"Pero el SEÑOR es el Dios verdadero […] Cuando se enoja, tiembla la tierra; las naciones no pueden soportar su ira". – JEREMÍAS 10:10
Los hombres y mujeres que piensan que tienen todas las respuestas sobre esta vida y la próxima han estado hablando con valentía durante generaciones. Son palabras fuertes y desafiantes, pero provienen de mentes y corazones débiles y vacíos.
Estos infieles son demasiado ciegos para reconocer o admitir que Dios tiene un plan […] divino en el que a la humanidad nunca se le permite pronunciar la primera palabra ni la última […] Los seres humanos tratan de ignorar a Dios, y continúan haciendo sus propios planes ambiciosos y egoístas.
En los años previos a la Primera Guerra Mundial, el káiser Guillermo de Alemania era extremadamente terco. En un servicio en la capilla al que asistió el káiser, un fiel ministro alemán predicó sobre la venida de Jesucristo para establecer el reino de justicia y paz de Dios en toda la tierra. Guillermo se sintió muy ofendido y habló con el ministro al final del servicio. «No quiero volver a escuchar ese tipo de sermón», le advirtió al predicador. «¡Un evento así no concuerda en absoluto con los planes que tenemos para el futuro y la gloria de nuestra patria!».
En cambio, el káiser Guillermo y Adolfo Hitler, una generación después, no son más que recuerdos que se desvanecen, ilustraciones de esa vana tendencia humana a hacerse grande y a Dios pequeño.
Señor, reconozco que tienes la primera y la última palabra sobre todas las cosas. Me postro ante tu sabiduría. Amén.
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