1.1. Trasfondo.
Si bien este documento tiene mucho en común con los otros evangelios sinópticos, tiene también un rasgo que lo distingue, a saber, que su escritor compuso además el libro de Hechos, con el resultado de que su producción literaria conjunta hace de Lucas el mayor contribuyente al Nuevo Testamento, si lo miramos desde un punto de vista meramente cuantitativo. La unidad de estos dos libros, productos de un solo escritor, está indicada por la circunstancia de que ambos documentos están dedicados a la misma persona, un tal Teófilo, y que el segundo escrito hace referencia al primero, indicando que procede del mismo escritor Hechos 1:1.
Un examen del final del Evangelio según Lucas y del comienzo de Hechos nos demuestra el modo en que el escritor ha compaginado su material. Especialmente digno de ser notado es el caso del tratamiento de la ascensión, que sólo está insinuada en el Evangelio (24:51), pero que es objeto de una descripción y expresión formal en Hechos 1:2-9. Desde el punto de vista de la historia que el Evangelio narra, la resurrección era más decisiva que la ascensión; pero desde el punto de vista de la historia apostólica la ascensión ocupaba un lugar clave, ya que servía como base para la exaltación de Cristo y el derramamiento del Espíritu. El concepto de testimonio es otro elemento que unifica a los dos libros, Lc. 24:48; Hch. 1:8.
Sólo Lucas, de entre los escritores de los Evangelios, se dedicó a la tarea de formular una exposición de los comienzos del movimiento cristiano. Al hacerlo, eligió no limitarse al relato del origen y progreso de la iglesia, dejando así al lector individual en la obligación de imaginarse el trasfondo del ministerio de Cristo de cualquier modo que pudiese, sino que eligió redactar su propio relato del ministerio de modo que pudiese proveer al lector con una narración continuada. Lucas es el primer historiógrafo cristiano.
Lo que él sin duda trató de compaginar como volumen I y II de su obra ha sido separado a raíz del deseo de la iglesia primitiva de incluir este Evangelio con los otros tres. Los autores modernos han tratado de recobrar la intención original del escritor hablando de su obra como Lucas-Hechos. Es claro, a partir del comienzo del libro de Hechos, que se había redactado otra obra y que la intención era que hubiese una estrecha conexión entre ambas.
Comparando esto con la práctica de Josefo, el historiador judío del primer siglo, es razonable presumir que Lucas concibió sus dos libros como partes de una totalidad. Al comienzo del Libro II de su obra, Contra Apión, Josefo se refiere al Libro I como "el libro anterior", o como primer tomo de su obra. Lucas, consciente del hábito que tenían los historiadores del período helenístico, adaptó su propia escritura a este modelo.
1.1.1. Escritor.
Los escritos lucanos no contienen en su texto una afirmación explícita respecto a su escritor; con todo, los mismos no son completamente anónimos ya que el autor se refiere a sí mismo en el prólogo "me ha parecido también a mí" y al principio del libro de Hechos "en el primer tratado, o Teófilo, hablé". Se da por sentado que debe haber sido bien conocido por el recipiente de la obra combinada, Teófilo, y por lo tanto también por otros. Los testimonios antiguos declaran que Lucas, el médico, el compañero de Pablo, escribió este Evangelio.
Entre los testimonios más antiguos está el del Canon de Muratori con su complicado texto. Algunas enmiendas sugeridas afectan ciertos detalles, pero no cuestionan el hecho de que Lucas haya sido el escritor. Orígenes relaciona al tercer Evangelio con la afirmación de Pablo respecto a cierto hermano "cuya alabanza en el evangelio se oye por todas las iglesias" (2 Co. 8:18), haciendo pensar de este modo que Pablo se refería a la alabanza que merecía el relato de Lucas. Jerónimo hizo lo mismo, a pesar de que el pasaje no da pie para una interpretación tal.
Esta conclusión es respaldada por la circunstancia de que los escritores patristicos enfatizan mucho la apostolicidad como criterio para la recepción de libros. Vista esta tendencia, el hecho mismo de que el tercer Evangelio lleve el nombre de Lucas en vez de alguna figura apostólica en el sentido estricto de la palabra, habla elocuentemente a favor de la tradición.
Debido a la íntima relación que hay entre Lucas y Hechos, es natural que cualquier dato derivado del libro de Hechos que tenga que ver con su paternidad literaria pueda también ser aplicado al Evangelio. En varios puntos de la narración aparecen las secciones "nosotros" (Hch. 16:10-17; 20:5-21:18; 27:1-28:16), que parecieran indicar la presencia del escritor en compañía de Pablo y otros. La evidencia a favor de que Lucas sea el escritor de este Evangelio es lo suficientemente clara como para hacer que la tradición de la iglesia primitiva sea aceptable, considerada razonable y aceptable.
1.1.2. ¿Porque lo escribió?
El propósito de Lucas se establece claramente en 1:4 y recibe amplificación adicional por el contenido mismo del libro. Se puede decir que el propósito es triple:
1.1.2.1. Propósito inmediato: Poner en manos de una persona altamente estimada por el escritor, esto es, Teófilo, que significa "amado por Dios" un relato exacto de los asuntos relacionados con Jesús, asuntos en los cuales el destinatario ya había recibido algo de instrucción, y hacerlo con interés en el bienestar espiritual de esa persona. Es claro que el evangelista es amigo de la persona a la que se dirige y que la tiene en alta estima. Basando nuestra respuesta principalmente en Lc. 1:1-4, queda en claro que la preocupación primaria o inmediata de Lucas era el bienestar espiritual de Teófilo, en el sentido ya señalado.
1.1.2.2. Propósito intermedio: Instruir al investigador serio y fortalecer la fe de los creyentes, especialmente de aquellos que se habían reunido o se estaban reuniendo del mundo romano de habla griega, los convertidos del paganismo. Orígenes sostenía que el Evangelio de Lucas fue escrito "por amor de los convertidos gentiles". Lucas debe haber considerado a Teófilo como representante de ese gran grupo de contemporáneos que ya se habían entregado a Cristo o que estaban pensando seriamente en hacerlo.
Investigadores honestos y cristianos nuevos estaban incluidos en su campo de visión. Debe haber habido mucha gente que recientemente había entrado a la iglesia, así como muchos que se estaban preparando para dar este paso. Tales personas, como Teófilo, necesitaban más instrucción en la historia de la redención, y en la doctrina y ética cristianas.
1.1.2.3. Propósito final: Alcanzar a todas las naciones incluyendo aun a los samaritanos, para el Dios Trino revelado en Cristo. Véanse Lc. 2:32; 3:6; 4:25- 27; 9:51-56; 10:25-37; 17:11-19; 24:47.
1.2. Prologo.
Esta sección, Lc. 1:1-4, tenía presumiblemente la intención de introducir no sólo el Evangelio sino también Hechos. Que la misma fue escrita después de la redacción del cuerpo del Evangelio puede inferirse a partir del hecho de que el versículo siguiente (v. 5) carece de una partícula conectiva, lo que parecería indicar que Lucas comenzó a escribir en ese punto y no en el prólogo.
Aparte del interés que estos versículos introductorios tienen para poder valorar la habilidad literaria de Lucas, está su valor como testimonio de escritos evangélicos en general y de la obra de Lucas en particular. Aquellos que escribieron, nos dice Lucas, se ocupaban de "las cosas que se han verificado entre nosotros".
Lucas enfatiza además su propósito de escribir precisa y ordenadamente. Este último adverbio quizá esté echando una mirada hacia atrás, refiriéndose a la obra de tantos que le habían precedido. Es muy posible que en su mayor parte éstas fueran breves y carecieran de un ordenamiento sistemático. Lucas ocasionalmente pasa por alto el orden cronológico, así que la presente frase debe entenderse probablemente en el sentido más amplio de un relato bien concebido y artísticamente estructurado Finalmente, el propósito del historiador es el de transmitir certeza respecto a las cosas que eran corrientes como elementos de instrucción en la iglesia primitiva, (v. 4) de acuerdo a la práctica de dicha iglesia, según la cita de Lucas en Hechos 2:42. El contenido debe haber sido la tradición apostólica que más tarde, en forma escrita, aproximaría el contenido de los Evangelios. Sin embargo, quizá Lucas sólo esté queriendo decir "informado".
1.3. Lectores.
Sólo uno es mencionado, cierta persona prominente llamada Teófilo. El epíteto KpáTiote es aplicado también al gobernador romano Félix (Hch. 24:3) y a Festo (Hch. 26:25), y sirve para eliminar la noción de que Teófilo sea simplemente un término genérico aplicable a todos los creyentes como "amados del Señor", ya que indica una persona de cierta posición (contrástese esto con 1 Corintios 1:26). Pero este modo de dirigirse a Teófilo es realmente una dedicatoria.
De todos modos, uno puede llegar a la conclusión que se tenía en mente a lectores gentiles. Hacer notar que el cuidado de Lucas por informar a sus lectores sobre puntos relacionados con la geografía de Palestina, aun los más simples, contrasta notablemente con la presuposición del conocimiento geográfico de sus lectores respecto al mundo greco-romano. Lucas evita deliberadamente cosas que pudieran confundir a sus lectores gentiles, tales como la palabra "rabi", que aparece cuatro veces en Marcos y la misma cantidad de veces en Mateo. Otro ejemplo es el de evitar el semitismo "hosanna" en relación con la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén.
1.4. Fecha y lugar de redacción.
Hay poco que pueda guiar al estudiante respecto al tiempo de la composición de este Evangelio, más allá de la conclusión de que el uso que Lucas hace de Marcos lo hace posterior a este Evangelio. Se ha notado frecuentemente que el período de dos años durante el cual Pablo permaneció prisionero en Cesárea le habría permitido a Lucas la oportunidad de llevar a cabo la investigación que lo capacitaría para escribir su Evangelio. Esto no quiere decir que Lucas haya hecho la redacción final de su Evangelio durante este período. Lucas puede haber tenido acceso al Evangelio según Marcos durante su estadía en Roma con Pablo en la época de la segunda prisión de este último, en los primeros años de la década del 60.
1.5. Contenido.
El material puede ser agrupado así:
- Prólogo (1:1-4);
- Narraciones de la natividad (1:5-2:52);
- Preparación para el ministerio de Jesús (3:1-4:13);
- Ministerio en Galilea (4:14-9:50);
- Ministerio en el camino hacia Jerusalén (9:51 -19:27);
- Ministerio en Jerusalén (19:28-24:53).
1.6. Características.
En concordancia con el destacado lugar que se le da al Espiritu Santo en el libro de los Hechos, el Evangelio según Lucas magnifica el papel del Espíritu en la vida y ministerio de Jesús. El Espíritu llena a su precursor (1:15), es activo en la concepción del Hijo de Dios (1:35), desciende sobre él en su bautismo en una manifestación extraordinaria (3:22), lo llena para su ministerio (4:1) según lo anunciado por la palabra profética (4:18), lo fortalece para superar la tentación (4:1-2), lo capacita para su obra una vez que ha conquistado al maligno (4:14), y le imparte alegría en medio de sus tareas (10:21). El templo es mencionado frecuentemente, no sólo en relación con la semana de pasión, sino de modo especial en los relatos que tienen que ver con la natividad (1:8,21-22; 2:27,37) y con la visita durante la niñez (2:41-51). Al final del Evangelio los discípulos aparecen allí (24:53), preparando así al lector para el significado central del templo en la vida de la iglesia primitiva (Hch. 2:46:3:1).
Frecuentes referencias a los ángeles (más de 20 veces) sirven para destacar la conciencia del carácter celestial y revelador del hecho de Cristo (1:11, 26; 2:9, 13).
Hay ciertos elementos distintivos que se destacan en la narración de Lucas sobre la Pasión. Los cargos formulados por el Sanedrin contra Jesús son detallados en presencia de Pilato (23:2). Respondiendo a estos tres alegatos surge la triple declaración del gobernador de que él no puede detectar crimen alguno en el acusado (23:4, 15,22). La inclusión de la aparición del prisionero ante Herodes da pruebas del interés histórico de Lucas y de su preocupación por aportar un relato lo más completo posible.
El uso de un pasaje específico de Isaías 53 en 22:21, apoyado por numerosos ejemplos de la influencia del vocabulario de Isaías 40-66, sugiere, cuando se lo toma junto con 24:27, 44, 46, que Lucas trata de enfatizar la misión redentora del Señor. En concordancia con esta perspectiva está su abundante empleo de SEI para indicar la conciencia que Jesús tenía de dicha misión como tarea que le había sido asignada (4:43, 13:33; 22:37; 24:44),
La atención se centra con frecuencia en Jerusalén, tanto en los primeros capítulos como en el relato que va de 9:51 en adelante. El envío de mensajeros que lo preceden, incluyendo a los 70, da un aura muy impresionante y casi de carácter real a este viaje. Un séquito tal puede ayudar a explicar las grandes multitudes que le salieron al paso a Jesús cuando él llegó a Judea, a pesar de una aparente disminución de su popularidad en los meses previos sólo Lucas entre los evangelistas relaciona el relato sagrado con la historia secular (2:1-2; 3:1). Privativos de Lucas son ciertos elementos en las historias del nacimiento y de la infancia. Estos son:
- El nacimiento de Juan el Bautista,
- La anunciación,
- La adoración de los pastores,
- La circuncisión de Jesús, su presentación en el templo,
- La visita a Jerusalén a la edad de 12 años.
Lucas tiene una sección especial (9:51, 18:14) que presenta algunas dificultades, no siendo la menor de ellas el marco geográfico de dicho material. Al comienzo Jesús aparece determinado a marchar hacia Jerusalén y este destino es afirmado otra vez en 13:22 y 17:11. El itinerario comienza con un viaje por Samaria, y poco después Jesús aparece en Betania, en las cercanías de Jerusalén (10:38-42), pero el resto del material no tiene a Jerusalén como marco. La información respecto al tiempo y lugar es más bien vaga (p. ej. 11:1; 12:1).
Parecería que esta sección está más dominada por la ideología que por la geografía. Comienza bajo el impulso del tema de la transfiguración, y éste parece dictar el curso del resto del ministerio de un modo notable. Jerusalén es la meta y la ascensión es la corona (9:51). Otra gente ve esta sección del Evangelio como una colección de materiales para los cuales Lucas no tenía ninguna posición definida en el relato del ministerio.
Es imposible saber en qué medida Lucas dependió de los "muchos" a que se refiere en su prólogo, pero el uso que hizo de Marcos está suficientemente demostrado. En este uso, Lucas inserta su propio material, poniéndolo dentro del esquema Marcano. Esto es cierto también de la larga sección recién notada, a veces llamada "Relato del viaje", y también de una sección más breve, 6:20, 8:3. La redacción de Lucas es de un carácter literario. Luego de un estudio de su dicción, el vocabulario de Lucas, si bien tiene su afinidad natural con el griego de la Biblia, no está tan alejado del estilo literario de los aticistas como para estar más allá de una comparación con ellos.
Lucas frecuentemente registra la respuesta popular al ministerio de Jesús. Le gusta afirmar que Jesús se encontraba rodeado y seguido por grandes multitudes que estaban llenas de asombro ante sus obras (5:26; 7:16-17; 11:14; 13:17; 14:25). Sin embargo, no habla de la compasión de Jesús por la multitud. Esta queda reservada para los individuos.
Se da prominencia en este Evangelio a ciertos grupos. Lucas menciona a los pobres tantas veces como lo hacen Mateo y Marcos juntos. En concordancia con esto también se le concede amplio espacio al tema del rico y su riqueza, muchas veces en carácter de advertencia. La palabra "mujer" ocurre con gran frecuencia, y muchas mujeres son mencionadas por nombre. Jesús aparece como el adalid y defensor de los rechazados y pecadores.
Se da también prominencia a ciertos conceptos. Entre estos está la oración (tanto en la enseñanza de Jesús como en su práctica), la alabanza, la alegría, la paz, el perdón, el llanto, el amor, la amistad, la sabiduría y el entendimiento, la gloria, la autoridad y el espíritu (tanto el Espíritu Santo como el humano). La información respecto a tiempo y lugar es más frecuente que en los otros sinópticos.
Es notable que Lucas tenga un interés biográfico más pronunciado que los otros escritores de los Evangelios. Se nos da información respecto a los antepasados de Jesús, sus parientes y padres, el lugar y las circunstancias de su nacimiento, su desarrollo durante la niñez, la libertad con la cual él se mezclaba con la gente en su relación social, su exposición a la tentación (no sólo al principio de su ministerio sino a lo largo del mismo, 22:28, y su frecuente recurso a la oración. Este es el Evangelio de la humanidad del Maestro.
Jesús es presentado como el sanador de los cuerpos de los hombres y también como el salvador del pecado. Sólo Lucas entre los sinópticos le da el título de Salvador. Parecería extraño, a la luz de este hecho, que él no registre el dicho de Jesús en Marcos 10:45, paralelo en Mateo 20:28, el famoso pasaje del rescate. Es posible que Lucas esté menos preocupado por la filosofía de la cruz que por la misión de Cristo en su totalidad como elaboración del propósito salvífico de Dios. Sólo en su relato de la transfiguración leemos sobre la partida de Jesús que se cumplirá en Jerusalén.
Lucas rivaliza con Mateo en poner énfasis en Jesús como rey, y en el reino de Dios. Es digno de notarse que en dos lugares (4:43 y 9:2) él menciona el anuncio del reino cuando los otros Evangelios callan.
En tanto que Mateo se interesa en los cumplimientos detallados y algo hagádicos del Antiguo Testamento en Jesús de Nazaret, Lucas se preocupa más por establecer la amplia relación que hay entre la obra de Jesús y el modelo profético (véase especialmente Lc. 4:16ss; 24:25, 44-47).
La de Lucas es una historia variada. A. M. Farrer ha dado una expresión clásica a esta faceta: "Lo que nos llama la atención con respecto a San Lucas no es su helenismo sino su versatilidad. Su historia comienza a desarrollarse en el seno de la piedad judía y se desarrolla hasta llegar al agora helenística".