Todos somos como gente impura; todos nuestros actos de justicia son como trapos de inmundicia. Todos nos marchitamos como hojas; nuestras iniquidades nos arrastran como el viento. ISAÍAS 64:6
Todo el mundo recibe en algún grado la gracia de Dios: la mujer más baja del mundo; el hombre más pecador y sanguinario del mundo; Judas; Hitler. Si no hubiera sido porque Dios fue misericordioso, habrían sido cortados y asesinados, junto contigo y conmigo, y todos los demás. Me pregunto si, después de todo, hay mucha diferencia entre nosotros los pecadores.
Cuando una mujer barre una casa, parte de la suciedad es negra, parte es gris, parte es de color claro, pero todo es suciedad, y todo va delante de la escoba. Y cuando Dios mira a la humanidad, ve a algunos en los que su moral es de color claro, algunos en los que su moral es oscura, algunos en los que su moral es moteada, pero todo es suciedad, y todo va delante de la escoba moral.
De modo que la gracia de Dios opera para todos. En cambio, la gracia salvadora de Dios es diferente. Cuando la gracia de Dios entra en acción a través de la fe en Jesucristo, hay un nuevo nacimiento. De modo que la gracia de Dios retiene cualquier juicio que vendría hasta que Él, en su bondad, les dé a todos la oportunidad de arrepentirse.
"Señor, cada uno de tus hijos ha pecado y merece que le barran. Me siento agradecido por tu gracia salvadora que nos alcanza a todos en nuestra pecaminosidad. Amén."
Aiden Wilson Tozer (1897 - 1963) fue un pastor cristiano estadounidense, predicador, escritor, editor de revista y conferenciante bíblico.
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