Jesucristo, verdadero Dios (ll) | Lección 12 | Cristología

Jesucristo, verdadero Dios - Cristología

1. Jesús poseía conocimiento sobrenatural.

Una de las pruebas de la divinidad de Jesucristo es que poseía un conocimiento sobrenatural de otras personas, así como de cosas ocultas o futuras. Es cierto que la Parapsicología nos ha descubierto fenómenos como la clarividencia, la premonición, la telepatía, etc., mediante los que ciertas personas con determinada cantidad y calidad de fluido electromagnético (poderes ocultos) pueden conjeturar y hasta conocer a distancia, en el tiempo y en el espacio, hechos, cosas, personas, pensamientos, etc., que a los demás nos pasan desapercibidos; pero aun los mejor dotados de tales poderes están sujetos a limitaciones, no siempre gozan de la misma inspiración y, si se arriesgan en sus predicciones, fallan a menudo. En cambio, Jesús nunca conjeturó, siempre aseguró, y siempre acertó.

Abundan los textos evangélicos que lo confirman. Así, en Mt. 11:27, Jesús se reconoce a sí mismo como poseedor de un conocimiento del Padre, que es propio, en exclusiva, de las divinas personas (comp. con Jn. 10:15 y Lc. 10:22). En Mt. 21:2 vio a distancia el asna con el pollino (comp. con Mc. 11:2 y Lc. 19:30). En Mt. 24, Mc. 13 y Lc. 21 predice la destrucción del templo de Jerusalén, y las señales de su Segunda Venida y del fin de los tiempos. En Mt. 26:34, Mc. 14:30, Lc. 22:34 y Jn. 13:38 anuncia las negaciones de Pedro. En Mc. 14:14, 15 anuncia el lugar y la disposición del aposento alto donde han de celebrar la Pascua. En Lc. 5:5ss. Y Jn. 21:6, y contra el parecer de pescadores bien experimentados, sabe dónde hay abundancia de peces. En Lc. 20:13-15 anuncia su propia muerte, velada en la parábola de los labradores malvados (comp. con Jn. 3:14; 12:32; 18:32). En Jn. 1:42, 47, 48 da pruebas de conocer y ver personas y acciones, a distancia de tiempo y espacio (comp. con 11:14; 21:19). Finalmente, Jesús, no sólo sabía lo que pensaban otros, sino lo que había en el corazón del hombre, pues, conocía a todos» (Jn. 2:24, 25, comp. con 4:17, 18, 39; 6:64)

2. Jesús dio muestras de poseer atributos divinos.

Además de la omnisciencia, ya mencionada en el punto anterior, Jesús poseía:

A) La omnipresencia, que denota Jn. 3:13.

B) La omnipotencia, en Jn. 10:18, pues nadie sino el Omnipotente puede resucitarse a sí mismo.

C) La eternidad, en Jn. 8:58 (nótese el presente «YO SOY», en un contexto de antes que»); 17:5; Col. 1:17; Heb. 1:1, 2: Apoc. 1:11; 22:13.

D) La majestad infinita o santidad trascendente, que demanda la adoración debida únicamente a Dios, en Mt. 2:11 (adoración de los Magos); 14:33 (de los discípulos); 15:25 (de la mujer cananea); 28:9 (de María Magdalena y de la otra María); Lc. 24:52 (de los discípulos); Jn. 9:38 (del ciego de nacimiento, recién curado). Compárese con Mt. 4:10: Lc. 4:8; Hch. 10:25, 26; Apoc. 22:10, donde se reprueba la adoración a seres creados;

E) La bondad infinita o santidad inmanente, por la que Jesús, o sea, el Dios Salvador, es objeto primario de fe salvífica y de completa satisfacción, en Mt. 11:28; Jn. 5:24; 10:10; 11:25, 26; 14:1: «Creéis en Dios, creed TAMBIÉN en mí »; 6: «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida» (el que una persona se atribuya, con artículo determinado, una perfección pura, hasta identificarse con ella, reclama la infinitud del Ser Divino); 9: «El que me ha visto a mí, ha visto al Padre» (comp. con Col. 2:9 y Apoc. 21:23, vemos que el modo más perfecto de ver a Dios es a través de Jesucristo; si fuese posible ver al Padre sin pasar por Jesucristo, en Jn. 14:9 Jesús hubiese engañado a sus discípulos). Esta majestad y bondad divinas aparecen también, simbolizadas en la gloria o en la luz, atribuidas a Jesucristo (V. Jn. 1:14; 17:5, así como 1:9; 8:12; 12:44-46; comp. con 1 Jn. 1:5).

F) Poderes divinos en general, como aparece en Mt. 9:6 (perdonar pecados); 25:31ss. (Juzgar a las gentes); 28:18 "Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra" (Mc. 2:7ss. (Es paral, de Mt. 9:6); 4:39 (hace enmudecer al mar y al viento); Jn. 3:36 (es fuente de vida eterna, como el Espíritu Santo: comp. con 4:14, a base de 7:38, 39); 5:17ss. (Hace todo lo que hace el Padre; comp. con Prov. 8:22ss.); 10:28-33 (su mano tiene el mismo poder que la del Padre, puesto que ambos poseen en común el mismo ser divino vers. 30. Los judíos lo entendieron bien y por eso quisieron apedrearle por blasfemo vers. 33); 13:3 viene a ser un paralelo de Mt. 28:18 y nos recuerda Flp. 2:6ss. (En Jn. 13:3, como en Flp. 2:7, Jesús se despoja del manto de señor para tomar el delantal del siervo).


3. Jesucristo ejercitó actividades divinas.

3.1. Crear el Universo (Jn. 1:3; Col. 1:16; Heb, 1:2, 10).

3.2. Conservar lo creado (Col. 1:17: «todas las cosas en el subsisten», es decir, se sostienen en el ser; Heb. 1:3: «quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder», es decir, las sujeta como el puño, para que no se desvanezcan en la nada.

3.3. Salvar lo perdido (Mt. 1:21: «porque él salvará a su pueblo de sus pecados». Lc. 19:10; Jn. 1:12; 3:14-17: 5:40; 8:24; 14:6; Hech. 2:38; 4:12: 5:31).

3.4. Dar la gracia divina (2 Cor. 13:14; Heb. 4:16; 1 Ped. 1:2; Apoc. 22:1 - el río de trono de Dios y del CORDERO») agua de vida sale «del

3.5. Perdonar los pecados. Además de Mt. 9:6, ya citado en el punto anterior, tenemos Mt. 26:28; Mc. 2: 1 ss. y paralelos; Lc. 24:46, 47.

3.6. Presidir el Juicio Final, que es una prerrogativa divina (Mt. 7:21-23; 25:31 ss.; Jn. 5:22ss.)

4. Testimonios de autores no cristianos.

Nadie que se precie de persona culta, sin prejuicios, se atreve a negar la existencia histórica de Jesucristo. Pero no se puede pedir a un escritor no cristiano que afirme la divinidad de Jesús, Sin embargo, hay testimonios de autores de los dos primeros siglos de la era cristiana que dan fe de la creencia de los primitivos cristianos en la divinidad de Jesucristo. Vamos a escoger los dos más conocidos:

4.1. El primero es un romano, Plinio el Joven, gobernador de Bitinia, quien, en una carta dirigida el año 112 al emperador Trajano, escribe acerca de los cristianos:

"Tienen por costumbre reunirse en un determinado día antes del amanecer, cantan un himno a Cristo, a quien consideran como Dios, y se obligan mediante juramento solemne a no cometer ninguna acción vil y a abstenerse de todo fraude, robo y adulterio, a no quebrantar su palabra y a no ser desleales a quienes depositen en ellos su confianza."

4.2. El segundo es un judío famoso, Flavio Josefo, quien escribe:

«En ese tiempo surgió Jesús, hombre sabio, si es que realmente podemos llamarle hombre, pues obró maravillas, maestro de los hombres que reciben la verdad de buen grado... Este hombre era el Cristo. Y cuando Pilato lo hubo condenado a la cruz... los que le habían amado al principio, no claudicaron, porque se les apareció al tercer día resucitado; de éstas y de miles de otras maravillas más acerca de él, habían hablado los profetas. Y aun ahora, la tribu de los cristianos, así llamados por derivación del nombre de Cristo, no ha sido aún extinguida.»

Flavio Josefo escribía esto en el último tercio del siglo I de nuestra era; antes de que viese la luz el Evangelio según S. Juan.


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