2.1. Historia de la Salvación.
Gran parte del estudio moderno sobre la Teología de Lucas se ha basado en el concepto que él tiene de la historia de la salvación, el propósito de Dios en la Historia viene dividido en tres partes: la primera, la etapa de preparación hasta la llegada de Jesús, a continuación, la etapa del ministerio de Jesús, y la última, la etapa a partir de la ascensión de Jesús, en otras palabras, la etapa de Israel, la de Jesús y la de la Iglesia.
El concepto que verdaderamente le interesa a Lucas es el de la Salvación, lo que se ve de forma evidente en el lenguaje usado en sus obras. Esta salvación no deriva del proceso histórico, sino que deriva de la iniciativa soberana de Dios en Cristo, que va seguida de una aceptación de Jesús como Salvador, y no simplemente de alistarse a las filas de la Iglesia.
Lucas busca deliberadamente exponer el contraste de actitudes frente al Evangelio: la incredulidad de Israel y la aceptación de muchos gentiles. Detrás de estos temas se esconde la cuestión sobre la relación teológica entre la Iglesia e Israel que, como ya vimos anteriormente, también es uno de los temas centrales en Mateo.
Se cree que Lucas era gentil, aunque conocía muy bien el judaísmo especialmente el Antiguo Testamento, en la versión de la Septuaginta. Como es gentil, se espera en cierto sentido que su obra sea una apología de la misión entre los gentiles. Es cierto que Lucas y Hechos no presentan la salvación de los gentiles como una idea nueva, sino que la presentan como algo que ya estaba establecido y que ya se había empezado a dar en el Antiguo Testamento. Así que el manifiesto de Jesús de Nazaret, considerado el pasaje clave de la Teología de Lucas, amplia la misión liberadora de Jesús predicha ya en Isaías 61:1. Mencionando que Dios ya ha bendecido a los gentiles en el pasado, a veces incluso antes que a los israelitas (Lucas 4:25-27).
Además, los textos que hablan de dirigirse a los gentiles por causa de la incredulidad de los judíos están basados en principios del Antiguo Testamento, Hechos 13:47, 28:26 así que queda claro que Lucas no concibe una discontinuidad radical entre Israel y la Iglesia, esta perspectiva se parece a la perspectiva de Pablo en Romanos 11, donde la perdida de algunas ramas del olivo Israel a causa de la incredulidad no anula la identidad continuada del árbol, ni siquiera cuando al árbol se le injertan ramas nuevas que sustituyen a las antiguas.
2.2. Soberanía de Dios en la Historia.
Lucas relató los hechos como historias específicas no porque él fuera un historiador, sino porque quería reflejar la actuación soberana de Dios en la Historia. Para Lucas es primordial mostrar que el plan de Dios no ha cambiado con la venida de Jesús y de la Iglesia. No hay dos dioses, uno del Antiguo Testamento y otro del Nuevo Testamento, y tampoco hay dos planes, uno para Israel y otro para la Iglesia. Lucas muestra la continuidad mediante dos temas: 1) el ministerio de Jesús y el de la Iglesia cumplen las profecías del Antiguo Testamento, y 2) la salvación de los gentiles.
2.3. Profecías cumplidas.
No hay duda de que, para Lucas, el ministerio de Jesús cumple las profecías del Antiguo Testamento. Así Zacarías, el padre de Juan el Bautista, profetizó: Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque nos ha visitado y ha efectuado redención para su pueblo, y nos ha levantado un cuerno de salvación en la casa de David su siervo, tal como lo anunció por boca de sus santos profetas desde los tiempos antiguos (1:68-70).
Lucas empieza su narración del ministerio de Jesús con el relato de su lectura del libro del profeta Isaías en la sinagoga de Nazaret (4:16-20). Jesús concluyó esa lectura anunciando: "Hoy se ha cumplido esta Escritura que habéis oido" (4:21). De este modo Lucas deja claro que Jesús entendía que había venido para cumplir el plan de Dios. Incluso, registra Hechos, el otro escrito lucano, la muerte de Jesús fue decretada como parte de ese plan divino: "A éste, entregado por el plan predeterminado y el previo conocimiento de Dios, clavasteis en una cruz por manos de impíos y le matasteis" (Hch. 2:22-23). Lucas no señala tantas profecías cumplidas como Mateo, pero, aun así, este tema es importante para él.
2.4. Jerusalén en el Evangelio de Lucas.
La Teología de Lucas también explica la increíble frecuencia con la que Lucas hace referencia a Jerusalén. Mientras que en Mateo y Marcos Jerusalén funciona como un símbolo de la oposición al reino de Dios, en Lucas es una imagen mucho más positiva. La mayor parte de los dos primeros capítulos de Lucas tienen lugar en Jerusalén, y el Templo es el lugar elegido para hacer la presentación de Jesús, y el lugar que Jesús llama "La casa de mi Padre" cuando es tan solo un niño. Lucas presenta más atención al viaje a Jerusalén que Mateo y Marcos (Lucas 9:51 19:44), lo que no quiere decir que haya en estos dos un mayor sentido de presagio o anuncio: Jerusalén es el lugar indicado para que muera un profeta 13:33-35.
2.5. Misión a los gentiles.
La misión a los gentiles también formaba parte del plan de Dios desde el principio. La genealogía de Jesús en Lucas 3:23-38 insinúa que la oferta de salvación se dirige a todos, dado que no empieza con Abraham, como la genealogía en Mateo 1:1-17, sino con "Adán, de Dios" (Lc. 3:38). Es decir, Lucas tiene en mente no solo a Israel, los descendientes de Abraham, sino a todos los pueblos del mundo, los descendientes del primer hombre Adán. Este hilo universal se resalta en dos citas del Antiguo Testamento, uno en labios de Simeón en 2:32 "luz de revelación a los gentiles" y la otra en 3:6 "y toda carne verá la salvación de Dios".
La misión a los gentiles se aprecia con más claridad después de la muerte y la resurrección de Jesús. En Lucas 24:46-47 el Jesús resucitado explica a sus discípulos.
2.6. El nacimiento de la Iglesia.
Pero después de la resurrección, en Lucas y Hechos Jesús se encuentra con sus discípulos en Jerusalén y no en Galilea; el Espíritu viene sobre los discípulos en Jerusalén, y en esa ciudad comienza el aspecto corporativo de la vida de Iglesia, con la conversión de muchos de sus habitantes. En Jerusalén sigue habiendo mucha oposición, la cual provoca la dispersión de la Iglesia, pero aun así los apóstoles se quedan en la ciudad Hechos 8:1, y por eso se realiza allí una reunión de los Apóstoles y los Ancianos de la Iglesia Hechos 15.
Muchos concluyen que la "característica más sorprendentes de Lucas y de Hechos es, precisamente, la ausencia de una teologia coherente sobre los gentiles", comparado con la profunda lógica de la compleja teología de Pablo, casi podemos decir que no hallamos en Lucas ningún tipo de Teología. Sus objetivos eran históricos y prácticos. Era una Pastor y un historiador, no un teólogo.
A través de sus escritos, podemos contemplar a un Lucas que es un cristiano gentil de carácter sensible, con un buen conocimiento del judaísmo, por el que siente simpatía, que está luchando con uno de los temas más difíciles para la Iglesia de entonces y llegando a unas conclusiones importantes, entre ellas: encontramos al menos que el pueblo de Dios es, en lo sucesivo, diferente de la nación que hasta el momento ocupaba dicha posición, pero también vemos que este cambio, que proviene de la respuesta a Jesús, el Mesías judío, tanto de los judíos como de los gentiles, representa el cumplimiento de un plan que ya se ve en las Escrituras judías y no un cambio súbdito de opinión por parte de Dios.
2.7. Buenas nuevas para los pobres.
El plan de Dios para los gentiles en Lucas es un aspecto que forma parte de un tema lucano importante que Dios no hace acepción de personas (Hechos 10:34). Dios ha planeado que la salvación alcance a todo tipo de personas: ricas o pobres, hombres o mujeres, judíos, samaritanos o gentiles. Las magníficas parábolas de Lucas 15 nos enseñan que no menospreciemos a aquellos a los que Dios ama.
2.8. El Espíritu Santo.
El Evangelio de Lucas hace más referencia al Espíritu Santo que Mateo y Marcos, especialmente en los capítulos 1 y 2, pero en 24:49 las referencias cripticas a "la promesa de mi Padre", y al "poder desde lo alto" apuntan a lo que será el tema principal de la segunda entrega de Lucas, que muchas veces ha sido descrita como "Los Hechos del Espiritu Santo", en Hechos 1 vemos que es un tiempo de espera versos 4-8, y no es hasta la llegada del Espíritu Santo en Pentecostés en el capítulo 2, que los discípulos pueden comenzar su misión.
A partir de ese momento, Lucas enfatiza constantemente que los discipulos dependen del poder del Espíritu Santo, para dar testimonio y que es el Espíritu Santo el que dirige el desarrollo de la misión por ejemplo 8:29, 39, 10:19, 13:2, 4; 16:6-10. Toda operación está dirigida por el Espíritu Santo, sin él no habría misión, y Lucas no hubiera tenido nada que contar.
Así pues, para Lucas el don del Espíritu servía básicamente para equipar a la Iglesia para su misión: dar testimonio de Jesús. "Según Lucas, este aspecto misionero es probablemente el aspecto más importante del episodio "de Pentecostés".
Desde el principio, la actividad del Espíritu es la característica de la nueva era, hace que nos demos cuenta de la simpatía con la que Lucas describe el carácter entusiasta y carismático de los primeros cristianos después de Pentecostés, etapa en la que prodigan los milagros y la profecía. La doctrina sobre el Espíritu que Lucas desarrolla le lleva a crear una imagen idealizada de la Iglesia primitiva, una comunidad que actúa bajo la espontaneidad del Espíritu, que aún no ha desarrollado la estructura institucional y formal que se puede ver más adelante en el mismo Nuevo Testamento.
2.9. El Kerigma Escatológico.
Jesús es representado en Lucas-Hechos como el agente de la salvación: "Y en ningún otro nombre hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres, en el cual podamos ser salvos" (Hch. 4:12). Las señales y los milagros que Jesús efectúa señalan que él es el escogido de Dios para ser su agente de salvación (Lc. 4:18-21; Hch. 2:22).
Para Lucas el Espíritu Santo que está activo en la Iglesia, ha tomado el lugar de la esperanza escatológica que la experiencia actual de la Iglesia es la Escatología, que ya se ha cumplido en "La nueva era del Espíritu". La venida del Espíritu es el cumplimiento de las esperanzas escatológicas del Antiguo Testamento Hechos 2:16-21 y su presencia ha inaugurado la Era de la Iglesia, que es el interés principal de Lucas, aunque Hechos hace alguna mención a una consumación futura 3:21, 17:31.
Diremos que las dos obras de Lucas han aportado al pensamiento del Nuevo Testamento una perspectiva diferente, por lo que a algunos temas se refiere. Ofrece una teología de la salvación, de gran alcance, firmemente construida en la experiencia de la iglesia que cumple su llamada de ser instrumento para continuar la misión de Jesús y llevarla a todas las naciones, una misión que no depende el esfuerzo humano, sino que va guiada por el plan y el poder del "Espíritu de Jesús",
2.10. Títulos de Jesús.
En los dos escritos de Lucas varios títulos se aplican a Jesús: Mesías o Cristo (Lucas, 12 veces: 2:11, 26; 3:15; 4:41; 9:20; 20:41, etc.; Hechos, 24 veces: 2:31, 36; 3:18, 20; 4:26; 5:42, etc.), Hijo de Dios (Lucas, 6 veces: 1:35; 4:3, 9, 41; 8:28; 22:70; Hechos, 2 veces: 8:37; 9:20), Hijo del Hombre (Lucas, 25 veces: 5:24; 6:5, 22; 7:34; 9:22, 26, 38, 44, 56, 58, etc.; Hechos, 1 vez: 7:56), Hijo de David (Lucas, 3 veces: 18:38, 39; 20:41). Rey (Lucas, 5 veces: 19:38; 23:2, 3, 37, 38; Hechos, 1 vez: 17:7), Señor (Lucas, 38 veces: 1:43; 2:11; 3:4; 5:8, 12; 6:46; 7:6, 13, 19; 9:54, 59, 61; etc.; Hechos, 107 veces: 1:6, 21, 24; 2:21, 25, 34, 36; etc.), Salvador (Lc. 2:11; Hch. 5:31; 13:23), Siervo (Hch. 3:13, 26; 4:27, 30), Profeta (Lc. 4:24; 7:16, 39; 9:8, 19; Hch. 3:22; 7:37).
Otros títulos de menos importancia incluyen el Santo de Dios (Lc. 4:34), Lider (Hch 5:31), Maestro (Lc 3:12; 7:40; 9:38; 10:25; 11:45; etc.), y Juez (Hch. 10:42).
2.11. Salvación por medio de Jesús.
"Y en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres, en el cual podamos ser salvos" (Hch. 4:12:). Lucas usa el verbo "salvar" en un sentido más "espiritual" que los otros evangelistas. Además, usa otros tres términos de la misma raíz griega que no aparecen en los otros Sinópticos, reflejando así la relevancia que el tema de la salvación tiene para él: Salvador" (Lc. 1:47; 2:11; Hch. 5:31; 13:23), "salvación" (Lc. 1:69, 71, 77; 19:9; Hch. 4:12; 7:25 "libertad"; 13:26, 47; 16:17; 27:34 "supervivencia", y "salvación" (2:30; 3:6; Hch. 28:28). El concepto clave en la teología de Lucas es 'la salvación'.
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Serie Teología Lucana