Sabemos más de la historia personal y de la vida privada de Daniel que de cualquier otro profeta. El se nos presenta como adolescente, probablemente de 15 a 17 años de edad, cuando fue llevado cautivo y reubicado de su hogar en Israel a un país extranjero, una tierra pagana.
Según los criterios mundanos, aquel pais espiritualmente. muerto le trató bien (tenían sus razones). Por más de sesenta años él vivió en esa corte libertina y en ese ambiente pagano al cual había sido llevado con todas sus influencias espiritualmente mortiferas.
El caminó con la realeza, y lo hizo con dignidad y con propósito en una corte y sociedad licenciosa y libertina de aquel dia. Con el tiempo, llegó al cargo de Primer Ministro. Esta era la posición más alta que cualquier rey podía ofrecer
A Través de la Biblia a un hombre, y no sobre uno, sino sobre dos gobiernos mundiales: Babilonia y Media-Persia. Daniel era más famoso y respetado en su día que cualquier lider mundial de hoy. Se ganó la amistad de reyes, pero también tuvo enemigos amargos y crueles que buscaron acabar con su vida.
Era leal y verdadero al principe pagano a quien servía. Esta es una de las cosas que caracterizaba a este hombre. El mantuvo un testimonio sin mancha, se mantuvo sin mancha del mundo. Caminó de tal manera que nadie, ni aún sus enemigos, podían encontrar alguna falla en él, es decir, ninguna falla que pudieran probar. Ellos entablaron muchas cargas, pero nunca pudieron probar nada contra este hombre.
En el sexto capítulo del Libro de Daniel, leemos: Entonces los gobernadores y sátrapas buscaban ocasión para acusar a Daniel en lo relacionado al reino; mas no podían hallar ocasión alguna o falta, porque él era fiel, y ningún vicio ni falta fue hallado en él. (Daniel 6:4)
Permitame decir que este era un testimonio maravilloso para un hombre como Daniel en una corte extranjera y malvada de aquel día. Él era fiel a Dios. Era un anciano cuando un testimonio vino del cielo en boca de un ángel: "O Daniel, hombre muy amado." Qué testimonio cuando se ha alcanzado una edad avanzada, no que los hombres le alaben, sino que sea un testimonio del cielo: ";Hombre grandemente amado!" Ese fue el testimonio de Dios. Y el escritor a los Hebreos lo puso en el capítulo de la fama y fe, pero no por nombre. No fue necesario nombrar a Daniel, porque es bien conocido de quien está hablando el escritor en la epístola a los Hebreos:
...que por fe conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones... (Hebreos 11:33)
¿Qué testimonio tenía Daniel!
Entonces cuando llegamos al fin de la vida de este hombre, encontramos en el último versículo del Libro de Daniel esta declaración concerniente a él: "... y reposarás..." (Daniel 12:13) Habiendo servido a Dios y al hombre tan fielmente, ahora Dios dice en efecto: "Ahora tú vas a tu reposo." Y no solo eso, sino que añade: "... y te levantarás para recibir tu heredad al fin de los días. Cuando venga el tiempo para la resurrección de tu pueblo, tú serás levantado con ellos. Y entonces recibirás la justa recompensa para la vida que has vivido para Dios." No puedo concebir de otro hombre cuya vida se destaque como la de Daniel.
Fuente: 'Lecciones de valor' del libro de Daniel, por Dr. J. Vernon McGee.