Considera a aquellos que estaban en la escena de Pentecostés, aquellos que ahora admiramos como los padres de la iglesia. Algunos de ellos habían pecado gravemente contra el Señor y contra sus hermanos. Todos ellos tenían que haber sido perdonados y cubiertos sus pecados, o si no, la iglesia no podría haber seguido adelante con el trabajo que el Espíritu Santo iba a hacer.
PECADOS GRAVES
Considera a Pedro. Había blasfemado horriblemente, hiriendo a Jesús, al igual que a los otros discípulos. La iglesia perdonó a Pedro, y lo protegió para que su pasado no pueda ser usado contra él. Considera a Jacobo y a Juan los "hijos del trueno". Ellos también habían pecado gravemente ofendiendo a sus hermanos discípulos cuando proclamaron ser más grandes que el resto de los discípulos. Ellos también fueron perdonados y su pecado fue cubierto.
En verdad, cualquiera de las personas que estaban presentes pudo haber dicho: "Espera un momento, Pedro. ¿Quién te ha hecho lider aquí? Tú negaste a Cristo." Ninguno hizo eso, porque sus corazones habían sido preparados a través la misericordia, y estaban listos para recibir al Espíritu Santo cuando vino en el gran derramamiento de Pentecostés.
COSAS DEL CORAZÓN
Amados, es por esto que el enfoque de las epístolas de Pedro está en las cosas del corazón. Él sabía personalmente que estas cosas tenían que ser removidas y perdonadas, para que no haya ningún impedimento de la carne para el trabajo del Espíritu. Lo mismo es cierto para la iglesia de Cristo de hoy en dia, para nosotros, los que vamos a recibir la poderosa lluvia para la cosecha.
¿Impediremos ese trabajo del Espiritu Santo al no perdonar? ¿O estaremos preparados al permitir que la misericordia fluya a través de nosotros hacia otros?