¿Es opresivo el cristianismo? | Robert Rothwell

¿Es opresivo el cristianismo? | Robert Rothwell

El 24 de junio de 2022, la Corte Suprema de Estados Unidos emitió su dictamen en el caso Dobbs contra Jackson Women’s Health Organization. Aunque esta decisión no penalizó el aborto a libre demanda en los Estados Unidos, hizo que la regulación del aborto volviera a ser un asunto a discreción de las legislaturas estatales, lo que significa que ahora cada estado puede regular o restringir el aborto como elija.

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De inmediato, la gente empezó a protestar. Hombres y mujeres se reunieron en Washington D. C. y otros lugares del país, gritando y portando pancartas con típicos sentimientos proabortistas para expresar su indignación por el hecho de que la Corte Suprema hubiera legalizado la «opresión» de las mujeres al otorgar a los estados el poder de restringir severamente o incluso prohibir el «derecho» a matar niños no nacidos.

En muchas de estas protestas se evidenció un vehemente lenguaje anticristiano. Los manifestantes reconocieron el papel que los cristianos habían desempeñado en la decisión del caso Dobbs debido a sus décadas de labor contra el aborto, e insistieron en que el cristianismo es una religión opresora.

No fue la primera vez en que se acusó a los cristianos de ser opresores, y seguramente no será la última. El cristianismo ha sido culpado por todo, desde la práctica de la esclavitud en régimen de pertenencia personal hasta la destrucción de las culturas indígenas, el menosprecio de los derechos de las mujeres y el suicidio de los homosexuales. En resumen, se ha afirmado que el cristianismo es intrínsecamente opresivo. ¿Es cierta esta afirmación?

Para evaluar la acusación, primero necesitamos un entendimiento claro de qué es opresión. Sin embargo, eso no suele ser lo que hacen quienes acusan al cristianismo de ser una religión opresiva. A menudo, al menos en Occidente, la gente grita «opresión» cuando les dicen que no pueden hacer algo que quieren hacer. Dile a una mujer que quiere interrumpir su embarazo por cualquier motivo que no puede hacerlo, y es posible que te llamen opresor. Rechaza la idea de que dos hombres puedan casarse, y alguien te acusará de oprimir a las personas que practican actos homosexuales.

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Sin embargo, ¿la opresión es simplemente cuando te impiden hacer algo que de verdad quieres hacer? Por supuesto que no. Todo el tiempo se promulgan leyes que nos impiden hacer lo que queremos. ¿Son opresivos los límites de velocidad? ¿Y qué de las leyes contra el asesinato?

No podemos pensar que la opresión solo es la restricción de algo que quizás quisiéramos hacer. Más bien, la opresión es una ofensa contra la justicia y el trato humano hacia los demás, pero ¿quién define lo que es la justicia y el trato humano? En última instancia, Dios es el que define la justicia y la bondad en Su ley moral, que se revela en la conciencia y nos ha sido dada en la Escritura. Restringir el aborto a libre demanda o las definiciones aberrantes del matrimonio no es opresivo, y la razón es que la ley de Dios dice que es cruel e injusto acabar con vidas inocentes y que es perjudicial para los niños y las demás personas que permitamos la expresión de la inmoralidad sexual.

Los que acusan al cristianismo de ser opresivo pero no escuchan la ley de Dios, en realidad no tienen ninguna base para hacer su acusación. Cuando la gente acusa a los cristianos de ser opresores, es correcto que les exijamos que definan la opresión y luego les mostremos que la ley de Dios es lo único que puede definir la opresión para todas las personas.

Si examinamos las acusaciones de que el cristianismo es opresivo, veremos que muchas de ellas son totalmente ilegítimas, pues se basan en definiciones de la opresión que no están legitimadas por la Palabra de Dios.

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Sin embargo, si somos honestos con la historia, lamentablemente descubriremos que algunas acusaciones de opresión tienen más fuerza. Es cierto que algunas personas que profesan la fe cristiana han sido culpables de lo que merece ser llamado opresión. Por ejemplo, algunos profesantes cristianos participaron de la esclavitud en régimen de pertenencia personal, en la que se secuestraban hombres y mujeres para transportarlos como carga en condiciones inseguras e insalubres, separarlos de sus hijos y obligarlos a trabajar en las labores más arduas con escasas esperanzas de escapar de la esclavitud en algún momento.

El hecho de que algunos amos hayan tratado a sus esclavos mejor que otros no anula la naturaleza opresiva de la institución. Algunos profesantes cristianos han sido racistas y han participado en actos de crueldad contra personas que no se parecen a ellos. Algunos profesantes cristianos incluso han oprimido a los miembros de su propia familia con abusos físicos, verbales, emocionales o sexuales. Debido a que seguimos a Jesús, la encarnación misma de la verdad (Jn 14:6), debemos ser honestos respecto a las fallas de algunos profesantes cristianos a lo largo de la historia.

El cristianismo ha sido culpado por todo, desde la práctica de la esclavitud en régimen de pertenencia personal hasta la destrucción de las culturas indígenas, el menosprecio de los derechos de las mujeres y el suicidio de los homosexuales.

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Sin embargo, las fallas de muchos que invocan el nombre de Cristo no significan que el propio cristianismo sea una fe opresiva. En primer lugar, si la fe cristiana es verdadera, no es sorprendente que sus adherentes no siempre vivan a la altura de sus ideales. Al fin y al cabo, la Biblia enseña la doctrina del pecado original, que significa que todas las personas ―incluso los cristianos― tienen una naturaleza caída con la que lidiar. Los que acuden a Cristo con fe no se vuelven de inmediato perfectos en la conversión, incapaces de maltratar a alguien.

La Escritura es sincera al afirmar que los creyentes fallan. David, uno de los creyentes más santos del antiguo pacto, robó la mujer de Urías y lo mandó a matar en la batalla (2 S 11). ¿Qué es eso sino opresión? El diaconado fue instituido en respuesta al hecho de que los cristianos de Jerusalén estaban descuidando a las pobres viudas griegas (Hch 6:1-6).

En segundo lugar, el hecho de que los profesantes cristianos hayan estado involucrados en la opresión solo significa que los que profesan la fe a veces no han vivido como deberían vivir los cristianos.

Ningún credo ecuménico ni ninguna confesión protestante dice que es apropiado que los cristianos opriman a los demás. De hecho, la enseñanza ética cristiana ha llenado innumerables volúmenes con instrucciones sobre cómo amar al prójimo, y la propia Biblia prohíbe la opresión de los vulnerables (p. ej., Éx 22:21; Pr 14:31). Sin duda, muchas de las personas que han profesado a Cristo y oprimido a los demás no han sido auténticos cristianos, pero seguramente también ha habido verdaderos creyentes que han participado en la opresión.

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Como protestantes, no creemos que alguien vaya a ser perfecto antes de morir ni que los individuos o incluso la iglesia nunca se equivoquen. De hecho, los cristianos profesantes pueden y deben rendir cuentas por los pecados de opresión según la Palabra de Dios.

Por último, conviene decir algunas cosas sobre el bien que ha hecho el cristianismo. Sin duda, los individuos cristianos hemos fallado de muchas maneras. Sin embargo, la enseñanza cristiana en sí misma ha sido una fuerza poderosa contra la opresión en nuestro mundo. Hay tantas áreas que no podemos abordarlas todas en este breve artículo, así que solo escogeremos algunas.

La educación.

Una de las herramientas más poderosas para combatir la opresión que hemos visto en la historia del mundo es la educación. Una población que ha sido educada apropiadamente y formada en las leyes de la lógica puede reconocer la propaganda y otras herramientas que utilizan los tiranos para intentar controlarlos. Cuando la gente aprende a leer, puede leer la Biblia por sí misma y se ve moldeada por sus enseñanzas éticas, lo que históricamente ha producido efectos como el estado de derecho, que frena la tiranía cuando en verdad se mantiene.

Si hablamos de cosas como la libertad política, la libertad de expresión y otras bendiciones que muchos de nosotros damos por sentadas, existe una fuerte correlación entre el grado de influencia que el cristianismo, en especial el protestantismo, ha tenido en la cultura y las libertades de las que disfrutan las personas. Esto no es casualidad. Si les enseñas a leer a las personas y les das la Biblia, es inevitable que su cultura se vea moldeada por la Escritura. Desde luego, la educación puede ser una fuerza para el mal cuando los impíos se hacen cargo de ella, pero la idea general es que muchas de nuestras libertades políticas están vinculada a la influencia cristiana en la educación.

La medicina.

El cristianismo ha sido una fuerza poderosa para los avances médicos y la prestación de asistencia médica. Los cristianos han fundado hospitales y proporcionado médicos en todos los lugares donde la fe se ha arraigado. El método científico, que ha producido muchas mejoras en la medicina, es fruto de una cosmovisión general cristiana que afirma que el mundo es inteligible porque fue creado por un Dios inteligente y personal. Figuras claves del desarrollo del método científico como Francis Bacon, Galileo e Isaac Newton eran deudores del concepto bíblico de la realidad que fomenta la investigación de la creación hecha por el Creador, aunque no necesariamente eran ortodoxos en todos los aspectos teológicos.

Los derechos humanos.

No hay ninguna base filosófica más sólida para los derechos humanos que la doctrina cristiana de que todas las personas están hechas a imagen de Dios (Gn 1:26-27). Si los hombres y las mujeres de todas las tribus y lenguas llevan la imagen de Dios, entonces los seres humanos son iguales en dignidad, y maltratarlos en realidad es un ataque contra el Señor, un ataque (inútil) contra Dios perpetrado al atacar lo que más se asemeja a Él en la creación. La gente habla mucho de los derechos humanos, pero solo el cristianismo les otorga un fundamento firme.

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Lamentablemente, los profesantes cristianos no tienen un historial perfecto en lo relativo a la opresión. Sin embargo, ese hecho no significa que el cristianismo sea opresivo. El cristianismo bíblico proporciona la única forma coherente de definir la opresión, y los que han practicado la fe han sido una fuerza para bien en el mundo. Quiera Dios que los cristianos nos esforcemos continuamente por conocer y practicar la verdad bíblica, sabiendo que es la única manera de encontrar la verdadera libertad (Jn 8:32).

Publicado originalmente en la revista Tabletalk.

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