La herejía modernista | Lección 7 | Cristología

La herejía modernista | Lección 7 | Cristología

1. ¿Cómo surgió la gran crisis en la Cristología moderna?

En los siglos XIX y XX se ha producido un asalto frontal contra la fe de Calcedonia, con la excusa de que la doctrina de las dos naturalezas en una sola persona, y ésta divina, era «irreal, inimaginable e insostenible a la luz de una reflexión, genuinamente religiosa».

A producir este estado de cosas han contribuido unos, hace siglos, y otros, recientemente los siguientes factores:

1.1 El Socinianismo (un nuevo Pelagianismo), con su fiero ataque al carácter sustitutorio de la obra de Jesucristo;

1.2 El Racionalismo, con su aversión al misterio y su pretensión de que sólo la razón humana es el árbitro de la verdad conocida y por conocer:

1.3 El Modernismo, que ha tratado de presentarnos un Jesús histórico (aceptado por la investigación científica) en oposición al Cristo de la fe (producto de la fantasía, del pensamiento mágico y de la autosugestión de la primitiva comunidad cristiana).

1.4 El Existencialismo, que sitúa lo trascendente en la zona de lo incognoscible.

Las conclusiones cristológicas de este ataque combinado han sido las siguientes:

Jesucristo era un hombre como los demás, aunque con una progresiva consciencia de que Dios estaba en él, llevando a cabo su obra.

Toda la Cristología tradicional está entramada en una filosofía trasnochada, que ha ido configurando el llamado «dogma cristológico».

Con ello la figura del verdadero Jesucristo se ha enfriado y se ha fosilizado; ha perdido auténtico calor humano, al haberlo elevado a la altura metafísica de un «Dios Hombre».

2. Cómo se ha configurado la herejía modernista.

Un denominador común de todos los movimientos que, desde el primer tercio del siglo pasado, se han confabulado contra la fe cristiana es la llamada Dialéctica. Por Dialéctica se entiende, en el terreno filosófico-teológico, un esfuerzo mental de comprensión y expresión de lo real mediante una síntesis resultante de la contraposición de conceptos o términos. Existe una dialéctica correcta cuando los distintos aspectos de la realidad se suman para ofrecer una mejor comprensión del objeto, pero no es correcta una dialéctica teológica que pretenda elaborar datos o conceptos religiosos a base de una oposición entre la fe y la razón, la Ciencia y la Biblia, etc. Toda dialéctica que ponga en tela de juicio la verdad inmutable de "la fe que ha sido una vez dada a los santos" Judas 3", no puede ser admitida por un verdadero creyente. La comprensión y la vivencia de la verdad revelada son cosas muy distintas de la verdad proposicional de la misma revelación divina.

Éste es, en realidad, el equívoco que la Teología Dialéctica ha introducido en el dogma cristológico, como en el resto de las verdades reveladas. Es curioso que el Racionalismo y el Sentimentalismo se hayan dado la mano, quebrando la línea divisoria establecida por Kant, para dar pie a esta herejía. El resultado ha sido la negación de todo lo sobrenatural y el agnosticismo respecto a todo lo trascendente, haciendo de la razón o del sentimiento la norma de toda investigación sobre la persona y obra de Jesucristo.

Ya Hegel concluyó que Cristo es una humanización de Dios, la cual requiere una «ampliación», puesto que Jesucristo es el gran modelo para todos los hombres. El Existencialismo ha prestado su apoyo a Bultmann para elaborar la desmitificación de la Biblia, incluso del Nuevo Testamento, con la excusa de intentar así preservar mejor la fe en él. Según Bultmann, Jesús, poseído de su papel de Enviado de Dios, subió a la Cruz, no para llevar a cabo una obra sustitutoria, sino para expresar el amor perdonador de Dios, lo cual queda respaldado simbólicamente por el «misterio pascual» (la fe en una resurrección de Cristo sin base histórica).

Pero lo que más nos interesa aquí de la desmitificación bultmaniana es su punto de vista acerca de la misma Cristología. Dice así en su libro Jesucristo y Mitología:

«En particular, la concepción del Hijo de Dios preexistente, que desciende al mundo en forma humana para redimir a la humanidad, forma parte de la doctrina gnóstica de la redención, y nadie vacila en llamar mitológica a esta doctrina.»

3. Refutación de esta herejía.

Nadie debe dudar de la seriedad que comporta el ataque que el Modernismo supone para la fe cristiana. Por eso, debemos poner todo nuestro empeño en la refutación de esta herejía, incluyendo los presupuestos en que se basa. Lo haremos desde distintos ángulos:

3.1 De acuerdo con todas las confesiones de fe proclamadas por la Reforma (y por las demás iglesias fuera de la Reforma), debemos afirmar que la declaración del Concilio de Calcedonia está en total conformidad con el Nuevo Testamento. Por tanto, va en ella la inspiración divina y la inerrancia de la Biblia.

3.2 No sirve de excusa el tener un buen fin en la presentación del mensaje o kerygma del Evangelio, si, por cobardía ante lo supuestamente «científico», traicionamos la Palabra de Dios, la cual exige de todo entendimiento humano una humillación previa (V. 1 Cor. 1:18-31; 2 Cor. 10:5). Estamos, sí, de acuerdo en que una correcta hermenéutica ha de tener en cuenta dos principios fundamentales: a) que la Biblia no es un «libro de Ciencia», sino una Historia de la Salvación con apelación de Dios al hombre para que éste sea hecho receptivo a dicha salvación; b) que, para interpretar correctamente la Biblia, es necesario conocer los géneros literarios semitas y el sentido popular de las expresiones científicas de la Biblia.

3.3 Contra Bultmann sostenemos que la simbología corriente en el género literario semita no puede extenderse a hechos como la confesión de su divinidad que hizo y aceptó Jesús (V. Mt. 16:16ss.; 26:63-65), la obra sustitutoria del Calvario (V. Rom. 4:25; 2 Cor. 5:14, 21), y, en especial, la Resurrección de Jesucristo (V. 1 Cor. 15:14-17).

3.4 Jesucristo, confesado por Simón Pedro como "Hijo del Dios viviente" (algo misterioso, que solo el Padre puede revelar, verso 17 del citado capítulo 16 de Mateo, es el fundamento o "Piedra angular" de la Iglesia Mateo 16:18, Efesios 2:20- 21; 1 Pedro 2:5-8. Además, como dotado de autoridad divina, nos impone su verdad para creerla: "creéis en Dios, creed también en mí" Juan 14:1, ahora bien como dice G. Vos:

«O dice la verdad o no. Si no la dice, nos queda está sola alternativa: o dice falsedad de intento o no. Si la dice de intento, es el mayor impostor de la Historia. Si la dice inconscientemente, entonces es la más patética víctima de la megalomanía religiosa jamás conocida. Ante esta alternativa, no tenemos otro remedio que creer que Jesucristo dijo la verdad, y que tenía derecho a decirla con autoridad divina, sencillamente porque era Dios".

3.5 Como una consecuencia lógica de todo lo dicho, hemos de concluir, contra la opinión de Bultmann, que, si Jesucristo era Dios, preexistía eternamente antes de hacerse hombre.


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