¿Podemos alcanzar la perfección? ¿Se puede dejar de pecar? | R. C. Sproul

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Cuando Jesús dice: “Tú debes ser perfecto, así como tu Padre en el cielo es perfecto,” ¿significa eso que podemos alcanzar la perfección? ¿Deberíamos alcanzarla?

Hay un par de cosas que debemos entender con respecto a esta afirmación. En primer lugar, la palabra traducida como “perfecto” significa literalmente “ser completo.” Muy a menudo, el Nuevo y el Antiguo Testamento describirán a la gente como justa y recta, no en el sentido de que ya hayan alcanzado la perfección moral absoluta, sino de que han alcanzado un nivel singular de madurez en su crecimiento en términos de integridad espiritual. Sin embargo, en esta afirmación es válido traducir la expresión usando la palabra perfecto. Por ejemplo: “Tú debes ser completo, así como tu Padre en el cielo es completo.” No obstante, ¡recordemos que nuestro Padre celestial es perfectamente completo! Así que, si hemos de reflejar a Dios de esa manera, debemos reflejarlo tanto en su excelencia moral como en otras formas. De hecho, el llamado básico para una persona en este mundo es ser un reflejo del carácter de Dios. Eso es lo que significa ser creados a la imagen de Dios. Mucho antes del Sermón del Monte, Dios exigió al pueblo de Israel que reflejara su carácter cuando les dijo: “Sé santo porque yo soy santo.” Él los apartó para ser santos. El Nuevo Testamento también usa la palabra santos.

Ahora, vayamos a la pregunta de si podemos alcanzar una perfección moral en este mundo. Si Jesús habla de ser perfectos, se supondría que él no nos exigiría algo que nos fuese imposible alcanzar. Por lo tanto, hay cristianos, muchos cristianos, que creen que realmente es posible alcanzar un estado de perfección moral en esta vida. Esta visión se denomina perfeccionismo, y la gente desarrolla una teología según la cual hay una obra especial del Espíritu Santo que les da la victoria sobre todo pecado o pecado intencional, lo cual los hace moralmente perfectos en este mundo. La corriente principal del cristianismo, sin embargo, ha resistido la doctrina del perfeccionismo, principalmente porque vemos el registro de los más grandes santos de la historia bíblica y de la historia de la iglesia, quienes confesaron que hasta el día en que murieron, luchaban contra pecados vigentes en sus vidas. Nada menos que el apóstol Pablo habló de su lucha continua contra el pecado.

¿Puede una persona ser perfecta? Teóricamente, la respuesta es sí. El Nuevo Testamento nos dice que junto a cada tentación que enfrentamos, Dios nos da una vía de escape. Él siempre nos da gracia suficiente para derrotar al pecado. Yo diría que en la vida cristiana el pecado es inevitable a causa de nuestra debilidad y la gran cantidad de oportunidades que tenemos para pecar. Sin embargo, en ninguna ocasión ocurrirá necesariamente, así que, en ese sentido, teóricamente podríamos ser perfectos, aunque ninguno de nosotros lo sea actualmente.

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