Evangelismo: Escala de Engel

Evangelismo: Escala de Engel

Dios nos llama a ser colaboradores en Su obra. Muchas veces podemos confundirnos y convertirnos en un obstáculo en la evangelización. Por lo tanto una mejor comprensión del proceso nos puede ayudar a entender mejor nuestra tarea.

El Dr. James Engel elaboró un modelo (una simplificación de la realidad) en el que se detallan las etapas por la que pasa una persona antes de llegar a ser un cristiano maduro.

En principio la Escala de Engel nos puede ayudar a tratar de identificar la etapa en que se encuentra una persona. Más allá de las dudas que pueda generar esta última afirmación, dada la dificultad de realizar un diagnóstico de tal tipo en base a un modelo simplificado, lo cierto es que nos permite pensar mejor en la necesidad específica que tiene una persona según su evolución espiritual.

El entendimiento acerca de este último aspecto nos puede ayudar a mejorar el aspecto comunicacional. Utilizando un ejemplo extremo para mayor claridad, es esencial saber que el contenido de nuestro mensaje no será el mismo para quien no tiene aún conciencia de la existencia de Dios que aquel que recién ha tomado la decisión de fe.

A veces, por la ansiedad de ver resultados, quemamos etapas en el desarrollo espiritual de las personas, y terminamos construyendo castillos en el aire.

Adicionalmente, uno de los aspectos que me resultaron más llamativos, corresponde a las conclusiones que se deducen de este modelo. Ya que hablamos de que somos colaboradores junto con Dios, es importante saber qué rol debemos jugar en cada etapa, y cuál va a desempeñar Él.

Rol de Dios:

En lo que respecta a Dios y la labor del Espíritu Santo, en la escala de valores negativos, su tarea se va a concentrar en traer convicción. Al momento de la conversión, Él va a obrar la regeneración. Finalmente en el tramo de valores positivos, Su foco va a estar en la santificación.

Nuestra tarea:

Paralelamente, en las primeras instancias del desarrollo nuestro rol va a ser el de testigo. Nos toca testificar, hablar, evangelizar, proclamar, enseñar y dialogar.

En el momento de la conversión, tal como si fuera un nacimiento, lo mejor es celebrar. Hay quienes en este momento tan sensible no se tardan en ponerle nuevas cargas al recién nacido, algo que es sumamente inconveniente.

Finalmente en las etapas posteriores de su crecimiento espiritual, nuestro rol va a estar asociado al cultivo de la identidad cristiana, la edificación y el seguimiento.

Lo que subrayo de todo esto es la importancia de no intentar intercambiar roles con Dios, ya que terminaremos siendo negligentes con nuestra parte.

Tomado del sitio web oveja100.wordpress.com

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