El falso profeta habla acerca de «Jesús»; incluso, se complace en hablar de la cruz y de la muerte de Cristo. Pero la pregunta vital es, ¿qué idea tiene de esa muerte? ¿Qué idea tiene de esa cruz? Se enseñan puntos de vista que son totalmente herejes y niegan la fe cristiana. La prueba definitiva es ésta:
¿Se da cuenta de que Cristo murió en la cruz porque fue la única manera de expiar y hacer propiciación por el pecado? ¿Cree también que Cristo fue crucificado en la cruz en lugar suyo, que llevó «en su cuerpo sobre el madero» su culpa y el castigo de su culpa y su pecado? ¿Cree que si Dios no hubiera castigado su pecado allá, en el cuerpo de Cristo en la cruz, y lo digo con reverencia, ni siquiera Dios le hubiera podido perdonar?
¿Cree que fue sólo enviando a su propio Hijo como propiciación por nuestros pecados, en la cruz, que Dios pudo ser «el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús» (Ro. 3:25,26)? Hablar simplemente acerca de Cristo y de la cruz no basta. ¿Es la doctrina bíblica de la expiación penal y vicaria? Esta es la forma de probar al falso profeta.
El falso profeta no dice estas cosas. Habla en torno a la cruz, no de la cruz. Habla acerca de los que estaban en torno a la cruz y habla de forma sentimental acerca de nuestro Señor, nada sabe acerca de la «ofensa de la cruz» de Pablo. Su predicación de la cruz no es «para los gentiles locura» ni «para los judíos ciertamente tropezadero».
A través de su filosofía, le ha quitado todo efecto a la cruz. Ha hecho de ella algo maravilloso, una filosofía estupenda de amor y sentimiento, debido a que el mundo no está interesado en otra cosa. Nunca la ha visto como una transacción tremenda y santa entre el Padre y el Hijo, en el cual el Padre ha hecho que su Hijo sea «pecado por nosotros», y ha colocado sobre él nuestra iniquidad. En su enseñanza no se encuentra nada de esto, y por esto es falsa.