Estudio bíblico de Éxodo 28

Estudio bíblico de Éxodo 28

Las vestimentas sacerdotales prescritas por Dios (Éxodo 28) son coloridas y misteriosas. Tal vez ciertos detalles no tienen un peso simbólico específico, sino que forman parte del propósito del todo en su conjunto: revestir a Aarón y a sus hijos de “honra y dignidad” mientras alivian sus obligaciones sacerdotales (28:2,40).

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Algunos de los símbolos son evidentes. El pectoral del Sumo Sacerdote llevaba 12 piedras preciosas o semipreciosas, ordenadas en cuatro hileras de tres piedras en cada hilera, “una por cada uno de los doce hijos de Israel. Cada una de las piedras llevará grabada como un sello el nombre de una de las doce tribus” (28:21).

Al pectoral también se le llama “el pectoral para impartir justicia” (28:29). Probablemente, esto es porque lleva el Urim y Tumim. Tal vez, se trataba de dos piedras, una blanca y la otra negra. Se utilizaban en la toma de decisiones, pero nadie sabe con seguridad cómo era el procedimiento. Ante asuntos importantes, el sacerdote buscaba la presencia y la bendición de Dios en el templo y utilizaba el Urim y el Tumim, los cuales salían de alguna manera u otra, con lo que, bajo el cuidado providencial de Dios, recibían dirección y guía. De modo que, sobre su corazón, el Sumo Sacerdote tiene simultáneamente los nombres de las doce tribus, “para recordarlos siempre ante el Señor”, y el Urim y Tumim, “entre en el Lugar Santo”, llevando así “De esta manera, siempre que Aarón se presente ante el SEÑOR, llevará en el pecho la causa de los israelitas” (28:29-30).

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Delante de su turbante, Aarón debe fijar una fina lámina de oro, en la cual estarán grabadas las palabras: “Santidad para el Señor” (28:36). “Esta placa estará siempre sobre la frente de Aarón, para que el Señor acepte todas las ofrendas de los israelitas, ya que Aarón llevará sobre sí el pecado en que ellos incurran al dedicar sus ofrendas sagradas” (28:38). De esto se desprende que “todas las ofrendas de los israelitas” eran principalmente diferentes ofrendas por el pecado, presentadas para expiar la culpa. El sacerdote, incluso con el simbolismo incorporado en su vestimenta, lleva la culpa a la presencia del Dios Santo, quien es el Único capaz de eliminarla. El texto da a entender que, si el sacerdote no ejerce esta unción, los sacrificios ofrecidos por los israelitas no serán aceptables ante Dios. La estructura compuesta del sacerdote/sacrificio/templo está cohesionada en una unidad completa.

Algunas de las siguientes meditaciones nos ayudarán a reflexionar en pasajes que anuncian la futura obsolescencia de este sistema, y que constituyen, por tanto, una proclamación de la venida del último sacerdote, la última comunidad de la alianza, la última autoridad para dar guía y dirección, la última ofrenda, el último templo. Su “dignidad y honor” no tienen límite (ver Apocalipsis 1:12-18).

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Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen I, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2013. Usado con permiso.

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