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Todos están convencidos que pueden solucionar directamente y solos la falta de justicia y de rectitud. Pero eso es imposible. La falta de justicia y rectitud es siempre el resultado de la impiedad, y la única esperanza de volver a tener alguna medida de justicia y rectitud en la vida es tener un avivamiento de la piedad. Eso es precisamente lo que les está diciendo el Apóstol a los efesios y nos está diciendo a nosotros (Ef. 6:1-4).
Los mejores y más morales periodos en la historia de este país, y de cualquier otro país, siempre han sido esos periodos después de poderosos avivamientos religiosos. Este problema de anarquismo y falta de disciplina, el problema de niños y jóvenes, no existía hace cincuenta años como existe ahora. ¿Por qué? Porque todavía operaba la gran tradición del Avivamiento Evangélico del Siglo XVIII. Pero como ya ha desaparecido, estos terribles problemas morales y sociales están volviendo, como nos enseña el Apóstol, y como siempre han vuelto a lo largo de los siglos.
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Por lo tanto, las condiciones presentes demandan que observemos la declaración del Apóstol. Yo creo que los padres e hijos cristianos y las familias cristianas tienen una oportunidad única de testificar al mundo en la actualidad siendo simplemente distintos. Podemos ser verdaderos evangelistas al mostrar esta disciplina, esta ley y este orden, esta relación auténtica entre padres e hijos. Podríamos ser los medios, bajo la mano de Dios, de llevar a muchos al conocimiento de la Verdad. Por lo tanto, creamos que así es.
Tomado de Life in the Spirit in Marriage, Home & Work: An Exposition of Ephesians 5:18 al 6:9.