“Oh Señor, de mañana oirás mi voz; de mañana presentaré mi oración a ti, y con ansias esperaré”, Salmos 5:3
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Hay algo especial en esas primeras horas de la mañana y al amanecer. Independientemente de cómo haya sido el día anterior, de las cosas que nos abruman, de los pensamientos e ideas que hayamos tenido. Si dormimos bien, todo se siente diferente.
Lo más probable es que no haya cambiado absolutamente nada de la noche a la mañana, pero de alguna manera nosotros hayamos sido los que hemos cambiado.
Las cosas ya no parecen tan oscuras, las opciones parecen más prometedoras; nos sentimos más optimistas, más seguros, y con más esperanza. Esto es un regalo y bendición de Dios cada día y para nosotros como Sus hijos.
Esta mañana, al salir el sol, oía a un pajarito empezar a cantar. Pensaba que era como si estuviera contento y diciendo a su manera: “Lo sabía, Dios lo ha hecho otra vez. ¡Sabía que a pesar de la noche oscura y fría, Él iba a darnos otra mañana, otro día, otra muestra de Su gracia!”.
Eso traía descanso, gozo, y esperanza a mi alma. Era una oportunidad para comenzar bien el día, descansando en Su obra perfecta y suficiente en nuestro favor. Descansamos al saber que somos amados, perdonados, aceptados, y completos en Él. Descansamos de querer ganarnos, a través de nuestras obras e intenciones, Su atención, Su
favor, y Su amor. Descansamos para después irnos a trabajar, ¡pero libres!
Es una bendición el presentarnos así ante el Padre y recordar que somos Suyos; el tomar el tiempo para considerar y agradecer Su obra en nuestra vida, de poder darle gracias, de poder meditar en las verdades de Su Palabra, y de poder entonces, con una sonrisa, levantarnos
cantando también y diciendo:
“Lo sabía, Dios lo ha hecho otra vez. Sabía que a pesar de la noche oscura y fría, Él iba a darnos otra mañana, otro día, ¡otra muestra de Su gracia!”.
“Pero alégrense todos los que en ti se refugian; para siempre canten con júbilo, porque tú los proteges; regocíjense en ti los que aman tu nombre” (v. 11).
Piensa en esto y encuentra descanso en Él.
Este fragmento fue extraído del libro Descanso en Dios: 31 reflexiones diarias para recordar el evangelio de Juan Marcos Gómez.