Usted plantea una pregunta sobre la cual la iglesia cristiana ha estado seriamente dividida a lo largo de su historia por varias razones. Hay poca información en la Escritura que trate el asunto directamente. La iglesia católica romana tiene su tradicional doctrina del limbo, y hay dos clases de limbo. Está el limbo para la gente del Antiguo Testamento que murió antes de la venida de Cristo, y luego el limbo de los infantes. En este caso, el limbo se define como una suerte de rincón menor del infierno. No es el cielo, pero la definición histórica indica que es un lugar no alcanzado por el fuego del juicio. Los bebés no bautizados son asignados a ese lugar, en el cual pierden las bendiciones del cielo, pero no participan de los castigos del infierno.
Las iglesias protestantes difieren en cuanto a lo que sucede con los bebés que mueren. Algunas distinguen entre aquellos que son bautizados y aquellos que no lo son. En mi denominación, sostenemos como un artículo de fe que los hijos de los creyentes reciben una dispensación especial de gracia y son llevados al cielo, no porque sean inocentes, sino porque son receptores de gracia.
¿Son los niños no nacidos lo mismo que los bebés? Otra vez, la controversia polemiza acerca de si estos fetos no nacidos son o no considerados por Dios como vidas humanas. Algunos adoptan la posición de que un bebé abortado es una persona humana real, y parecería coherente decir que todo lo que pensemos que les sucede a los niños que mueren en la infancia se aplicaría, entonces, a los niños no nacidos.
Mi creencia personal es que los niños no nacidos que mueren a través del aborto son tratados por Dios como seres humanos, y que la misma gracia que se dispensa a los bebés que mueren en la infancia se aplicaría a los niños no nacidos. Eso no depende de si el aborto es intencional o no. El término aborto es además una expresión que usamos para describir a un aborto espontáneo. Mi esposa ha tenido cuatro abortos espontáneos, y esperamos y anhelamos de todo corazón encontrarnos en el cielo con aquellos niños no nacidos. Asumimos que tenemos seis niños y no sólo dos, y esperamos reunirnos con los niños que no pudimos conocer personalmente.
Tomado de ¡Qué buena pregunta! Copyright © 1996 por R.C. Sproul.