El desarrollo de la ortodoxia hasta el siglo XVII

El desarrollo de la ortodoxia hasta el siglo XVII

Para entender el presente hay que analizar la historia del pasado con el fin de descubrir las fuerzas y los factores que colaboraron para presentar la escena actual. La teología contemporánea es el resultado de lo que el pasado preparó. Por lo tanto, nos conviene comenzar nuestro estudio de ella observando la formación de la teología en los siglos pasados.

Para lograrlo es necesario definir el término "ortodoxia". Esta palabra está compuesta de dos vocablos griegos: orthos que significa "recto" o "justo" y doxa que quiere decir "opinión". Su significado sería entonces "enseñanza u opinión correcta o justa". En el léxico cristiano, este vocablo se refiere a una fe cristiana acorde con los grandes credos y confesiones de la Iglesia.

La ortodoxia en la teología se formó en un proceso evolutivo. Desde los albores del cristianismo primitivo aparecen los errores enseñados por una minoría que daban oportunidad a la mayoría para expresar y formar una opinión correcta en cuanto a lo que se discutía o se trataba de desvirtuar.

PRIMEROS CONFLICTOS: EL LEGALISMO Y EL GNOSTICISMO

En un principio la teología de la Iglesia primitiva era sumamente sencilla. Se desarrolló directamente a raíz del contacto que tuvieron con Cristo los primeros creyentes. Su primer mensaje fue proclamar la resurrección del Señor Jesucristo de entre los muertos, con la declaración de que Dios lo había hecho Señor y Salvador. Fue declarado el Mesías (que significa Cristo, o ungido). Su retorno para el establecimiento de su reino se consideraba inminente. La resurrección se señalaba como prueba de que Jesús era el Hijo de Dios. Los creyentes enseñaban que Él era el agente divino por medio del cual se le había otorgado a la humanidad una revelación especial de la naturaleza de Dios.

Como es natural, esa predicación causó conflictos, ya que se estaba formando una teología cristiana en un contexto judío que no aceptaba a Jesucristo como Señor, y mucho menos como el Mesías. Los conflictos y roces desde el principio hasta nuestros tiempos han afinado los conceptos teológicos verdaderos y causado el surgimiento de desviaciones doctrinales.

El legalismo

El primer conflicto doctrinal fue el legalismo. El apóstol Pablo encabezó la batalla contra esta doctrina en la Iglesia primitiva. Su epístola dirigida a los Gálatas, una parte de la segunda epístola a los Corintios y la dirigida a los Romanos, fueron escritas a fin de definir la postura cristiana sobre la salvación por gracia, por la fe, y no por los méritos de las buenas obras y del cumplir de la ley judía. Aquí se comenzó a afinar la teología, proceso que ha continuado durante la trayectoria de vida de la Iglesia.

El gnosticismo

El siguiente problema que amenazó al cristianismo surgió en los siglos segundo y tercero. Se denominó gnosticismo (este término procede de la palabra griega gnosis que significa conocimiento). El gnosticismo identificaba la materia con el mal y por lo tanto no creía en el Dios del Antiguo Testamento, puesto que se le presentaba a Él como creador del mundo material. Eso habría implicado que Dios era esencialmente malo. El gnosticismo negaba la verdadera humanidad de Jesús. Enseñaba que Cristo era un ser angélico creado. Puesto que enseñaba que la materia era inherentemente mala, Cristo no podría haber permitido que su pureza fuera empañada por la materia, de manera que negaban que fuera realmente humano.

Refutación de esta doctrina

Juan y Pablo combatieron este error, que de una manera incipiente comenzó a manifestarse en sus días. Esto se puede ver en las siguientes citas bíblicas: 1 Juan 4:1-3; Colosenses 1:15, 17; 2:8, 9, 18. El cristianismo siguió adelante a pesar de esa herejía y consolidó su posición ortodoxa. El Credo de los Apóstoles, que fue formulado alrededor de esa época como un repudio al gnosticismo, dice así:
Creo en Dios Padre Todopoderoso, creador del cielo y de la tierra, y en Jesucristo su único Hijo, nuestro Señor que fue concebido por el Espíritu Santo, nació de la virgen María, sufrió bajo Poncio Pilato, fue crucificado, muerto, sepultado, descendió a los infiernos; y al tercer día resucitó de entre los muertos; ascendió al cielo, y está sentado a la diestra del Padre, desde donde vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos. Creo en el Espíritu Santo, en la Santa Iglesia Católica, en la comunión de los santos, en el perdón de los pecados, en la resurrección de la carne y en la vida eterna. Amén.

EL CONFLICTO: CRISTOLOGÍA Y LA TRINIDAD

En los siglos segundo y tercero surgieron opiniones divergentes acerca de la relación de Jesús con Dios. El apóstol Juan había enseñado que Jesucristo era el Logos eterno, y por tanto, era Dios. Justino Mártir afirmaba que el Logos era "el segundo Dios", una doctrina politeísta. ¿Cómo podía la Iglesia resolver el problema de que el Nuevo Testamento enseña la gran dignidad de Jesucristo y al mismo tiempo la unidad de Dios, o sea el monoteísmo? Se presentaron dos soluciones heréticas: el monarquianismo y el arrianismo.

El monarquianismo fue un intento de guardar la unidad ("Monarquía") de la deidad y evitar un triteísmo o creencia en tres dioses. El intento de esa doctrina era establecer la existencia de un solo Dios, único en esencia, existencia y poder. Esta doctrina tomó dos formas: la dinámica ("poder") y la "modalística".

El monarquianismo dinámico

Esta doctrina era sostenida por Teodoto y Pablo de Samosata, quienes enseñaron que Jesús había sido un simple hombre, nacido de la virgen María, pero en su bautismo descendió sobre Él un poder impersonal, el Cristo (o el Espíritu Santo). Puesto que este poder era impersonal, Jesús no era una deidad y así se conservaba la unidad de Dios.

El monarquianismo modalístico

A esta expresión doctrinal se le conoce también como sabelianismo, por Sabelio, su exponente más conocido. Alrededor de fines del siglo primero, Sabelio afirmó que "el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son tres modos o aspectos de Dios. Así como el sol es brillante, caliente y redondo." De esta manera se identifica a Jesucristo con el Padre al igual que hace la secta moderna llamada "Sólo Jesús". Tertuliano, teólogo ortodoxo, observó con ironía que Praexo (un exponente de esta doctrina) "hizo volar al Paracleto y crucificó al Padre". Esto por lo confuso de esta doctrina en cuanto a la relación de la Trinidad.

El arrianismo

En contraste con la doctrina del monarquianismo, Arrio, presbítero en la iglesia de Alejandría, sostenía que Cristo había sido creado por el Padre antes que toda otra criatura; que no era eterno y que, por lo tanto, no podía ser mirado como igual a Dios. Él afirmó: "El Hijo tiene principio. Dios es sin principio."

Sin embargo, los arrianistas enseñaban que, al haberle dado Dios tanta gloria y honra, los hombres debían considerarlo como Dios y rendirle culto. Arrio no intentaba de ningún modo aminorar la gloria de Cristo, sino dar énfasis al monoteísmo. Sin embargo, su doctrina niega todo lo que el Nuevo Testamento enseña sobre la divinidad de Cristo. Este pensamiento doctrinal, es seguido al pie de la letra por los modernos "Testigos de Jehová".

Si la Iglesia se hubiera convencido de que la enseñanza de Arrio era correcta, habría quedado con la idea de que hay dos dioses, uno superior al otro. Habría sostenido la doctrina pagana de que debemos adorar a una criatura. Si sus ideas hubieran prevalecido hasta llegar a formar parte del credo del cristianismo ortodoxo, se habría destruido el fundamento de la fe cristiana. No habría un mediador adecuado entre Dios y el hombre, pues Jesús no sería ni Dios ni hombre. Habría significado que Dios mismo era inaccesible, inabordable y apartado del hombre.

Refutación de estos errores doctrinales

Se resolvieron las controversias sobre la naturaleza de Jesucristo, formulando la doctrina de la Trinidad. En el año 325, el Concilio de Nicea, bajo los auspicios de Constantino, formuló la declaración que se conoce como el Credo Niceno. 
Creo en un solo Dios, Padre Todopoderoso creador del cielo y de la tierra y de todo lo visible e invisible. Y creo en un solo Señor Jesucristo, Hijo unigénito de Dios; engendrado del Padre antes de todos los siglos, Dios de Dios, luz de luz, verdadero Dios de verdadero Dios, engendrado y no hecho, consustancial al Padre, y por quien todas las cosas fueron hechas: el cual, por amor de nosotros y por nuestra salvación, descendió del cielo y, encarnado en la virgen María por el Espíritu Santo, fue hecho hombre; y fue crucificado también por nosotros bajo el poder de Poncio Pilato. Padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día según las Escrituras; y ascendió a los cielos, y está sentado a la diestra del Padre; y vendrá otra vez en gloria a juzgar a los vivos y a los muertos, y su reino no tendrá fin. Y creo en el Espíritu Santo, Señor y Dador de la vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo juntamente es adorado y glorificado, que habló por medio de los profetas. Y creo en una santa iglesia universal y apostólica. Confieso que hay un solo bautismo para la remisión de los pecados; y espero la resurrección de los muertos, y la vida del mundo venidero. Amén.

EL CONFLICTO: LA NATURALEZA DEL HOMBRE

A fines del siglo IV se estableció en Roma un monje británico llamado Pelagio, quien comenzó a diseminar un pensamiento herético con su doctrina "libertad para escoger". Este pensamiento fue contrarrestado por Agustín, obispo de Hipona, en África.

El pelagianismo

Pelagio insistía en que todo hombre es libre de escoger el bien o el mal a cada momento de su vida. Negó el pecado original heredado de Adán. Sostenía que la caída de Adán no había afectado a nadie, sino sólo a él. El hombre es capaz de cumplir la ley mediante sus esfuerzos propios. Como se puede observar esta es una reflexión temprana de lo que hoy se conoce como el moderno humanismo.

Refutación agustiniana

Agustín, para contrarrestar esta herejía, formuló la teología del pecado original. Enseñó que el hombre no comienza su vida en una zona neutral de la cual puede avanzar hacia el bien o hacia el mal de acuerdo con su propia decisión. Más bien el ser humano hereda una inclinación hacia el mal que ejerce tanta fuerza, que resulta imposible vencerla sin la intervención de la gracia de Dios.

Según Agustín, Adán sí estaba libre para escoger, pero su orgullo fue el punto de partida hacia una rebelión contra Dios. La consecuencia ha sido que todos los descendientes de Adán han nacido con la prédisposición hacia el mal. Agustín creía que la naturaleza pecaminosa se trasmite a través de la procreación por parte del padre. "Todo esfuerzo del hombre para restaurarse a su nivel primitivo, es desfigurado y hecho impotente debido a la degradación producida por aquel pecado original." Puesto que ha perdido el hombre su capacidad de elegir a Dios, éste tiene que rescatarlo mediante un nuevo nacimiento, que se logra sólo por la gracia divina. Agustín y sus amigos lograron que la doctrina de Pelagio fuera condenada por la Iglesia y prevaleciera la idea del pecado.

Siguiendo estas ideas, Agustín llegó a formular la idea de la predestinación. Esta doctrina fue adoptada por Calvino y se convirtió en parte de esa rama de la teología protestante que sigue la orientación de Calvino.

EL CONFLICTO: SACERDOCIO, JERARQUÍA Y SALVACIÓN

Al llegar el siglo XVI, los reformadores por lo general aceptaron las doctrinas consideradas ortodoxas en ese entonces. No obstante, en algunos puntos se puede decir que la teología cristiana se dividió en dos: la de los católicos y la de los protestantes. La teología católica sostenía que la única iglesia es la Iglesia Católica Apostólica Romana, que fuera de ella no hay salvación, y que ésta se alcanza por las buenas obras. También afirmaba que la jerarquía representaba a Cristo en el mundo. Así llegó al concepto de la autoridad decisiva del papado. El credo protestante, en cambio, enseñó que la autoridad final se halla en la Biblia, que todos los creyentes forman parte del sacerdocio y que la salvación era por pura gracia y por fe. Es claro que con esto se hacía ver que el hombre no tenía que buscar acceso a Dios a través de una jerarquía. Ya que el sacerdocio del creyente es universal y todos tienen libre acceso. Los católicos enseñan que la seguridad de salvación se halla en pertene- cer a la iglesia verdadera, hacer buenas obras y recibir los sacramentos. Los protestantes enseñan hasta nuestros días que la salvación es mediang teel regalo logrado por Jesucristo en la cruz del Calvarios Para obtenerla sólo se necesită fe y creer en ese sacrificio vicario.

Estas posiciones teológicas se mantienen hasta el día de hoy, y aunque la iglesia católica ha tenido cierta apertura, se siguen manteniendo las doctrinas que causan separación con la iglesia protestante.

EL CONFLICTO: CALVINISMO Y ARMINIANISMO

La teología protestante se dividió con la enseñanza de Jacobo Armi- nio. Arminio se oponía abiertamente a las enseñanzas de Calvino, creando el cisma dentro la iglesia protestante.

La doctrina calvinista

Juan Calvino había seguido la pauta de Agustín. El obispo de Hipona había enseñado que el hombre es tan malo, que la única manera de explicar cómo se llegaba a la salvación era que Dios lo decidía así por su gracia. La salvación depende enteramente de la iniciativa de Dios. Las doctrinas de Calvino son:

1. La total depravación del hombre. Significa que la voluntad del hombre está tan debilitada que ya no puede hacer ninguna obra buena, a menos que sea ayudado por la gracia especial que Dios otorga a los elegidos.

2. La elección incondicional. Desde el principio del mundo, Dios ha predestinado a algunos para la salvación, y eso aparte de mérito humano alguno.

3. La expiación limitada. Cristo no murió por toda la humanidad, sino por los elegidos.

4. La gracia irresistible. Los que son elegidos, también serán salvos.

5. La perseverancia de los santos. Dios da a los creyentes el don de la perseverancia, de modo que aunque pequen, también se arre- pentirán. Ningún elegido se perderá. De ahí salió la frase "Una vez salvo, siempre salvo".

La doctrina arminiana

Jacobo Arminio (1560-1610) se oponía a la doctrina calvinista de la predestinación. Estableció su pensamiento teológico en las siguientes doctrinas:

1. Cristo murió por todos los hombres.

2. Los que creen son salvos, y los que rechazan la invitación de Cristo se pierden.

3. Dios no elige a nadie; ni para salvación, ni para perdición.

4. La gracia salvadora de Dios no es irresistible.

5. Los cristianos pueden caer de la gracia y perderse. Calvino había enseñado que la salvación es resultado de la elección hecha por Dios, y como Dios no cambia de idea, la salvación que Él otorga es totalmente segura.

Arminio lo miraba desde otro punto de vista, insistiendo en que la seguridad de la salvación se encuentra en las promesas de la Biblia y se confirma con el testimonio interno que le da el Espíritu Santo al creyente.

Los errores teológicos que surgieron a medida que pasaba el tiempo fueron muchos, así como también las confrontaciones a ellos. En este capítulo sólo hemos hecho mención de los más trascendentes para la teología, y los más importantes para mostrar de una manera somera cómo tuvo lugar la formación de la teología ortodoxa.

Así se formó un consenso de pensamiento en la ortodoxia cristiana al terminar el siglo XVII. Los teólogos pasaron diecisiete siglos en grandes debates y divisiones, pero por lo general, un porcentaje grande de los cristianos tenían en común un buen número de conceptos teológicos. En el próximo capítulo veremos cómo esta ortodoxia fue sacudida en la era moderna.

DE LA TEORÍA A LA PRÁCTICA

1. ¿De que manera sirvieron las herejías para el bien de la teología durante los primeros diecisiete siglos de la historia del cristianismo?

2. ¿De que manera puede uno probar la ortodoxia de su teología?

3. ¿Defina las más marcadas diferencias entre católicos y protestantes?

4. ¿Cuál es la diferencia entra las doctrinas de Pelagio y Agustín?

5. ¿En que estriba la diferencia entre Calvino y Arminio?

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