Una palabra predomina en este pasaje y es la palabra justificado. Es una palabra jurídica propia de la sala de un tribunal, donde las personas son declaradas no culpables y absueltas de todos los cargos ante la ley.
Lo opuesto de justificado es condenado. Estas dos palabras apuntan hacia el día final cuando Dios, nuestro Creador y Juez, pronunciará Su veredicto sobre nuestras vidas: justificado o condenado. Y nadie quisiera ser condenado, así que la pregunta es: ¿Cómo puedo ser justificado? Pablo da la respuesta negativa y positiva.
Respuesta negativa: No puedes ser justificado por la ley. «Nosotros somos judíos de nacimiento y no pecadores de entre los gentiles, sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley» (Gálatas 2:15-16).
Respuesta positiva: somos justificados por la fe en Jesucristo. «Nosotros somos judíos de nacimiento y no pecadores de entre los gentiles, sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino mediante la fe en Cristo Jesús, también nosotros hemos creído en Cristo Jesús, para que seamos justificados por la fe en Cristo» (Gálatas 2:15-16).
No podemos ser salvos ni justificados por lo que hacemos (o dejemos de hacer). Por lo tanto, si hemos de ser justificados, debe ser sólo por la fe en lo que Cristo hizo. Pablo necesitaba recordarle esto a Pedro, quien estaba en peligro de negar esta verdad crucial con sus propias acciones.
¿Puedes pensar en alguna forma en la que hayas negado con tus acciones el evangelio de la gracia?