Coram Deo

Coram Deo

Esta frase literalmente se refiere a algo que sucede en la presencia o delante del rostro de Dios. Vivir coram Deo es vivir toda la vida en la presencia de Dios, bajo la autoridad de Dios, para la gloria de Dios.

Vivir en la presencia de Dios es entender que lo que sea que hagamos y donde sea que lo hagamos, estamos haciéndolo bajo la mirada de Dios. Dios es omnipresente. No existe lugar tan remoto que podamos escapar de Su mirada penetrante.

Ser consciente de la presencia de Dios es también ser muy consciente de Su soberanía. La experiencia universal de los santos es reconocer que si Dios es Dios, entonces es realmente soberano. Cuando Saulo fue confrontado por la refulgente gloria del Cristo resucitado en el camino a Damasco, su pregunta inmediata fue: «¿Quién eres, Señor?». No estaba seguro de quién le hablaba, pero sabía que quienquiera que fuera, era ciertamente soberano sobre él.

Vivir bajo la soberanía divina envuelve más que una sumisión reacia a la soberanía absoluta motivada por el miedo al castigo. Implica el reconocer que no hay una meta más alta que dar honor a Dios. Nuestras vidas deben ser sacrificios vivos, oblaciones ofrecidas con un espíritu de adoración y gratitud.

La integridad está presente en los hombres y mujeres que viven sus vidas con un patrón de consistencia. Es un patrón que funciona de la misma forma básica tanto en la iglesia como fuera de ella. Es una vida que está abierta ante Dios. Es una vida en la que todo lo que se hace se hace como para el Señor. Es una vida vivida por principios, no por conveniencia; con humildad ante Dios, no en desafío. Es una vida vivida bajo la guía de una conciencia que está cautiva de la Palabra de Dios.

Originalmente publicado por Ministerios Ligonier

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