Los cristianos crean todo tipo de excusas para huir al mandato de no dejar de congregarnos (Hebreos 10:24-25). Algunos creen las mentiras de la sociedad secular, que dice que la iglesia no es necesaria y que nosotros mismos podemos ser las autoridades de nuestras vidas. Otros rechazan la institución de la iglesia porque los líderes han abusado del poder. Otros dicen que pueden encontrar a Dios en lugares como la naturaleza o haciendo sus pasatiempos favoritos. Para otros, no piensan mucho en la iglesia porque no entienden su importancia para nuestras vidas espirituales y como testigo público.
Es triste ver la actitud de muchos cristianos que evitan la iglesia, especialmente al pensar en hermanos y hermanas en necesidad que hacen grandes sacrificios para congregarse. Oí una vez de un pastor que alquila un autobús para los servicios de su iglesia. Pero no es para traer a más personas al edificio de la iglesia: el autobús es su edificio, y la iglesia da vueltas por la ciudad para evitar a la policía y la persecución.
Desafortunadamente, para muchas personas en lugares más cómodos, la iglesia no es una prioridad. Cosas como dormir, los partidos de fútbol, Netflix, o las vacaciones son la prioridad.
Cuando evitamos la agenda de Dios y al pueblo de Dios, cosechamos las consecuencias. Si ya estás involucrado en una iglesia, que estas verdades te recuerdan de todas las bendiciones que disfrutas a través de su cuerpo. Si no lo estás, que te pueda servir de aliento y advertencia.
ARTÍCULO DE INTERÉS: ¿Qué es la Iglesia? | R.C. Sproul
50 cosas que pierdes
1. Te pierdes de obedecer el mandato de no dejar de congregarte (Hebreos 10:24-25).
2. Te pierdes de amar a Dios con tu obediencia, y por resultado, el experimentarlo más profundamente (Juan 14:21).
3. Te pierdes de amar a Jesús amando a su esposa por la cual dio su vida (Efesios 5:25-27; Hechos 20:28).
4. Te pierdes de escuchar la Palabra de Dios proclamada, y el crecimiento espiritual que vendría de ello.
5. Te pierdes de escuchar la aplicación de la Palabra de Dios a tu vida, tu comunidad, y tu cultura (1 Corintios 2:5; 2 Timoteo 4:1-2).
6. Te pierdes el aprender cómo leer la Biblia mejor por ser instruido por personas con dones divinos de enseñar y predicar.
7. Te pierdes la oportunidad de estar equipado para discernir doctrinas engañosas y peligrosas que niegan o cambian el evangelio (Efesios 4:11-14).
8. Te pierdes de animar a otros hacia el amor y las buenas obras, y también recibir el ánimo que otros te pueden dar (Hebreos 10:25).
9. Te pierdes de usar tus dones para edificar el cuerpo de Cristo para la gloria de Dios (1 Pedro 4:10-11; Efesios 4:11-14).
10. Te pierdes la oportunidad de beneficiarte de los dones de otros creyentes (1 Pedro 4:10-11; Efesios 4:11-14).
11. Te pierdes de beneficiate de los líderes que Dios te ha dado (Efesios 4:11-14; Hebreos 13:7).
12. Te pierdes el someterte a los líderes que Dios te ha dado, y por consecuencia, de someterte a Dios mismo (Hebreos 13:17).
13. Te pierdes de ser pastoreado a través de los gozos y dificultades de la vida (Santiago 5:13-14; 1 Pedro 5:1-2).
14. Te pierdes el aprender de y seguir el ejemplo de tu pastor (1 Timoteo 4:12; Hebreos 13:7; Tito 2:7).
15. Te pierdes el rendir cuentas por tus acciones a través de la disciplina de la iglesia, que es la disciplina de Dios (Mateo 18:15-17).
16. Te pierdes de ministrar a otros con tu presencia, es decir, animar a otros por tu presencia y comprometerte al pueblo de Dios (Hebreos 10:24-25; Hechos 4:32-33).
17. Te pierdes de estar capacitado para la obra del ministerio y el fruto que tal capacitación produce (Efesios 4:11-14).
18. Te pierdes de dar y recibir oración para crecimiento personal y necesidades personales (Santiago 5:16).
19. Te pierdes las bendiciones de la oración grupal y la instrucción que viene de escuchar las oraciones de otros (1 Timoteo 2:1-2; Hechos 6:1-6).
20. Te pierdes el cuidar de los pobres como cuerpo de Cristo, o el recibir cuidado necesario (Hechos 11:29; 2 Corintios 8:4; 1 Juan 3:17).
21. Te pierdes el servir a otros, quitando tu enfoque de ti mismo (Romanos 12:9-13).
22. Te pierdes estar en el centro de la voluntad de Dios, la cual es revelada más mientras lo obedecemos y renovamos nuestros mentes en su verdad (Proverbios 3:5-6; Romanos 12:1-2; 1 Tesalonicenses 5:15- 18).
23. Te pierdes de celebrar el evangelio a través del bautismo (Romanos 6:4; Mateo 28:19).
24. Te pierdes la participación regular de la Santa Cena para unirte con creyentes a través de la historia para celebrar la obra salvadora de Cristo y su reino venidero (1 Corintios 11:23-26).
25. Te pierdes de la ministración de “los unos a los otros” entre hermanos y hermanas en Cristo (Juan 13:34-35; Efesios 4:12; Romanos 12:10-16; Gálatas 5:16; etc.).
ARTÍCULO DE INTERÉS: ¿Qué hacer con las personas que se duermen durante los sermones?
26. Te pierdes el cantar alabanzas a Dios con la iglesia de Cristo (Colosenses 3:16).
27. Te pierdes el demostrar la unidad del evangelio al hacer amigos con personas diversas en un mundo dividido por raza, nacionalidad, clase económica, y lengua (Efesios 2:11-22; Efesios 4:3; Santiago 2:1; Apocalipsis 5 :9).
28. Te pierdes el hablar la verdad en amor a otros creyentes que creen o practican doctrinas que no son bíblicas (Efesios 4:15-16).
29. Te pierdes de dar gozo al Señor como su pueblo reunido (Sofonías 3:17; Salmos 149:4).
30. Te pierdes de regocijarte al ver a personas creer en Cristo y abrazarlos como hermanos (Hechos 16:5).
31. Te pierdes de invitar amigos y familiares que no son creyentes a la iglesia para escuchar del Cristo que salva (Mateo 28:18-20; Colosenses 4:5).
32. Te pierdes de aceptar a otros como Cristo te ha aceptado (Romanos 15:7).
33. Te pierdes el experimentar cómo el amor de Dios es perfeccionado a través de su cuerpo (1 Juan 4:12).
34. Te pierdes el recibir la ayuda que la Palabra de Dios, el Espíritu de Dios, y el pueblo de Dios te dan para crecer en madurez cristiana (2 Timoteo 3:16-17; Salmos 19:7; Efesios 4:11- 14).
35. Te pierdes de experimentar el Espíritu Santo morando en la comunión de la iglesia (2 Corintios 13:14).
36. Te pierdes el recibir recordatorios de tu identidad y posición en Cristo (2 Corintios 5:17; Tito 3:3-7).
37. Te pierdes ser influenciado por hombres piadosos y mujeres piadosas que aman a Jesús más que el mundo, y la oportunidad de influir a otros (Tito 2:1-8).
38. Pierdes ver cómo Jesús, la cabeza de la iglesia, obra a través de su cuerpo para llevar a cabo su misión en el mundo (Efesios 5:23; Colosenses 1:18).
39. Te pierdes de amistades cercanas con personas que invocan al Señor con un corazón puro (2 Timoteo 2:22).
40. Te pierdes recuerdos de vivir una vida centrada en Dios, enfocada en sus planes para el mundo y tu papel en ellos (Efesios 1:3-7; Efesios 3:9-10).
ARTÍCULO DE INTERÉS: Celos por la casa de Dios | David Wilkerson
41. Te pierdes de entender con todos los santos cuál es la anchura, la longitud, la altura y la profundidad del amor de Cristo (Efesios 3:18).
42. Te pierdes la oportunidad de dar a Dios ofrenda de lo que te ha dado (2 Corintios 9:6-8).
43. Te pierdes la oportunidad de que la Palabra de Cristo more en ti en abundancia por cantos, himnos, y canciones espirituales (Colosenses 3:16).
44. Te pierdes de compartir los sufrimientos de Cristo por llorar con los que lloran y llevar las cargas de otros (2 Corintios 1:3-5; Romanos 12:15; Gálatas 6:2).
45. Te pierdes de dar a conocer la infinita sabiduría de Dios a los principados y potestades en los lugares celestiales a través de la iglesia (Efesios 3:9-10).
46. Te pierdes el potencial de recibir el llamado al ministerio (1 Timoteo 4:14; 1 Samuel 3).
47. Te pierdes el enseñar a otros, en palabra y hecho, cómo seguir a Cristo (Tito 2).
48. Te pierdes el recibir ayuda al luchar contra el pecado y ayudando a otros a luchar contra el pecado (1 Pedro 2:11; Santiago 5:16; Gálatas 6:1-2).
49. Te pierdes el apoyo a misioneros como iglesia (Filipenses 4:16-17).
50. Te pierdes ver cómo la iglesia es edificada y fortalecida cuando cada miembro del cuerpo funciona como debe, madurando el cuerpo y edificándolo en amor (1 Corintios 12:12-20; Efesios 4:16).
Hay mucho más que puedo añadir… esta lista solo sirve para empezar.
La idea central: Por el diseño perfecto de Dios, nosotros necesitamos la iglesia.
Cuando Jesús apareció a Saulo en el camino a Damasco, no dijo, “¿Por qué persigues a mi iglesia?” Dijo Jesús, “¿Por qué me persigues?” (Heco 9:4). Jesús se identifica tanto con la iglesia que un ataque a su cuerpo es un ataque a él.
Podría ser que Jesús mismo te esté diciendo no solo, “¿Por qué evades a mi iglesia?” sino también, “¿Por qué me evades a mí?”
Mi deseo no es forzar reglas legalistas a los lectores; al contrario, quiero despertar a los que están perdiendo una relación abundante con el Señor por causa de evadir a su cuerpo. En lugar de ser algo que evitar, la iglesia es una bendición grande de la mano de Dios, y debemos amarla y regocijarnos en ella.
5 maneras de responder
1. Confía en Jesucristo. Jesús murió en la cruz para reconciliar rebeldes con Dios el Padre y crear un pueblo santo para sí mismo. Cree en Él y su plan para ti, lo cual incluye a la Iglesia.
2. Estudia para tener una perspectiva bíblica de la Iglesia. Te recomiendo que leas Efesios, porque Pablo explica los propósitos gloriosos de Dios para la Iglesia y da sentido a por qué Dios nos manda a no dejar de congregarnos (Hebreos 10:24-25). También puedes escuchar un mensaje llamado “Pasión de la Iglesia” de Sugel Michelén.
3. Si no asistes a una iglesia saludable que predica la Biblia, busca una. Considera usar el directorio de Coalición por el Evangelio o Iglered.
ARTÍCULO DE INTERÉS: Una iglesia bíblica es una iglesia misionera
4. Involúcrate. Comprométete a una buena congregación, involucrándote en un estudio bíblico, o pidiendo que un creyente más maduro incluso te enseñe en la verdad. Tal vez esto es lo que necesitas para superar dudas o debilidades que impiden tu crecimiento espiritual.
5. Ora que el Señor te guía acerca de cómo participar en una iglesia y usar los dones que te ha dado para bendecir a otros y edificar la iglesia.
Publicado originalmente en Coalición por el Evangelio.