Vivir la vida cristiana es permitir al Señor Jesús vivir su vida en y por medio de nosotros. Muchos cristianos hoy día parecen contentarse con vivir lo que consideran una vida cristiana adecuada. Creen que, si van a la iglesia, leen su Biblia ocasionalmente y elevan sus oraciones de vez en cuando, habrán hecho más que suficiente para complacer a Dios. En ciertas ocasiones pueden ser inspirados a ir más allá de su rutina normal y ofrecerse de voluntarios para servir a los demás, bien sea como ujieres, como parte de un comité en la iglesia, o hasta yéndose a un viaje misionero a corto plazo.
Aunque siguen la formalidad de todas las acciones propias de «un buen cristiano», no disfrutan el poder, la paz y el gozo que deberían acompañar la vida abundante que Jesús prometió (Juan 10:10). Tarde o temprano, esa vida cristiana falsificada se convierte en una carga para ellos que no los reconforta cuando arrecian las tempestades de la adversidad.
Usted no fue creado(a) para vivir de esa manera. Dios no le llama a usted ni a ningún otro creyente a una vida cristiana marginal y caracterizada por quehaceres y rituales. Él desea tener una relación diaria con usted, en la que usted experimente su presencia y confíe en Él para recibir sabiduría, valor y fortaleza en todas las situaciones. Con cada paso que dé, cada decisión que tome, cada conversación que sostenga y cada pensamiento que retenga, el Señor quiere glorificarse a través de usted. Él desea brillar en su vida, haciendo que sus talentos, sus rasgos y su personalidad sean iluminados por su amor, su gozo, su paz, su paciencia, su benignidad, su bondad, su fidelidad, su mansedumbre y su templanza, a medida que usted procede en obediencia a Él.
En otras palabras, vivir la vida cristiana es permitir al Señor Jesús vivir en y por medio de usted. Por esa razón Pablo escribió: «Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí» (Gálatas 2:20). ¿Cómo le permite usted a Jesús hacer esto? ¿De qué manera vive Él en y por medio de usted? Si estas dos preguntas le parecen difíciles o confusas, no está solo(a). Muchas personas nunca llegan a entender cuán poderosamente Cristo podría demostrar su vida a través de ellos.
Esto se debe a que muchos creen que la vida cristiana consiste en realizar actos piadosos, cuando en realidad comienza con una relación profunda e íntima con el Señor. Por lo tanto, para contestar la primera pregunta: ¿cómo le permite usted a Jesús hacer esto? —usted debe entender que la respuesta viene como resultado de trabajar en su relación con Cristo. Esto lo logra por medio de estudiar la Biblia, orar, adorar y tener compañerismo con otros creyentes. No se trata solamente de aprender acerca de Él, sino que usted debe escucharlo a Él, porque Él le enseñará cómo amarlo, cómo vivir para Él y cómo andar en sus caminos.
MUCHAS PERSONAS NUNCA LLEGAN A ENTENDER CUÁN PODEROSAMENTE CRISTO PODRÍA DEMOSTRAR SU VIDA A TRAVÉS DE ELLOS.
La respuesta a la segunda pregunta: ¿de qué manera vive Él en y por medio de usted? —es tan personal y única a medida que cada creyente lo sigue. Esto se debe a que Él tiene un propósito especial para su vida, y la acción más importante que usted puede emprender en la vida es simplemente obedecer a Dios, sin importar qué le mande hacer. Dios permitirá situaciones y problemas en su vida que sólo Él puede resolver. Esto lo hace con el fin de poder demostrar su gloria, su poder, su amor y su sabiduría a través suyo.
¿Hay algo que le distraiga de tener una relación íntima con el Señor? ¿Ha dejado de confiar en la soberanía de Dios? ¿Le preocupa no estar haciendo lo suficiente para merecer una relación con Él, o que podría perder la vida eterna que Él le ha dado? De ser así, usted necesita volver a la verdad básica de que su salvación es por la fe en Cristo y no por las obras. No hay nada en absoluto que usted pueda hacer para ganarla ni para ser digno de ella. Por lo tanto, tampoco hay nada que usted pueda hacer o dejar de hacer para perderla.
Aquí el asunto no es su salvación sino el impacto de su vida para Cristo y el gozo y la satisfacción que usted reciba de Él. Dios no le llama a una vida adecuada, Él quiere que su vida sea extraordinaria. Sin embargo, para que experimente la vida que Él ha planeado para usted, debe dejar de distraerse con asuntos de la periferia y enfocar su atención completamente en Él. ¿Puede hacerlo? ¿Puede confiar que Jesús viva su vida a través de usted y se encargue de todo lo que le produce ansiedad? ¡Por supuesto que sí! El mismo Dios que le redimió puede enseñarle a vivir para Él. El mismo Salvador en quien confió para su eternidad es más que capaz de encargarse de todos los asuntos que le agobian diariamente y resplandecer radiantemente a través de usted para que otros puedan conocerlo y ser salvos. Por lo tanto, muera a sus presuposiciones de lo que debería ser la vida cristiana, para que pueda experimentar la verdadera vida en Él.
EL TIENE UN PROPÓSITO ESPECIAL PARA SU VIDA, Y LA ACCIÓN MÁS IMPORTANTE QUE USTED PUEDE EMPRENDER EN LA VIDA ES SIMPLEMENTE OBEDECER A DIOS, SIN IMPORTAR QUÉ LE MANDE HACER.
Tomado de la Biblia Principios de Vida de Charles Stanley.