¿Cuál es el secreto de la vida de este hombre? | J. Vernon Mcgee

¿Cuál es el secreto de la vida de este hombre? | J. Vernon Mcgee

En nuestros días cuando el éxito es la marca de la grandeza, no importa en qué empresa uno esté involucrado - puede que sea un apostador, puede que se gane la vida de las carreras de caballos - pero si uno tiene éxito en lo que hace, el mundo lo aprueba y dice que el individuo está bien. Hoy hemos ido al extremo en este asunto del éxito. Permítame decirle que Daniel fue un éxito, no solo según los estándares de Dios, sino también por los estándares del mundo.

Volvamos unas páginas atrás en nuestra Biblia al Libro de Ezequiel. Ezequiel era un fracaso rotundo según los estándares del mundo. Dios le llamó a tomar una posición en un lugar oscuro y difícil. Pero este hombre Daniel, no estaba en tal lugar. En cambio, él sirvió en el resplandor y la publicidad de una gran corte, y se situó allá en la cima. Permítame decirle, nuestros periódicos más reconocidos habrían mandado a sus editores a escribir un artículo sobre Daniel y su éxito, porque es así como el mundo mide las cosas hoy.

¿Cuál fue el secreto de su éxito? ¿Cuál fue la clave a su vida? Si me pregunta a mí, creo que lo expresaría con una sola frase: "ser apartado". Aquí tenemos un hombre apartado para Dios. Y creo que ser apartado es todavía la puerta al entendimiento de la profecía. Una de las razones por las cuales la profecía ha caído en descrédito, y la razón por la cual se presta para el fanatismo, y la razón por la cual mucha gente la ha abandonado es por el estilo de vida de los que la proclaman. Si hay algo en la Palabra de Dios que es claro, es que la profecía, para ser una bendición a nuestros corazones y vidas, debe conducir a una vida apartada.

Yo quisiera darle una declaración de G. H. Lang, un gran expositor de la Palabra de Dios en años de antaño:

La calificación para ser profeta es la calificación de poder entender la profecía. El lector debe unirse con el profeta, por lo menos en esto; en el decidido propósito de ser santo. Porque el fin inmediato de toda la profecía es práctica y moral: "Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro." (1 Juan 3:3) El estudio meramente mental de las Escrituras es ocioso: "El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios..." (Juan 7:17) Por lo tanto, mientras seguimos considerando las visiones y mensajes de Daniel, que cada uno se pregunte: "¿Soy yo un hombre del propósito moral y resolución de Daniel?" Si es así, el Espíritu de la verdad le abrirá el significado de lo que le mostró a Daniel; si no es así, el libro de Daniel continuará siéndome un libro sellado, hasta cuando "el tiempo del fin" puede haber llegado (Daniel 12:9).

Permitame decirle que ese es el gran requisito hoy para el estudio de la profecía. Y la razón por la cual ha caído en tanto fanatismo es porque los maestros y predicadores de profecía han ignorado el hecho de que el prerrequisito necesario es una vida dedicada al Dios todopoderoso. Ahora eso es lo que caracterizaba a Daniel: ser apartado.

Ahora yo sé que la frase ser apartado está desacreditada. Y ha sido dañada más en la casa de sus amigos que desde afuera. Ahora mismo, tenemos dos grupos extremos entre nosotros.

EN UN RINCÓN: LOS EXTREMISTAS

En un grupo hay separacionistas extremos. Son legalistas, de hecho. Han adoptado un código de conducta estrecha y a través de la Biblia limitada. Han reducido la vida cristiana a una pequeña camisa de fuerza, y si usted no se la pone, va a ser dañino para usted. Ellos dicen que se nos ha liberado de los Diez Mandamientos y de la ley mosaica para que podamos meternos bajo la ley de ellos. Y no se han conformado con diez, ¡algunos de ellos han hecho centenares! Y si usted no los sigue, no le irá bien.

Ellos son nuestros fariseos actuales, y han adoptado la política de "No toques, no pruebes, no manipules". Muchos de estos son desconsiderados y crueles en su conducta y en su juicio con otros. Permítame decirle, eso es legalismo y ciertamente no manifiesta el Espíritu de nuestro Señor, y ciertamente no es lo que se describe en el Nuevo Testamento como ser "apartado para el Señor".

EN EL OTRO RINCÓN: LOS REBELDES

El otro grupo representa el extremo opuesto. Esta gente es anti-legalista. De hecho, ellos siguen una de las antiguas herejías de la iglesia llamada "Antinomianismo". Eso es, ellos creen que, "ya que somos salvos por gracia, podemos hacer lo que queramos". Les gusta el concepto de la gracia, pero no les gustan los preceptos de la gracia. No hay disciplina de gracia, según ellos, y la conducta de uno no cuenta. Uno puede vivir como le plazca. Pablo, en Romanos 6:1, 2 les responde: "¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En ninguna manera..." Los que han sido salvos y aún continúan en pecado son rebeldes espirituales. No siguen a ningún hombre ni nada. Hacen lo que les da la gana.

Ambos puntos de vista han dañado el concepto de ser apartado bíblicamente.

Fuente: 'Lecciones de valor' del libro de Daniel, por Dr. J. Vernon McGee.

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