Lección 4 | Visible e invisible | R. C. Sproul

Visible e invisible | R. C. Sproul
¿Has oído alguna vez la frase iglesia invisible? El primero en desarrollar en profundidad la idea de iglesia invisible fue San Agustín. Él hizo una distinción entre la iglesia invisible y la iglesia visible. Esta distinción de Agustín a menudo ha sido malentendida. A lo que él se refería con iglesia visible era la iglesia como institución que percibimos visiblemente en el mundo. Tiene una lista de miembros en sus nóminas y podemos identificarlos.
Antes de que consideremos la iglesia invisible, hagamos una pregunta: ¿hay que ir a la iglesia para ser cristiano? ¿Es la asistencia a la iglesia —si uno tiene la capacidad física— un requisito para ir al cielo? En un sentido muy técnico, la respuesta es no. Sin embargo, necesitamos recordar algunas cosas. Cristo ordena a su pueblo que no deje de congregarse (Hebreos 10:25).

Cuando Dios constituyó al pueblo de Israel, él lo organizó como una nación visible, sobre la cual puso una sobria y sagrada obligación de presentarse en adoración corporativa delante de él. Si una persona está en Cristo, está llamada a participar en la koinonia, la comunión de otros cristianos y la adoración a Dios conforme a los preceptos de Cristo. Si una persona sabe de todas estas cosas, y constante e intencionalmente rehúsa participar en ellas, ¿no plantearía ello serias dudas acerca de la realidad de la conversión de esa persona?

Quizá un cristiano reciente podría tomar esa postura, pero yo creo que eso es altamente improbable. Puede que algunos de nosotros nos estemos engañando en cuanto a nuestra propia conversión. Puede que afirmemos ser cristianos, pero si amamos a Cristo, ¿cómo podemos desdeñar a su novia? ¿Cómo podemos continua y persistentemente ausentarnos de aquello a lo cual él nos ha llamado a unirnos: su iglesia visible?

Yo hago una sobria advertencia a aquellos que lo están haciendo. Puede que, en efecto, te estés engañando acerca del estado de tu alma. A veces la iglesia invisible se concibe erradamente como la antítesis de la iglesia visible, algo que está fuera o aparte de la iglesia visible. Agustín no pensaba en esas categorías. El dijo que la iglesia invisible se encuentra sustancialmente dentro de la iglesia visible.

Imagina dos círculos. Dentro del primer círculo está escrito "la iglesia visible". Esa es la iglesia institucional humanamente perceptible tal como la conocemos. La iglesia invisible, como otro círculo, existe sustancialmente dentro del circulo de la iglesia visible. Puede que haya algunas personas en la iglesia invisible que no son miembros de la iglesia visible, pero son contadas.

¿Por qué Agustín habla de una iglesia invisible? Lo hace para ser fiel a la enseñanza de Jesús en el Nuevo Testamento. Agustín enseñó que la iglesia es un corpus permixtum. ¿Qué significa eso? Sabemos lo que es un corpus. Es un cuerpo. ¿Qué significa Corpus Christi? El cuerpo de Cristo. Corporación es una organización de personas. Corpus permixtum significa que la iglesia es un cuerpo mezclado.

Dentro de los límites fisicos de la iglesia institucional hay personas que son verdaderos creyentes, pero también hay incrédulos dentro de la iglesia institucional visible. Ellos están en la iglesia, pero no están en Cristo, porque han hecho una falsa profesión de fe. Jesús dijo acerca de algunos de sus contemporáneos: "Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí" (Mateo 15:8).

Jesús reconoció que había personas dentro de Israel que no eran verdaderos creyentes. Pablo dijo algo similar: "No todos los que descienden de Israel son israelitas" (Romanos 9:6). Estos judíos realizaban los rituales y eran parte de la comunidad visible. Ellos participaban en todas las actividades, pero aún así eran extraños y ajenos a las cosas de Dios.

En el Nuevo Testamento, la metáfora que utiliza Jesús respecto a este hecho es la metáfora del trigo y la cizaña. La cizaña es una maleza. La metáfora es simple en el ambiente agrícola. Para sacar la máxima productividad de un huerto, se debe minimizar la cizaña, porque aparentemente crece con mayor facilidad que el cultivo.

Jesús usa esta metáfora para advertir a la iglesia de que, por una parte, ella debe ocuparse de la disciplina de manera que las malezas que amenazan con destruir la pureza de la iglesia sean eliminadas. El también nos dijo que tuviéramos mucho cuidado al ejercer la disciplina de la iglesia, no fuera que en nuestro celo por purificar la iglesia arrancásemos trigo junto con la cizaña.

Dios mira el corazón y lo que siempre permanece invisible a mis ojos es el alma de la otra persona. Yo puedo escuchar tu confesión de fe. Puedo observar tu vida. Pero no sé qué hay en los más profundos rincones de tu corazón. Yo no puedo ver tu alma. No puedo leer tu mente. Pero Dios puede leer tu mente, y él sabe exactamente cuál es el estado de tu alma en cualquier momento dado. Lo que para mí es invisible, es visible para Dios. Esta es una distinción concerniente a nuestra limitada percepción.

¿Quién está en la iglesia invisible? Según Agustín, todos aquellos que son verdaderos creyentes. Y él desde luego se refería a los elegidos, porque todos los elegidos, según Agustín, finalmente llegan a la verdadera fe. Y todos los que llegan a la verdadera fe están contados entre los elegidos. Así que cuando él hablaba de la iglesia invisible, estaba hablando de los elegidos, aquellos que verdaderamente están en Cristo y son verdaderos hijos de Dios.

Juan Calvino dijo que no debemos concebir la iglesia invisible como algo imaginario o que reside en una dimensión desconocida. Siguiendo a Agustín, Calvino insistió en que la iglesia invisible existe sustancialmente dentro de la iglesia visible. Él dijo que la tarea principal de la iglesia invisible es hacer visible la iglesia invisible.

¿Qué quiso decir con eso? Calvino estaba volviendo a la ascensión de Jesús y la última pregunta que le hicieron los discípulos antes de que él partiera de este mundo, cuando preguntaron: "Señor, ¿vas a devolverle a Israel el reino en este tiempo?". Jesús respondió: "No les toca a ustedes saber el tiempo ni el momento, que son del dominio del Padre. Pero cuando venga sobre ustedes el Espíritu Santo recibirán poder, y serán mis testigos en Jerusalén, en Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra" (Hechos 1:7-8).

Esta declaración de Jesús suele ser malentendida debido a nuestra jerga cristiana. Si le preguntan a un cristiano: ¿Qué significa dar testimonio?", la respuesta habitual es "hablarle a alguien acerca de Cristo". Eso no es totalmente falso. En un sentido, el evangelismo es una forma de dar testimonio. Pero no es la única forma. El propósito del testimonio es manifestar algo que está oculto. Calvino dijo que es tarea de la iglesia hacer visible el reino invisible.

Eso lo hacemos, en primer lugar, mediante la proclamación del evangelio. Pero también lo hacemos siendo ejemplos el reino de Dios, demostrando justicia en el mundo, demostrando misericordia en el mundo, y mostrando al mundo el verdadero aspecto del reino de Dios. Eso significa que la iglesia debe materializar y encarnar la vida del Espíritu de Dios en todo lo que hace, de manera que sus buenas obras no estén ocultas bajo un cajón, sino que estén a ojos vistas. Deberíamos dar testimonio de la presencia de Cristo y de su reino en el mundo.

Existe un peligro en usar los términos visible e invisible. Algunos piensan que si están en la iglesia invisible significa que pueden ser cristianos de servicio secreto. Pero sabemos que el mandato del Nuevo Testamento es que testifiquemos de Cristo, que exhibamos la luz del evangelio, y hagamos su reino visible. Y eso es lo que debe hacer la iglesia.

La iglesia en cualquier ambiente, en cualquier lugar, en cualquier generación, siempre es más o menos visible y más o menos auténtica. Pero incluso las iglesias pueden perder su candelabro, y pueden dejar de ser iglesias. Las iglesias pueden volverse apóstatas. Las denominaciones pueden volverse apóstatas. Una comunidad entera puede abandonar la iglesia invisible y ya no ser verdadera iglesia.

¿Eres miembro de la iglesia invisible? La iglesia invisible es una iglesia que siempre disfruta de unidad porque verdaderamente somos uno en Cristo. El punto de unificación de la iglesia invisible, lo que une y sobrepasa los límites eclesiásticos y las líneas denominacionales, es el hecho de que estamos injertados en Cristo. Todos los que están en Cristo y todos aquellos en quienes está Cristo son miembros de su iglesia invisible. Esa unidad ya está ahí y nada puede destruirla. Eso no significa que podamos descansar en ese punto. No es que simplemente podamos estar satisfechos con la unidad de la iglesia invisible. Aún deberíamos estar trabajando tanto como nos sea posible por una genuina unidad de la iglesia visible.

Fragmento extraído del libro ¿Qué es la iglesia?, por R. C. Sproul

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