Oración: Solo contra ti he pecado

Solo contra ti, he pecado

¿Cuántas veces he pecado contra ti?
¿Cuántos días y noches he transgredido tu ley?
¿Cuántas veces te he lastimado?

Han sido muchas las veces en que te he fallado.
Han sido tantos mis pecados que me es imposible enumerarlos.
Son como el cielo, su inmensidad es grande.
Son infinitos como la arena del mar.

Una y otra vez, he prometido no pecar,
sin embargo, he pecado con toda la libertad del mundo.
¿Habrá perdón para mí?

Mi alma está angustiada, temblando de miedo. 
Mi corazón está abatido, no hay en él paz.
Mis pies no encuentran dirección.
No sé a dónde ir.

Cómo quisiera huir a un lugar desierto, dónde solo estemos Tú y yo.
Un lugar donde tu presencia fluya y mis ojos se inunden de lágrimas.
Ese lugar donde mi corazón encuentre paz y mi alma se regocije.
Anhelo estar delante de ti, verte cara a cara, y perderme en la luz de tu mirada.
Ese lugar donde me sería imposible pecar.

Pero me encuentro acá, donde mi pecado brota como las flores del campo.
Me encuentro acá, donde paso las noches llenas de temor y aflicción.
Donde mis días se han vuelto grises.
Mis deseos de vivir han desfallecido. 
No encuentro la felicidad por ningún rincón.

Mi vida sin Ti, se ha convertido en una terrible desolación.
Mi cuerpo se ha debilitado, está tendido en cama.
Mis ojos han desfallecido.

El pecado me condena.
La culpabilidad me persigue a todas partes.
No me abandona ni un solo día.
No recuerdo como era mi vida antes de haberme rendido al pecado.

Mi memoria está inundada de recuerdos tristes.
Recuerdos que me agobian.
No consigo borrar ni una sola de mis iniquidades.
Todas ellas han hecho una tregua para destruirme.
Se han unido para acusarme delante de ti.
¡Quieren destruirme sin piedad alguna!
¡Así de abatida está mi alma!

Sin embargo, confío en Ti. 
Tú que eres un Dios misericordioso.
Has otorgado tu perdón a los peores pecadores de este mundo.

Eres grande en amor y misericordia. 
Tu amor es más grande, es más fuerte que mi pecado.
Con tu amor me rodeas, me atraes hacia Ti. 
Aún en medio del dolor hay esperanza.

¡Eres un Dios bueno!
Has perdonado mis pecados y has borrado mis iniquidades.
Con el sacrificio de Cristo en la cruz, me haz hecho libre de la esclavitud del pecado.

En Jesucristo está puesta mi confianza.
Jesucristo es suficiente para mí.
Me has dado mil motivos para amarte, le has dado paz a mi corazón y libertad a mi alma cautiva.

Autor: Madelin Reyes

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