Había una vez, en la tierra de Israel, un rey llamado Roboam. Era el hijo del rey Salomón, uno de los reyes más sabios y poderosos de la historia de Israel.
Cuando Salomón murió, Roboam se convirtió en el nuevo rey de Israel. Pero, a diferencia de su padre, Roboam no era un rey sabio. Era orgulloso y terco, y no escuchaba los consejos de los ancianos y los sabios de la corte.
Un día, los líderes de las tribus de Israel se reunieron con Roboam para pedirle que redujera los impuestos y las cargas que su padre había impuesto sobre ellos. Pero Roboam se negó a escucharlos y, en lugar de eso, les dijo que aumentaría aún más los impuestos y las cargas.
Los líderes de las tribus se enfurecieron con la respuesta de Roboam y decidieron separarse de él y de la tribu de Judá. Así que, diez de las doce tribus de Israel se separaron y formaron su propio reino, con Jeroboam como su rey.
Roboam se quedó con la tribu de Judá y la tribu de Benjamín, y se convirtió en el rey de Judá. Pero su reino estuvo marcado por la guerra y la división, y nunca pudo recuperar la unidad y la grandeza que había tenido el reino de Israel bajo el liderazgo de su padre Salomón.
La historia de Roboam es un recordatorio de la importancia de la sabiduría y la humildad en el liderazgo. Si Roboam hubiera escuchado los consejos de los ancianos y los sabios, y hubiera sido más comprensivo y justo con su pueblo, es posible que hubiera podido evitar la división y la guerra que marcaron su reino.
La historia del rey Roboam se encuentra en 1 Reyes 12:1-24 y 2 Crónicas 10:1-19. Aquí te dejo una cita bíblica relevante:
"Y Roboam, hijo de Salomón, rey de Judá, se fue a Siquem, porque todo Israel se había reunido en Siquem para hacerlo rey. Y Jeroboam, hijo de Nabat, que estaba en Egipto, donde había huido de la presencia del rey Salomón, volvió de Egipto. Y enviaron a llamarlo, y vino con todo Israel, y hablaron a Roboam, diciendo: Tu padre hizo pesado nuestro yugo; ahora, pues, alivia la dura servidumbre de tu padre y el pesado yugo que puso sobre nosotros, y te serviremos. Y él les dijo: Idos por tres días, y luego volved a mí. Y el pueblo se fue." (1 Reyes 12:1-5)