El chisme es un pecado perverso | John MacArthur

El chisme es un pecado perverso | John MacArthur

Chismorrear es una de las formas más comunes de gozarnos en el pecado. Los chismes perjudicarían poco si no hubiera tantos oyentes tan dispuestos a escucharlos. Este pecado, que muchos cristianos lo toman con tanta ligereza, es perverso no solo porque revela de forma tan indiferente las debilidades y pecados de otros, y, por tanto, los daña más que los ayuda, sino porque la esencia del chisme es regocijarse en el mal.

Los chismes que son ciertos son todavía chismes. Lo que hace que el chisme sea chisme es la manera tan desfavorable en la que se hace correr, y a menudo es el simple hecho de que lo hacemos correr. Se le ha definido como un pecado que se goza vicariamente. La esencia del chisme es regodearse en los defectos y pecados de otros, y eso es lo que hace que sea un pecado tan serio. Nunca ayudamos a una persona esparciendo la noticia de su pecado. Granville Walker dijo:

Hay momentos cuando el silencio es pecado, momentos cuando debemos plantarnos firmes y sin importar las consecuencias tenemos que enfrentar los grandes males de nuestro tiempo, momentos cuando no hacerlo así es la forma más descarada de cobardía. Pero hay otras ocasiones en las que el silencio es virtud, cuando decir la verdad es hacer que muchos corazones sangren innecesariamente y cuando nada se consigue y todo se perjudica por una lengua descontrolada.

Fragmentos del Comentario MacArthur del Nuevo Testamento: Primera Corintios.

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