Una vida en plenitud

Una vida en plenitud

Y comencé a ser feliz cuando descubrí el amor de Dios por mí. Ese amor que se hizo carne y habitó entre nosotros. Ese amor que sin merecerlo, su vida dio por mí. Un amor genuino, sincero. Sin reservas ni condiciones. Aquel amor que, trasciende los tiempos y el entendimiento. Que no se limita al perdón de pecados en tiempo pasado, ni a la esperanza futura de una vida en el cielo, sino que, realiza su obra continua en nosotros, en tiempo presente, mediante la santificación del Espíritu Santo.

Ver hacia la cruz, cambió mi perspectiva sobre Dios. Destruyó la imagen como lo había idealizado. Una imagen errónea del Dios verdadero. Ahora, sé, que el Dios al que adoro, no se limita a expectativas humanas que minimizan Su poder. Porque el Dios Creador de los cielos y de la tierra es sobre todas las cosas. Y mi mente finita, jamás conseguirá conocerlo a plenitud.

Aún así, Su gracia y Su amor demostrados en la cruz, son suficientes para mí. Porque soy Su hija amada, pequeña oveja de Su rebaño, a quien ha amado con amor eterno y me ha prolongado Su
misericordia. ¡Alabado sea Su Santo Nombre!

Autor: Madelin Reyes

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