Él ciertamente no creyó que los infantes que mueren van al infierno y a algún tormento eterno; sino que más bien tenía la confianza de que entraban en reposo.

En Eclesiastés también, en el capítulo 6, no tienen que pasar ahí, sólo lo pueden apuntar. Eclesiastés 6:3 al 5. Salomón se lamenta, él se lamenta de que un niño que nace muerto está mejor que una persona que vive 1000 años dos veces y no disfruta de las cosas correctas. Él dice: “Aunque el hombre engendrare cien hijos y viviere muchos años, y los días de su edad fueran numerosos,” él dice: “¿Cuál es el punto de vivir 2000 años y ni siquiera disfrutas de la verdadera bondad,? Estarías mejor siendo un niño que nació muerto.”

En ambos casos, usted tiene como implicación la idea de que nacer muerto lo lleva a un lugar de descanso. Nacer muerto es mejor que una vida de impiedad, una vida de insatisfacción. Ahora, esas son algunas referencias implícitas.

La semana próxima, vamos a ver alguna referencias explícitas que creo que apoyan el hecho no sólo de manera implícita sino explícitamente de que los niños que mueren van al cielo. Entonces, responderíamos sí; qué hay acerca de los bebés que mueren, si decimos salvación instantánea, sí; ¿cómo vamos a entender eso la luz del pecado? ¿A la luz de la caída?

Entonces, voy a preguntar y responder algunas preguntas. Voy a darles una pequeña lección de teología aquí. Primera pregunta, ¿quién califica como un infante o un niño? Es una buena pregunta. La gente siempre pregunta cuál es la edad de la responsabilidad. Esa es la manera en la que la respuesta normalmente es respondida. Me gustaría presentarla de otra manera, ¿quién califica como un infante o un niño? ¿De quién estamos hablando aquí? Esta noche en las aguas del bautismo oímos testimonio de algunos jóvenes que tenían 13 años, ¿es esa la edad? ¿Doce? ¿Once? ¿Diez? Oí de una joven, que ella cree que su salvación ocurrió a la edad de siete; otro, creo que a la edad de diez. ¿Cuál es la edad? Y con frecuencia usted oye esa pregunta.

Realmente, esa no es la pregunta porque no estamos hablando de una edad de responsabilidad. Entienda esto. Estamos hablando de una condición de responsabilidad. Saque la palabra “edad” de esta discusión. Estamos hablando de una condición de responsabilidad, no una edad. ¿Quién califica entonces en nuestra discusión como un infante o niño que está muriendo y que es salvo, quien al morir de manera instantánea va al cielo? ¿De quién estamos hablando?

Respuesta: aquellos que no hay alcanzado un entendimiento suficientemente maduro como para comprender de manera convincente los asuntos de ley y gracia, pecado y salvación. Lo voy a repetir porque lo pensé por mucho tiempo; y esta es la manera en la que quiero que lo oigan. Estamos hablando de alguien que no ha alcanzado un entendimiento lo suficientemente maduro como para comprender de manera convincente los asuntos de ley y gracia y pecado y salvación. Este es ciertamente un infante en el vientre. Este es ciertamente un infante en el nacimiento. Este es ciertamente un niño pequeño. Y este es ciertamente un adulto con algún problema en cualquier edad. Cualquier persona, en una condición en la que no puede entender y comprender de manera suficiente como para estar plenamente convencido de los asuntos de la ley y la gracia, y el pecado y la salvación. No es una edad, es una condición. Y varía de niño en niño. Y como he dicho, usted tiene que incluir en esta categoría a aquellos que crecen teniendo desventajas mentales, siendo discapacitados mentales, retardados mentalmente, de manera que nunca tienen un entendimiento lo suficientemente maduro o un entendimiento lo suficientemente convincente de la ley y gracia y el pecado y la salvación. Esta no es una edad, es una condición. Estas son las personas de las que estamos hablando, personas en esa condición que no pueden entender de una manera madura y comprender convincentemente estos asuntos. Estamos hablando de esas personas. ¿Son salvos y mueren? 

Y la siguiente pregunta que tenemos que hacer al enmarcar esta discusión, y estoy siendo cuidadoso en el detalle porque quiero que esto sea útil no sólo para nosotros sino para muchas personas que están haciendo esta pregunta; y por ello quiero ser muy cuidadoso en cubrir todo. Una segunda pregunta… ¿Acaso todos los niños son concebidos como pecadores? ¿Acaso todos los niños son concebidos como pecadores?

Ahora, hay una creencia que todavía existe aunque fue condenada hace 1600 años atrás. Hay una creencia que enseña que todas las personas nacen sin pecado. Todos nacen, todos hemos nacido siendo moralmente limpios. El pecado sólo echa raíces en nuestras vidas cuando cometemos nuestro primer pecado; y entonces llegamos siendo moralmente limpios, dice esta posición. Y cometemos pecado por decisión y después, cuando cometemos pecado por decisión, nos volvemos pecadores. Y no sino hasta ese punto. Aquellos que tienen esta postura encuentran que es muy conveniente al lidiar con niños porque dicen que debido a que estos pequeños no pueden tomar una decisión moral a pecar, por lo tanto no son pecadores. Y entonces, cuando mueren van al cielo porque no son pecadores. Mueren sin ser pecadores. Y como dije, 1600 años atrás, esta postura llamada pelagianismo fue denunciada como una herejía por toda iglesia que se reunió después de la muerte de Pelagio. Sin embargo, ha sobrevivido hasta el día de hoy en algunas formas de lo que llamamos teología arminiana. No obstante, la Biblia es absolutamente clara en enseñar que todos los niños son pecadores a partir de la concepción. Todos los niños. El principio de iniquidad está incrustado en la raza humana. Los niños nacen siendo moralmente corruptos. Nacen con una inclinación irresistible hacia el mal, y cualquier noción de que los niños nacen siendo moralmente neutrales y libres de una predisposición a pecar es absolutamente contraria a las Escrituras. Y como dije, esta postura fue denunciada como herejía después de la muerte del que la propuso; y ha sido considerada una herejía por aquellos que son fieles a teología bíblica desde ese entonces.

Todos los humanos nacen en pecado. Si los infantes no fueran pecaminosos, no fueran pecadores, sino fueran moralmente corruptos, entonces no morirían. Si nacieran siendo inocentes o puros o siendo moralmente neutrales, no habría base para su muerte. El hecho mismo de que mueren indica que la enfermedad del pecado está ahí en ellos porque el pecado es el asesino. Es su naturaleza pecaminosa heredada en donde están plantadas las semillas de la muerte.

Y además, ¿conoce a algún adulto que escogió no pecar y por lo tanto perpetuó alguna perfección santa? ¿Conoce usted algún adulto que no repitió la rebelión consciente de Adán y Eva en contra de Dios? ¿Conoce a algún adulto que realmente no pecó? No, las únicas personas que no pecan son aquellos que mueren en la infancia; y la única razón por la que no pecan es porque mueren antes de que puedan manifestar su pecaminosidad. Mueren antes de que puedan tomar una decisión moral responsable de rebelarse en contra de Dios, lo cual todos hacen si viven. Cualquier niño que vive hasta el punto de llegar a responsabilidad moral, cualquier persona que pasa esa condición en la que no puede entender y no puede entender de manera convincente las verdades de la salvación, cualquier niño que vive más allá del punto de la responsabilidad moral al punto de la decisión de responsabilidad moral, va a escoger pecar. Todos lo hacemos. La Biblia es absolutamente clara en enseñar que todos los infantes que sobreviven terminan siendo pecadores miserables porque son parte de su naturaleza. Primera de Reyes 8:46: “No hay hombre que no peque.” Salmo 51:5: “He aquí, en pecado he sido formado y en maldad me concibió mi madre.” No significa que fue un hijo ilegítimo, ese no es el caso. Sino que desde la concepción misma el pecado estaba ahí, incrustado en su naturaleza.

Salmo 58:3: "Los impíos desde la matriz. Y los que hablan mentira se desvían desde nacimiento." Salmo 143:2: "En Tus ojos ninguno viviendo es justo." Pero eso es desde la concepción en adelante, en el vientre, en el nacimiento, en la infancia, en la niñez o en la edad de adulto, nadie es justo. Proverbios 20, versículos 9: "¿Quién puede decir: "He limpiado mi corazón, estoy puro de pecado?" Nadie. Eclesiastés 7, versículo 20: "Realmente no hay un hombre justo. en la tierra que haga bien y nunca peque." Jeremías 17:9: "Engañoso es el corazón más que todas las cosas y perverso; ¿quién lo conocerá?" Todo en las Escrituras clama acerca de la pecaminosidad del hombre. Jesús, en Mateo 15:18 : "Las cosas que proceden de la boca salen del corazón y del corazón vienen los malos pensamientos, los homicidios y adulterios, fornicaciones, robos, testimonios falsos, calumnias. Estas son las cosas que contaminan al hombre." Es lo que viene de adentro. En Romanos capítulo 3: "No hay justo, ni aun uno." Y Romanos 3 continúa describiendo el estado miserable del corazón humano.

Entonces, la Biblia nos dice que la pecaminosidad no es una condición que le viene a la gente cuando tiene la suficiente edad como para escoger el mal. Es la condición de la raza humana entera y toda concepción trae una vida pecaminosa. Toda concepción conlleva una vida pecaminosa. Toda persona desde Adán y Eva, toda persona que ha nacido, ha nacido en un estado pecaminoso caído. Eso se vuelve evidente tan pronto como cualquier decisión de conducta es tomada. Nacemos siendo pecadores, nacemos también siendo culpables debido a que heredamos la culpabilidad del pecado de Adán.

No quiero entrar en detalles, si quiere el detalle de esto puede escuchar la enseñanza que hemos dado de Romanos capítulo 5. Pero un par de versículos. Romanos 5:12: “Así como el pecado entró en el mundo por un hombre y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres por cuanto todos pecaron.” Esa es una declaración profundamente definitiva que dice que cuando Adán pecó, la raza humana se volvió culpable en Adán; y todos pecamos ahí; y todos morimos ahí. Y todo humano que nace lleva la culpabilidad del pecado de Adán, el principio de iniquidad y muerte. Nacemos corruptos, heredando esta naturaleza humana contaminada y llevando la culpabilidad de ese pecado original. Y entonces, en el mismo capítulo, Romanos 5:21 dice: “El pecado reinó en la muerte de ese punto en adelante.” Toda la gente entonces nace siendo pecadora, nace resistiendo la justicia y amando la maldad. Somos, y este es un versículo muy importante, Efesios 2:3, por naturaleza los hijos de ira. Esa es nuestra naturaleza.

Génesis 8:21 dice: “La imaginación del corazón del hombre es mala desde su juventud.” Isaías 48:8: “Sé que tú te has conducido de una manera muy impía y fuiste llamado transgresor desde el vientre.”

Ahora, esto es importante. Todo niño es concebido con un virus mortal, el virus del pecado, con motivos corruptos, actitudes corruptas, deseos corruptos, ambiciones corruptas, objetivos corruptos y lleva la culpabilidad del pecado de Adán. Entonces, no podemos responder a la pregunta al decir que todos los bebés mueren y van al cielo porque no son pecadores. No es así. No es así. El hecho mismo de que mueran prueba que han heredado la corrupción del pecado que produce la muerte.

Ahora, eso nos lleva a una tercera pregunta. Y ahora vamos a entrar a los asuntos a detalle. ¿Qué implicaciones tiene esta verdad de la depravación en el tema de los infantes que mueren? Debemos concluir que todos los bebés son pecadores depravados desde el tiempo de la concepción porque nacen como hijos de padres depravados. Y un pecador produce a otro pecador. Y aquí es donde algunas personas entran y dicen que bueno, si todos son pecadores, si todos nacen en pecado, todos son culpables y todos están condenados al infierno. Y todos los pequeños que mueren por millones y millones debido a que son pecadores merecen la muerte y el infierno; y ahí es adónde van debido a que no se pueden arrepentir y debido a que no pueden clamar a Dios por misericordia y gracia, no pueden creer en Jesucristo, todos se van al infierno.

Hay gente que cree en esto. Hay gente que me ha dicho esto de manera repetida. Esta es una especie de implicación extraída de su doctrina de la depravación total que debido a que todos los que nacen, nacen en depravación total y merecen el infierno, reciben el infierno. Supuestamente, es su proceso secuencial o lógico pasando por el punto de vista de la depravación total. Fue una de las acusaciones en contra de Spurgeon. Spurgeon fue fuerte en la teología reformada. Y la gente acusaba a Spurgeon, como han acusados a otros que creen en teología reformada o calvinismo como se llama, de condenar a todos los bebés. Y quizás Spurgeon nunca respondió mejor que esto, y él dijo, y cito: “Entre las farsas terribles que han sido pronunciadas en contra del calvinismo propio, está la calumnia impía de que nosotros enseñamos la condenación de los pequeños infantes. Nunca jamás ha sido pronunciada una mentira más baja. Pudieron haber existido en algún lugar, en algún rincón de la tierra, un criminal que se atreviera a decir que había infantes en el infierno; pero nunca lo he conocido, ni he conocido a un hombre que jamás haya visto a una persona así. Podemos decir que las Escrituras dicen poco con respecto a los infantes. Y por lo tanto, en donde las Escrituras dicen poco, ningún hombre puede determinar dogmáticamente; pero creo que hablo por el cuerpo entero o en nombre del cuerpo entero o ciertamente con unas pocas excepciones. Y esas son desconocidas para mí cuando digo que enseñamos que todos los infantes que mueren son elegidos de Dios y por lo tanto, son salvos. Y vemos esto como el medio por el cual Cristo verá el trabajo de su alma a un gran grado; y muchas veces esperamos eso, y de esta manera, la multitud de los salvos serán un número de personas que excedan a la multitud de los perdidos. Sean cuales sean las perspectivas o posiciones de nuestros amigos acerca del punto, no necesariamente están conectadas con la doctrina calvinista. Yo creo que el Señor Jesús, quien dijo de los tales es el Reino de los cielos, diaria y constantemente recibe en Sus brazos amorosos a esos tiernos que sólo son mostrados y después arrebatados al cielo,” fin de la cita.

Si usted analiza la literatura calvinista reformada en los 450 años que pasaron desde Calvino, descubrirá que la mayoría de los escritores creían que todos los infantes que mueren son llevados al cielo. Ahora, permítame ampliar esto. Esto es muy, muy importante.

Como puede ver, sólo la verdadera soteriología pura reformada, sólo la soteriología pura reformada, verdadera, puede explicar el hecho de que los niños caídos pecaminosos, depravados, culpables que mueren sin ningún mérito espiritual, mueren sin ningún mérito religioso, mueren sin ningún mérito moral de sí mismos, pueden ser bienvenidos por un Dios santo en la gloria eterna… Sólo la teología pura reformada puede permitir eso porque sólo la teología más pura cree que la salvación es totalmente por gracia. ¿Cómo fue usted salvo? ¿Por qué? Por Gracia.

Dice usted: “Bueno, si Dios solamente toma a todos los bebés al cielo, eso sólo gracia.” Correcto. ¿Pero cómo fue usted salvo? ¿Por la ley? ¿Usted qué quiere? ¿Ley para los bebés y gracia para usted? Usted no tuvo más que ver con su salvación que un infante inútil. Esa es la razón por la que la teología más pura y genuina es teología que entiende que la salvación es por gracia y quizás eso es lo que Jesús tenía en mente en parte cuando dijo: “Ustedes que van al cielo, van al cielo como niños.” ¿Existe otra ilustración mejor por gracia que la salvación de un infante incapaz de hacer algo? El verdadero entendimiento, cualquier verdadero entendimiento de las Escrituras da lugar a la realidad de que toda la salvación es por decisión soberana de Dios a través de la gracia basada en nada a que el pecador pueda hacer. ¿Y hay una mejor ilustración de eso que salvar a infantes perdidos? ¿Acaso eso magnifica la soberanía? ¿Eso magnifica la gracia? ¡Claro!

Philip Johnson escribió en una de sus lecciones: “Conocí a un hombre cuyo hijo murió en la infancia y él parecía pensar que había algo de mérito en creer que su propio hijo se había ido al infierno. En toda oportunidad en la que él tenía, sacaba a la luz el punto. Y se jactaba que él y su esposa habían llegado a entender que su hijo simplemente no estaba entre los elegidos. Yo le dije que él y su esposa iban a recibir una sorpresa muy agradable cuando llegaran a gloria. Recuerdo que dijo que estaba totalmente seguro de que si Dios había elegido a ese infante para la salvación, Dios lo habría mantenido vivo por suficiente tiempo como para llevarlo a la fe. Mi respuesta fue que él podría tener tanto apoyo bíblico para concluir que si Dios hubiera decidido no elegir al niño, él lo habría mantenido en la tierra por suficiente tiempo como para que el corazón del niño hubiera sido endurecido por pecado y su rebelión contra Dios fuera manifiesta a través de las acciones deliberadas; porque cuando las Escrituras describen a los habitantes del infierno, siempre lo hacen con listas de pecados y abominaciones que deliberamente han cometido. Podemos ver la información bíblica y concluir que cuando Dios toma la vida de un pequeño, de hecho es un acto de misericordia, manteniendo a ese bebé, guardando a ese niño de ser endurecido por una vida de estar expuesto a la maldad y de una vida de rebelión deliberada en contra de Dios. La posición personal en este tema dice mucho acerca de la perspectiva personal de Dios… Y me gusta esto… Y de su gracia.”

Y si usted comprende que Dios es por naturaleza Salvador -¿no hemos dicho esto una y otra y otra y otra vez?- ¿No es esa la expresión más genuina de su corazón? ¿No está Jeremías llorando las lágrimas de Dios en Jeremías 13? ¿Acaso las Escrituras no están diciendo que Dios quiere que la gente sea salva, que no perezca? ¿Cómo podemos creer eso si Él lleva a billones de infantes indefensos al infierno? ¿Es ésta alguna magnificación de la gracia? ¿Es ésta alguna ilustración de la gracia?

Alguien más puede venir a este punto y decir: “Sí, pero Dios muestra gracia; pero sólo a bebés bautizados.” Esto es luteranismo. Ahora, ciertamente tenemos mucho que agradecerle a Martín Lutero, pero el bautismo de infantes no es una de esas cosas. El catecismo de Lutero dice, y cito: “El bautismo opera el perdón de pecados, libera de la muerte y el diablo y da salvación eterna a todos aquellos que creen como la palabra de la promesa de Dios lo declara.” Bueno, el bebé no puede creer; y ahí es donde Lutero entró y dijo: “Bueno, la fe de alguien más, la fe vicaria por parte de sus padres es contada a favor del bebé. Entonces, los bebés bautizados van a ser salvos.”

Y la confesión de Habsburgo luterana dice, y cito: “Del bautismo, los luteranos enseñan que es necesario para la salvación y que por el bautismo la gracia de Dios es ofrecida y que los niños deben ser bautizados, quienes por el bautismo siendo ofrecidos a Dios son recibidos en el favor de Dios,” fin de la cita. Esta posición es la que tienen los anglicanos y los episcopales y algunos grupos reformados.

La Iglesia católica romana enseña esencialmente lo mismo, que la remoción del pecado depende del sacramento del bautismo de los infantes. Sin el bautismo de los infantes, sin el bautismo, ningún niño puede ser salvo. El concilio de Trento de 1563 basó la salvación de los infantes en el bautismo católico romano. En 1951, Pío XII enseñó que, y cito: “Ninguna otra manera fuera del bautismo es vista como impartir la vida de Cristo a los pequeños.” El catecismo nuevo católico dice: “Mediante el bautismo cristiano uno entra el Reino de Dios y a la esfera de la obra salvadora de Cristo.”

Entonces, la respuesta de los sacramentalistas es que los bebés bautizados son salvos y los bebés no bautizados no lo son. Ahora, esto haría que la salvación no fuera un acto de gracia sino un acto de obras. Y eso no da crédito a gracia de Dios. Y el punto entonces debe ser rechazado de manera abierta.

En primer lugar, debido al que bautismo de infantes no es mencionado ni enseñado en las Escrituras. Me acuerdo cuando estaba debatiendo R.C. Sproul acerca del bautismo, y él es mi buen amigo, pero él no tenía un argumento. Entonces, cuando me preguntó si yo lo debatiría, yo le dije: “Por supuesto.” Y entonces, después de que presenté mi postura acerca de esto y él dio la suya, él comenzó diciendo: “Ahora, MacArthur dice que el bautismo de infantes no está en la Biblia y tiene razón. No obstante…” Y empezó a hablar. Si usted estaba tratando de encontrar el bautismo de los infantes en la Biblia, no lo encontrará. El bautismo de los infantes ciertamente sería una obra; y si los bebés son salvados en esa obra, entonces la salvación no es por gracia.

Ahora, permítame resumir. Ninguna perspectiva de la salvación de los infantes que niegue el pecado original y la depravación total es verdadera. ¿Entendió eso? Ninguna postura de la salvación de infantes que niega el pecado original y la depravación total es verdadera. Los bebés no están libres de pecado, son pecadores.

Segundo punto de resumen: ninguna postura de condenación universal de infantes que mueren necesariamente protege las doctrinas de salvación debido a que la salvación se basa en la gracia soberana y amplia. Todo bebé salvo sería un acto de gracia fuero de cualquier mérito por parte de cualquier niño; y eso es verdad también en el caso de la salvación de adultos.

Y en tercer lugar, ningún bautismo de nadie, incluyendo infantes, lo salva. Eso sería salvación por obras.

Lo que le acabo de decir, en caso de que no lo siguió, es que todos los bebés son pecadores depravados, caídos, culpables y corruptos. Pero enviarlos a todos al infierno no necesariamente protege la doctrina de la salvación debido a que la gloria de la doctrina de la salvación es que es una decisión soberana por Dios, provista para pecadores indignos incapaces, puramente en base a gracia. Eso elimina cualquier obra, incluyendo el bautismo.

Una pregunta más. Si los infantes son salvos cuando mueren, ¿cuál es el medio por el cual son salvos? Si aquellos que son retardados, que tienen un retraso mental, que son discapacitados mentalmente, que son disfuncionales y por lo tanto están en la misma categoría que un infante estaría en la condición de no tener la capacidad de entender asuntos de la salvación, si son salvos cuando mueren, ¿por qué medio son salvos? ¿Por qué medios?

Bueno, le voy a decir por qué medios. Por la obra sacrificial de Jesucristo porque ese es el único medio por el cual cualquier persona puede ser salva. Ahora, escuche lo que digo. Dios ha predestinado a todos los que Él quiere a salvación, incluyendo aquellos que están en la infancia. Esa salvación es por decisión soberana a través de gracia únicamente aunque todos los infantes merecen un juicio externo debido a su culpabilidad y corrupción. Sus pecados fueron pagados por el sacrificio sustitutivo de Cristo en la cruz en el cual Él llevó la ira de Dios no sólo por todos los que podían creer sino también por todos los que no podían creer. Realmente creo que sólo los que entiendan la verdadera teología reformada pueden entender la redención de los pequeños que encaja de manera tan hermosa porque es todo soberanía y es todo gracia.

B. B. Warfield, el gran teólogo de Princeton, escribió esto, y cito: “El destino de los infantes que mueren es determinado de manera independiente de su decisión por un decreto incondicional de Dios, suspendido por su ejecución en base a ningún acto de ellos. Y su salvación es llevada a cabo mediante una aplicación incondicional de la gracia de Cristo a sus almas a través de la operación inmediata, irresistible del Espíritu Santo previo a y fuera de cualquier acción de sus propias voluntades. Y, si la muerte en la infancia depende de la providencia de Dios, es una certeza plena que Dios en Su providencia, quien escoge a esta multitud basta para que sean participantes de Su salvación incondicional. Esto no es más que decir que son predestinados de manera incondicional a la salvación desde la fundación del mundo. Si tan sólo un infante muriendo en una infancia irresponsable fuera salvo, el principio arminiano entero es invertido. Si todos los infantes muriendo como tales son salvos, no sólo la mayoría de los salvos sino sin duda alguna la mayoría de la raza humana ha entrado a la vida por un camino no arminiano.” Una pequeña broma ahí.

Lo que él está diciendo es que cualquier persona que tiene un sistema arminiano, en su sistema tiene alguna contribución a la salvación hecha por el individuo. Y esto es parte Dios y parte nosotros. Y esa es la razón por la que él busca decir que es sólo un entendimiento puro de la doctrina de salvación que puede decir que es todo de Dios y es todo de gracia que puede explicar la salvación de estos pequeños. Y rápidamente añadiría que la salvación no es independiente de Cristo, es a través de Cristo. Y él, como dice Warfield, es el que lleva sus pecados en Su propio cuerpo en la Cruz.

Usted dice: “Pero, pero, pero no creyeron, ellos no creyeron.” Ellos no podían creer… Entonces, en gracia y misericordia y elección soberana a través del sacrificio de Cristo y Su resurrección aplicada de manera gratuita a ellos, son llevados al Reino de Dios. Y, claro, en ningún lugar las Escrituras enseñan condenación de infantes; y le voy a mostrar la próxima vez cómo enseña lo opuesto.

Y quiero cerrar con esto. ¿Qué enseñan las Escrituras acerca de la condenación? Pase a Apocalipsis capítulo 20. Esto es importante. Este es el punto primordial que quiero que entienda en este mensaje en esta noche. Apocalipsis capítulo 20, las Escrituras enseñan, y escuche con mucha atención, las Escrituras enseñan, y aquí tiene usted una afirmación de resumen que le voy a mostrar cómo viene a través de las Escrituras que enseñan que los hombres y las mujeres son salvos por… ¿Que?… gracia, pero condenados por obras… Por obras. Las Escrituras enseñan que todos los pecadores condenados se ganan su castigo eterno por sus pecados. ¿Cómo es eso? Porque cuando usted va al juicio del Trono Blanco, esto es lo que ve. Apocalipsis 20, versículos 11 y 12. Este es el juicio del gran Trono Blanco, este es el juicio final de todos los impíos de toda la historia y El que está sentado en el trono de cuya presencia huyeron la tierra y el cielo, en ningún lugar se encontró para ellos. Obviamente, el gran Juez, Dios, le ha entregado a Cristo, nos dice eso en Juan 5. Ahí está Cristo, el gran juez en el trono y, el versículo 12, dice: “Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios y los libros fueron abiertos. Y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, y” -escuche esto- “según sus obras.”

Y voy a volver a decir esto. Las Escrituras siempre, siempre conectan la condenación eterna con las obras del pecador… obras… Siempre. En Juan 8:21 y 24, la obra más condenadora que Jesús dice aquí: “Otra vez les dijo Jesús, Yo me voy y me buscaréis, pero en vuestro pecado moriréis; adonde Yo voy vosotros no podéis venir.” La obra más grande de las obras malas del pecador es incredulidad… incredulidad. Y la incredulidad siempre es identificada como el pecado primordial que condena. Juan 3:36: “El que cree en el Hijo tiene vida eterna, pero el que rehúsa creer en el Hijo, no verá la vida sino que la ira de Dios está sobre él.” Antes, en el capítulo, él dice: “Ustedes no creen, no creen y debido a que no creen están condenados, y están condenados sino creen. Y cuando no creen, no obedecen. Entonces, hay una vida de obras malas que están registradas, los libros las registran. Dios tiene un registro completo de todo pecado de todo pecador que jamás ha vivido y es en base a esos registros que ellos serán condenados. Son los pecados que los pecadores cometen que constituyen el registro que es establecido en contra de ellos mediante el cual la condenación viene desde el trono de Dios.

Los pequeños no tienen ese registro. En Jonás 4:11: “¿Y no tendré Yo piedad de Nínive, aquella gran ciudad donde hay más de ciento veinte mil personas que no saben discernir entre su mano derecha y su mano izquierda, y muchos animales?” Dios dice que ahí hay personas que merecen compasión porque no conocen la diferencia, no saben la diferencia entre su mano derecha y su mano izquierda. Y él está hablando de aquellos que son infantes, aquellos que son mentalmente incapaces de entender la Verdad. Y Dios dice que ellos merecen compasión debido a esa condición.

En Deuteronomio 1:39, Dios habla de sus pequeños que no tienen conocimiento del bien y del mal. Hay un punto en la vida cuando no tienes el conocimiento del bien y del mal, cuando no has alcanzado esa condición de responsabilidad. Y de la misma manera, Isaías 7:16: “Antes, el niño sabrá lo suficiente para rechazar el mal y escoger el bien,” y demás.

Los infantes que mueren entonces, nunca han tenido nada escrito en el registro porque nunca han cometido las obras, obras conscientes de rebelión e iniquidad. Dios sabe en qué punto ellos se vuelven responsables. Los infantes que mueren han sido protegidos por la providencia de Dios de cometer esas obras, esas obras responsables de pecado por las cuales ellos son condenados. Y escuche, no hay lugar en la Biblia en donde el juicio se base en ningún otro criterio que las obras de pecado. Es verdad que son pecaminosos por naturaleza, pero el registro en contra de ellos, que los condena, son sus obras. Dios no acusa a gente con pecados en sí hasta que los cometen.

Ahora escuche, la salvación entonces es por gracia, completamente independiente de las obras. La condenación es por obras, completamente independiente de la gracia. Los infantes no tienen obras pecaminosas para llenar los libros y condenarlos. Entonces, digo esto, si un bebé muere, ese bebé es elegido… Cielo instantáneo. Ahora, ¿sabe usted por qué respondí la pregunta de Larry del modo en la que le respondí?

Permítame leerle algo a cerrar. Escrito en 1907 por R. A. Web, escuche esto: “Si un infante muerto fuera enviado al infierno en base a ningún otro criterio que el de pecado original, habría una buena razón para la mente divina por juzgar porque el pecado es una realidad. Pero la mente del niño estaría perfectamente en blanco con respecto a la razón por la que él sufriría. Bajo dichas circunstancias, conocería el sufrimiento pero no tendría entendimiento de la razón de su sufrimiento. No podría decirse a sí mismo por qué sería azotado de una manera tan terrible. Como consecuencia, el significado entero de sus sufrimientos sería un enigma consciente, la esencia misma de la paga estaría ausente y la justicia sería decepcionada, sería robada de su validez,” fin de la cita.

Si, los niños nacen siendo pecadores. Su muerte prueba eso. Pero nunca capaces de entender la Verdad y por lo tanto incapaces de haber rechazado conscientemente y haber escogido la rebelión; entonces, no tienen registro alguno en contra de ellos en los libros de Dios. Y entonces, ellos constituyen una oportunidad maravillosa y vasta para que la gracia soberana opere fuera de alguna obra en absoluto.

Entonces, aquí tienen un resumen final. Todo niño que muere antes de que llegue a condición de la responsabilidad mediante la cual de manera convincente entiende su pecado y corrupción y acepta el Evangelio por la fe son salvados por gracia eternamente por Dios mediante la obra de Jesucristo siendo elegidos por decisión soberana, inocentes de pecado deliberado, rebelión e incredulidad mediante dichas obras mediante las cuales serían condenados justamente al castigo eterno. Y puede obtener la cinta si quiere ver eso de nuevo.

Entonces, cuando un infante muere, él o ella es elegido a salvación eterna y gloria eterna. Entonces, si usted tiene un pequeño que muere, regocíjese. No considere su pérdida humana, considere su ganancia eterna. No considere que ese niño ha sido perdido sino ha sido ganado, ha pasado brevemente a lo largo de esta vida sin ser tocado por el mundo impío sólo para entrar a la gloria y Gracia eternas. La verdadera tristeza debería ser por aquellos hijos de usted que viven y rechazan el Evangelio. No llore por sus niños en el cielo, llore por sus hijos en la tierra, para que vengan a Cristo. Esta es su gran responsabilidad, su gran oportunidad.

Padre, gracias de nuevo esta noche por estas queridas personas, por cómo aman Tu verdad; cómo está lleno mi corazón de amor hacia ellos por esa comunión en la Palabra que abrazamos y disfrutamos. ¡Cuánto te agradezco por sus corazones dispuestos por saber, por aplicar, por proclamar la Verdad! Te agradezco por cada pequeña vida que ha pasado por esta congregación, cada pequeña vida que fue quizás un aborto natural y pasó a Tu presencia eterna a través de la elección de gracia soberana, toda pequeña vida que murió alrededor del tiempo del nacimiento, algunos de ellos cargados en los brazos tiernos de una madre y un padre en un tiempo de tristeza; sin embargo regocijándose por ese pequeño que pasó por el mundo sin la carga del pecado. Gracias por cada padre, por cada pequeño que vivió por meses o años y después fue arrebatado, llevado al descanso eterno, esperando la reunión, muchos casos con padres que nunca pudieron conocer pero que disfrutarán para siempre. Y por esos niños que vivieron unos cuantos años y murieron a través de una enfermedad o un accidente y fueron congregados a Tus brazos eternos, te damos gracias también. Tú eres un Dios que por naturaleza salva, Tú nos muestras eso en tantas maneras. Y esa muestra de gracia soberana es una evidencia masiva de Tu compasión hacia los pecadores. Tú has salvado a aquellos que no tienen capacidad de remediar el pecado que han heredado y que deben depender de Tu misericordia. Y entonces, así Tú nos salvas de la misma manera, sólo porque Tú nos impartes convicción, arrepentimiento y fe. Y en Tu hijo, quien fue nuestro Salvador y el Salvador de todos los pequeños que murieron, por esta gran gracia, por este rescate particularmente de países paganos y sociedades idólatras e impías, te alabamos. Te damos gracias y te glorificamos por esta gracia abundante. En el nombre de nuestro Salvador. Y todo el mundo dijo… Amén.


Referencia Bibliográfica
Este artículo originalmente apareció aquí en el sitio de Internet de Gracia a Vosotros, por John MacArthur. Usado con permiso de Grace to You. Disponible sobre el Internet en: www.gracia.org 

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