Jesús ora al Padre y hace otra asombrosa declaración acerca de Sus discípulos: «La gloria que me diste les he dado» (Juan 17:22).
Donald Grey Barnhouse fue por muchos años el pastor de la Décima Iglesia Presbiteriana en la ciudad de Filadelfia. Durante este tiempo, Grey celebró muchas bodas, y no recibía dinero por hacerlo. Por muchos años», escribió Grey, he tenido por
costumbre que cada vez que oficio un matrimonio y el novio me entrega un sobre, me dirijo luego a la novia y le digo: "Aquí tienes, este es mi regalo de bodas; si el novio fue generoso con el predicador, habrás obtenido una buena suma».
Eso es exactamente lo que Jesús hace con la gloria que el Padre le ha dado, inos la transfiere! «La gloria que me diste les he dado».... la gloria que el Padre le ha concedido a Jesús la hemos recibido nosotros. ¿Qué significa esto?
Cuando estás en Cristo, tienes el privilegio de ver Su gloria y de participar de Su gloria. El día que veamos a Cristo, Su gloria nos será revelada, y no solo eso, también se revelará en nosotros: ese día seremos semejantes a Él (Romanos 8:18, 1 Juan 3:2).
Jesús ya te dio la gloria que el Padre le otorgó. Esta gloria es tuya a pesar de que Su resplandor no se haya aún revelado plenamente. Así lo dice el apóstol Juan: «Ahora somos hijos de Dios, y luego añade, «y aún no se ha manifestado lo que habremos de ser» (1 Juan 3:2).
El apóstol Pablo escribe: «su vida está escondida con Cristo en Dios, y luego dice: «Cuando Cristo, nuestra vida, sea manifestado, entonces ustedes también serán manifestados con El en gloria» (Colosenses 3:3, 4). Ahora mismo, eres como un árbol en invierno; el árbol puede parecer seco, pero en realidad está vivo; no obstante, cuando llegue la primavera, florecerá. Su máxima gloria está por manifestarse.
Un día, la gloria plena de tu nueva vida en Cristo se revelará. Por ahora, es importante que sepas que Cristo ya te ha concedido esta gloria, ya es parte de tu nueva identidad en Él. Así que, isé quien eres!