Acuérdate de Jesucristo | Gerson Morey

Acuérdate de Jesucristo | Gerson Morey

"Acuérdate de Jesucristo, resucitado de entre los muertos, descendiente de David, conforme a mi evangelio" (2 Timoteo 2:8).

Imagina que te encuentras en la sala de espera de un centro de consejería. Se abre la puerta y llaman al paciente que está a tu lado. Se cierra la puerta y de pronto, lo que pensabas que sería una sesión a puerta cerrada resulta ser una escena que puede ser vista y escuchada por todos los que están afuera.

Logras oír que el paciente le dice al consejero que está frustrado, desanimado y con muchos temores. Se siente sin fuerzas emocional y mentalmente. Ha tirado la toalla en muchas áreas de su vida. El desaliento es tan fuerte y la oscuridad que experimenta es tan real que ya no tiene deseos de nada.

Finalmente, con voz quebrada, dice que se siente deprimido. Un silencio prolongado genera expectativa. Lo más lógico sería escuchar unas palabras del consejero: un diagnóstico, unas preguntas de seguimiento o unas palabras de ánimo; debería decir algo para romper el silencio que empieza a tornarse incómodo. De pronto, el consejero pronuncia algo: «Acuérdate de Jesucristo, del linaje de David, resucitado de los muertos».

¿Qué quiere decir con «acuérdate de Jesucristo»? ¿De qué manera recordar o pensar en Cristo podrían ayudar a alguien que está sumido en el desaliento, el desánimo y la depresión?
Permíteme recordarte que estas fueron las palabras que un pastor le mandó a decir a una oveja desanimada, cansada, frustrada y deprimida. Estas fueron las palabras del apóstol Pablo a Timoteo, cuando su discípulo había perdido el entusiasmo y el gozo. Las palabras fueron como la receta que aquel consejero le prescribió a su paciente: «Acuérdate de Jesucristo».

Este remedio no solo se recuerda sino que se mira, se recibe y se ingiere por medio de la fe. Este remedio es para ser tomado y abrazado todo el tiempo. Pablo está dirigiendo la mirada del creyente desalentado hacia el Cristo que murió y se levantó de los muertos. Este «recordar» no es un mero ejercicio mental sino una invitación para que nuestra alma descanse y encuentre reposo en Cristo.

Acordarnos de Jesucristo es el movimiento de ese corazón que se acerca nuevamente al Salvador de nuestras almas. Acordarnos de Jesucristo es la mirada que solo contempla al Redentor para que, poco a poco, nuestro corazón encuentre alivio. En Cristo, se renuevan nuestras fuerzas, se levanta nuestro ánimo, se enciende nuestra luz y se reestablece nuestra esperanza.

Ningún evento ni ninguna persona es mayor que Aquel que nos salvó. ¡Acuérdate de Jesucristo! El Mesías prometido que vino a salvarnos, quien fue levantado de los muertos para estar con su pueblo y para interceder por ellos para siempre.

Publicar un comentario

Gracias por comunicarte con nosotros.

Artículo Anterior Artículo Siguiente