Tu llamado como creyente es a estar en el mundo, pero a no ser como el mundo. Jesús oró por Sus discípulos y afirmó: «no son del mundo, como tampoco Yo soy del mundo» (Juan 17:14, ver también v. 16). Si estás en Cristo «tú no eres del mundo».
Durante este pasaje, Jesús ora por Sus discípulos mientras ellos «están en el mundo, y en seguida dice puntualmente: «No te ruego que los saques del mundo» (Juan 17:11, 15). No es fácil el llamado que Dios nos hace a estar en el mundo, a pesar de que no pertenecemos al mundo.
Hace algunos años, cuando vivíamos en Londres, un amigo me invitó a ver la gran final de fútbol entre el Tottenham y el Arsenal. Por si no lo sabías, existe una gran rivalidad entre estos dos equipos. Para que te hagas una idea, es como la rivalidad que hay entre el Barcelona y el Real Madrid.
En Inglaterra, los aficionados de ambos equipos suelen estar separados en el estadio durante los partidos. La tradición es llevar los colores de tu equipo, por lo que la escena habitual es que tres cuartas partes del estadio estén cubiertas por los colores del equipo local, y la parte restante esté ocupada con los colores de los visitantes.
Mi amigo tenía una entrada de sobra para la gran final en el estadio del Arsenal. Yo soy aficionado del Tottenham, iy eso era un problema! «No sé si yo encaje muy bien», dije con una sonrisa «iporque llevaré los colores equivocados!».
Ver el partido desde el lado «equivocado del campo resultó ser una experiencia extraña. Estábamos todos apretados entre una masa humana cubierta de rojo, a la que yo no pertenecía, y mirando A lo largo del campo a otra masa humana cubierta de azul, a la que si pertenecía.
La experiencia se volvió más extraña a medida que el partido avanzaba. Cuando los aficionados que me rodeaban se emocionaban, yo me agarraba la cabeza. Cuando ellos se frustraban, yo me llenaba de alegría. Es difícil ser distinto, aun así, traté de que no se notara demasiado.
Esta es precisamente nuestra posición como creyentes: estamos en el mundo, pero no somos del mundo. Algo similar sucede cuando te reúnes con otros cristianos, es como estar animando a tu equipo junto a los otros aficionados. Sin embargo, en muchas oportunidades terminamos rodeados de aficionados del equipo contrario, quienes admiran lo que tú desprecias, y desprecian lo que tú valoras.
¡Es una extraña experiencia! Si estás en Cristo, te darás cuenta de que estás viviendo en un sistema de valores completamente diferente al de muchas personas que te rodean. Ves la vida de otra manera y amas cosas diferentes.
Por cierto, tienes que saber que el Tottenham ganó la final. Fue una experiencia extraña salir del estadio extasiado por la victoria, y estar al mismo tiempo rodeado de personas desoladas por la derrota.
Cuando suene el silbatazo final de la vida en este mundo, el otro. equipo abandonará el campo con la cabeza abajo; sin embargo, esto no terminará así para ti. Aunque estás en el mundo, no eres del mundo, le perteneces a Cristo y serás cubierto con Su gloria. Compartirás el triunfo junto a Él.